Nuestros hijos son, probablemente, las personas a las que la mayoría de nosotros más queremos. Se trata de criaturas frágiles a las que hemos visto nacer, que nos han necesitado y conquistado desde el momento en que vinieron al mundo y por quienes daríamos todo. Proteger a la prole es algo natural para la mayoría de seres humanos y para muchos otros animales, llegando a menudo muchos progenitores a arriesgar o sacrificar su propia vida con tal de protegerles.
Y no solo a nivel biológico: nuestra cultura también pone a la familia y la protección y cuidado de ésta y especialmente de los retoños como una de las instituciones más importantes. Es por ello que casos como el de Bretón, el cual asesinó a sus dos hijos, han conmocionado a la sociedad. Estamos hablando de uno de los casos de filicidio más mediáticos de los últimos tiempos. Y es sobre este tipo de crimen, el filicidio, sobre el que vamos a hablar a lo largo de este artículo.
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Filicidio: el asesinato de lo propios hijos
Se conoce como filicidio el asesinato de la propia prole a manos de uno o ambos progenitores, independientemente del móvil de dicha acción o la metodología empleada para ello. El contexto en que se produce dicho asesinato u homicidio puede ser muy variable, pudiendo aparecer desde ante psicosis puerperales hasta la presencia de violencia intrafamiliar o el uso del menor como objeto para hacer daño al otro miembro de la pareja.
Con respecto a las víctimas, si bien el filicidio no hace referencia a la edad de la víctima por norma general tienen un mayor riesgo de sufrir violencia letal por parte de sus padres aquellos niños que tienen menos de seis meses de edad. Con respecto al sexo, en la sociedad occidental no se han detectado por lo general diferencias al respecto.
Se trata de un crimen que la mayor parte de la sociedad considera cuanto menos abyecto y antinatural y que es visto por lo general como algo infrecuente, pero que aunque no es habitual desgraciadamente se da en mayor proporción de lo que parece a simple vista. De hecho el filicidio es uno de los tipos de crimen que genera la mayor parte de muertes no naturales de niños, siendo una gran mayoría de muertes violentas de menores provocadas por los propios padres (el porcentaje de muertes violentas de niños por personas ajenas a la familia es de alrededor del 25%).
Estamos ante un gravísimo crimen de sangre duramente penado por ley, no solo ante el hecho de dar muerte a una persona de manera voluntaria sino por el agravante de que esta es llevada a cabo por alguien emparentado con la víctima abusando de la confianza y la vinculación de la víctima para con el asesino.
Además de ello en muchos de los casos estamos ante un asesinato en que existía una relación de dependencia y una gran diferencia en las relaciones de poder entre ambos, abusando de la diferencia en la fortaleza física o en la superioridad en edad, experiencia y dinámicas de poder y dependencia para el sustento e incluso la supervivencia de la víctima para con su verdugo.
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¿Filicidio o infanticidio? Diferencias
Lo cierto es que aunque el concepto resulta fácilmente entendible el término de filicidio no resulta tan conocido entre la población general, siendo mucho más habitual el uso del término infanticidio para este tipo de crímenes. Sin embargo lo cierto es que aunque un filicidio puede ser un infanticidio, no se trata de conceptos sinónimos sino que presentan diferencias claras entre sí.
En primer lugar mientras que infanticidio nos habla de la causación de la muerte de un niño o niña por parte de un adulto, hablar de filicidio implica que el autor de dicho muerte es una de las persona que mantiene relación filial con el menor: uno de los padres.
Un aspecto que tenemos también que tener en cuenta es que cuando pensamos en un filicidio solemos pensar en que el asesinado es un niño o niña, pero lo cierto es que el concepto hace referencia en realidad a la provocación intencional de la muerte de un hijo o hija independientemente de la edad de éste/a.
¿Cuáles son las motivaciones que suelen tener los filicidas?
Resulta difícil imaginar qué puede motivar a una persona a provocar activamente la muerte de uno o más de sus propios hijos. Sin embargo, algunos autores como Resnick han procurado hacer una clasificación general de los motivos que se han manifestado en diferentes casos. La investigación realizada reflejó las siguientes categorías o tipos de filicidio.
1. Filicidio altruista
Este tipo de filicidio suele producirse cuando el hijo tiene algún tipo de condición médica que le hace o se considera que le hará sufrir toda su vida, o bien padece algún tipo de enfermedad terminal. Se trata de provocar la muerte del hijo o hija como método de evitarle sufrimiento.
Otro subtipo de filicidio considerado altruista por quien lo realice es el que se vincula directamente al suicidio del propio agresor. El padre o madre pretende suicidarse y considera que sus hijos no podrán vivir o que resultaría injusto abandonarles, prefiriendo darles muerte antes de hacerles afrontar la situación.
2. Generado por psicosis o enfermedad mental
Aunque la consideración de que las personas que realizan este tipo de actos son personas con trastornos mentales es irreal, lo cierto es que en algunos casos sí se dan filicidios en contexto de enfermedad mental. Un ejemplo es durante algún tipo de brote psicótico, en el contexto de alucinaciones o delirios en que se confunda al hijo con un posible enemigo, perseguidor, asesino, alienígena o demonio. Otra opción es que se de en mujeres con depresión postparto, siendo de especial riesgo los primeros días.
3. Hijo no deseado
Este tipo de filicidio es motivado por el hecho de que el hijo en cuestión era no deseado por parte de los progenitores o por uno de ellos, o bien por no poder hacerse cargo del menor. Técnicamente algunos autores consideran como tal al aborto, si bien el filicidio suele reservarse para hijos ya nacidos. Un ejemplo menos dudoso y controvertido y más directo es el que se produce por negligencia de las necesidades del menor o abandono de este.
4. Filicidio accidental
Se considera como tal el filicidio que no tenía como objetivo provocar la muerte del hijo en cuestión, pero que termina desembocando en ella. Es frecuente en el contexto de maltrato intrafamiliar o violencia vicaria para doblegar la voluntad de la pareja en el caso de violencia de género. Puede ocurrir también en el contexto de una pelea.
5. Filicidio por venganza o utilitarista
La muerte del menor es utilizada como instrumento de tortura y venganza, generalmente para hacer daño a la pareja por algún tipo de daño o rechazo. Se trata de un tipo de violencia de vicaria dirigida no tanto hacia el propio menor (su deceso es para el agresor lo de menos) sino con la causación de daño a otra persona.
El filicida: características habituales
El hecho de matar a un hijo no es algo, como hemos dicho anteriormente, frecuente. Sin embargo, existen ciertas circunstancias y características que pueden facilitar la comisión de este tipo de actos.
Entre ellas se ha observado que muchos de los casos de filicidio se dan en personas con capacidad disminuida para la maternidad o paternidad. En algunos casos se ha dado una privación del afecto en la propia infancia del progenitor, viviendo la relación padres-hijos como algo negativo en el que no ha habido amor y posiblemente algún tipo de abusos.
Otros posibles factores de riesgo los encontramos con madres y padres jóvenes, cuyo primer hijo aparece antes de los 19, y con pocos recursos económicos y sociales. Por último otro perfil distinto incluye la presencia de características sádicas y psicopáticas, falta de vinculación emocional con el menor y uso de este como instrumento para manipular, controlar o agredir al otro (este último perfil se corresponde también con la del maltratador).