Un avance tecnológico permite ver un nuevo color por primera vez

Descubren una manera de experimentar un color jamás percibido hasta la fecha: se llama “olo”.

Un avance tecnológico permite ver un nuevo color por primera vez
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¿Es posible que aún existan colores que el ojo humano nunca haya visto? Un equipo de científicos de la Universidad de California en Berkeley ha logrado lo impensable: crear un color completamente nuevo, al que han bautizado como “olo”. Este azul verdoso de saturación extrema no puede verse en la naturaleza ni reproducirse en pantallas, y solo cinco personas en el mundo han tenido la experiencia de contemplarlo.

El secreto está en una innovadora tecnología óptica llamada Oz, capaz de estimular selectivamente los conos de la retina mediante microdosis de láser, expandiendo los límites conocidos de la percepción visual humana.

Antecedentes: ¿cómo vemos los colores?

La percepción del color en los seres humanos es el resultado de un complejo sistema biológico que involucra tres tipos de células fotorreceptoras en la retina, conocidas como conos. Cada tipo de cono es sensible a diferentes longitudes de onda de la luz: los conos S responden a las ondas cortas (azules), los conos M a las medias (verdes) y los conos L a las largas (rojas). Esta combinación permite que el cerebro interprete una amplia gama de colores a partir de la mezcla de señales provenientes de estos tres tipos de conos.

Sin embargo, el sistema visual humano tiene limitaciones intrínsecas. Debido a un fenómeno evolutivo, las longitudes de onda que activan los conos M y L se superponen en gran medida, lo que significa que aproximadamente el 85% de la luz que estimula los conos M también activa los conos L. En la naturaleza, no existe una longitud de onda capaz de estimular únicamente los conos M, lo que restringe la gama de colores que podemos percibir de manera natural. Esta limitación ha llevado a los científicos a preguntarse cómo sería la experiencia visual si fuera posible activar selectivamente solo un tipo de cono, especialmente los M, y si esto permitiría ver un color completamente nuevo.

La visión del color, por tanto, no es solo una cuestión de los estímulos externos, sino también del modo en que el cerebro procesa la información recibida de los conos. Hasta ahora, la ciencia había aceptado que la paleta cromática humana estaba limitada por la biología de estos tres tipos de fotorreceptores. El avance tecnológico que permite estimular de manera precisa y selectiva los conos individuales desafía este paradigma, abriendo la puerta a la posibilidad de experimentar colores que nunca antes habían sido accesibles para la percepción humana.

El desarrollo de la tecnología Oz

El desarrollo de la tecnología Oz representa un hito en la manipulación de la percepción visual humana, permitiendo por primera vez la creación de un color completamente nuevo a través de la estimulación selectiva de los conos de la retina. Esta innovación fue concebida por un equipo de investigadores de la Universidad de California, Berkeley, en colaboración con expertos de la Universidad de Washington, quienes combinaron ingeniería óptica avanzada, software de precisión y técnicas de imagen de alta resolución para mapear y estimular individualmente los fotorreceptores de la retina.

El proceso comienza con la obtención de un mapa detallado de la disposición de los conos S, M y L en la retina de cada participante. Utilizando sistemas ópticos capaces de identificar cada célula, los científicos programan el sistema Oz para dirigir un haz láser sobre una pequeña zona de la retina, emitiendo pulsos microscópicos de luz únicamente cuando el láser coincide con un cono específico que desean activar. El láser, de una sola longitud de onda -similar al de un puntero verde-, puede así estimular combinaciones precisas de conos, o, de forma inédita, únicamente los conos M, responsables de la percepción del verde.

La precisión de Oz es extraordinaria: puede controlar hasta 1.000 fotorreceptores simultáneamente, con una tasa de 100.000 microdosis por segundo. Esta capacidad permite no solo mostrar colores imposibles en la naturaleza, sino también proyectar líneas, puntos en movimiento e incluso imágenes simples directamente en la retina. El sistema incorpora seguimiento ocular en tiempo real, anticipándose a los micromovimientos del ojo para mantener la estimulación exacta y evitar que la percepción del nuevo color se disipe.

El nombre “Oz” fue elegido como referencia al viaje hacia lo desconocido, evocando la experiencia de descubrir un color tan brillante y saturado como el de la mítica Ciudad Esmeralda. Según los propios investigadores, Oz es más que un avance tecnológico: es una plataforma que permite explorar los límites de la percepción humana y responder preguntas fundamentales sobre la visión y el procesamiento cerebral del color.

El descubrimiento de “olo”: el nuevo color

El descubrimiento de “olo”, el nuevo color, marca un antes y un después en la historia de la percepción visual humana. Gracias a la tecnología Oz, los investigadores lograron estimular únicamente los conos M en la retina de los participantes, algo que nunca antes había sido posible con luz natural ni con métodos tradicionales. Al hacerlo, los voluntarios reportaron la aparición de un color completamente distinto a cualquier otro que hubieran visto antes, descrito como un azul-verde hipersaturado, intensamente brillante y carente de cualquier matiz amarillento o rojizo.

El proceso experimental fue meticuloso. Primero, los científicos mapearon la disposición exacta de los conos en la retina de cada participante, lo que permitió dirigir el láser de Oz con una precisión sin precedentes. Luego, mediante microdosis de luz, estimularon selectivamente los conos M, evitando la activación simultánea de los conos L y S. Cuando los participantes observaron el estímulo, describieron la experiencia como “ver un color imposible”, uno que no se encuentra en la naturaleza ni puede reproducirse en pantallas, pinturas o pigmentos convencionales.

Para validar el hallazgo, los investigadores realizaron pruebas de comparación. Mostraron a los participantes una gama de colores tradicionales, pidiéndoles que identificaran cuál se parecía más al nuevo color. Todos coincidieron en que “olo” no tenía equivalente en la paleta cromática habitual. Además, al introducir ligeros movimientos (“jittering”) en el láser, los científicos comprobaron que la percepción del color persistía, lo que descartaba la posibilidad de que se tratara de una ilusión óptica pasajera.

Los testimonios de los participantes reflejan el asombro y la dificultad de describir la experiencia. Uno de ellos afirmó: “Es como intentar explicar un color a alguien que nunca ha visto antes; simplemente no existen palabras”. Los propios investigadores reconocen que este descubrimiento desafía la comprensión tradicional de la visión y abre la puerta a nuevas formas de experimentar el mundo visual.

Implicaciones científicas y médicas

El avance que representa la tecnología Oz va mucho más allá de la mera creación de un nuevo color: abre un abanico de aplicaciones científicas, médicas y tecnológicas de enorme relevancia. Una de las áreas más prometedoras es la investigación de enfermedades oculares. Al permitir la estimulación selectiva de conos individuales en la retina, Oz facilita la simulación controlada de la pérdida de células fotorreceptoras, lo que ayuda a los investigadores a comprender mejor cómo evolucionan patologías que afectan la visión y a modelar sus efectos en sujetos sanos. Esta capacidad es clave para desarrollar tratamientos más precisos y personalizados para afecciones como la degeneración macular o la retinosis pigmentaria.

Otra aplicación destacada es el potencial para tratar el daltonismo. Al poder activar de manera artificial conos que no funcionan correctamente o están ausentes, Oz podría compensar las deficiencias cromáticas y permitir que personas con daltonismo experimenten una gama de colores más completa, incluso colores que antes les eran inaccesibles. Además, la tecnología podría simular la visión tetracrómica -una condición en la que se dispone de un cuarto tipo de cono y, por tanto, una percepción cromática superior- en personas con visión normal, abriendo la posibilidad de explorar dimensiones adicionales del color y comprobar si el cerebro humano es capaz de adaptarse a esta nueva información sensorial.

Sin embargo, Oz aún enfrenta limitaciones técnicas: el área de retina que puede estimular es pequeña y requiere que el usuario mantenga la mirada fija, además de depender de equipos voluminosos y especializados. A pesar de estos desafíos, el impacto potencial de Oz en la investigación de la percepción visual y en el tratamiento de trastornos oculares resulta revolucionario, marcando el inicio de una nueva era en la comprensión y manipulación de la visión humana.

Reflexiones filosóficas y científicas sobre la percepción

El descubrimiento del color “olo” no solo representa un hito tecnológico, sino que también plantea profundas cuestiones filosóficas y científicas sobre los límites de la percepción humana. Tradicionalmente, se consideraba que la visión del color estaba completamente determinada por la biología de nuestros conos retinianos y las combinaciones de estímulos que podían generar. Sin embargo, la creación de un color completamente nuevo, visible solo mediante una estimulación artificial específica, demuestra que el mundo visible es solo una fracción de la realidad que nos rodea y que existen universos de percepción aún inexplorados.

Este hallazgo desafía la idea de que nuestra experiencia sensorial es absoluta. Si la tecnología puede expandir nuestra paleta cromática más allá de lo que la naturaleza permite, cabe preguntarse qué otras realidades perceptuales permanecen ocultas, esperando ser reveladas por futuros avances. El hecho de que solo cinco personas hayan visto “olo” hasta ahora subraya lo limitado de nuestro acceso a ciertos aspectos de la realidad y sugiere que la percepción humana es un puente, no un destino final.

Además, la experiencia de ver “olo” invita a reflexionar sobre la capacidad del cerebro para interpretar y dar sentido a estímulos completamente nuevos. Como señalan los propios investigadores, este avance no solo redefine lo que entendemos por visión, sino que también nos obliga a reconsiderar los límites de nuestro conocimiento sensorial y la plasticidad de la mente humana frente a lo desconocido.

Conclusiones

El descubrimiento de “olo” demuestra que la tecnología puede expandir los límites de la percepción humana, permitiendo ver un color jamás experimentado. Aunque solo cinco personas lo han visto, este avance abre nuevas vías para la ciencia y la investigación visual.

  • Fong, J., Doyle, H. K., Wang, C., Boehm, A. E., Herbeck, S. R., Pandiyan, V. P., … & Ng, R. (2025). Novel color via stimulation of individual photoreceptors at population scale. Science Advances, 11(16), eadu1052.

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Javi Soriano. (2025, mayo 2). Un avance tecnológico permite ver un nuevo color por primera vez. Portal Psicología y Mente. https://psicologiaymente.com/neurociencias/avance-tecnologico-permite-ver-nuevo-color-por-primera-vez

Psicólogo

Javi Soriano es graduado en Psicología por la Universidad de Valencia y está acabando un Máster en Investigación Psicosocial. Le interesa todo lo que tiene que ver con las personas y la sociedad, pero le encanta leer y escribir sobre temas relacionados con el género, la sexualidad y las minorías. Es una persona muy curiosa a la que le encantan los debates y aprender de los demás.

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