En el mundo hay muchos sistemas diferentes de gobernar los países. Hay monarquías y repúblicas, países centralizados y países descentralizados, democracias plenas y dictaduras…
Los tipos de estado que podemos encontrar en el mundo son muy diversos, pero la mayoría se encuentran en alguna de las siguientes 16 tipologías que vamos a descubrir a continuación. Vamos a ello.
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Los 16 tipos de Estado y sus características
El estado es un concepto político que hace referencia a la organización social, política y económica de una sociedad. Para que una región del mundo sea considerada como estado soberano, además de ser reconocido como tal, debe contar con los tres elementos siguientes: un territorio delimitado, una población e instituciones.
Uno de los primeros en hablar del estado fue el filósofo italiano Nicolás Maquiavelo, quien usó este término para designar la organización política. A partir de ese momento, el concepto ha ido expandiendo su significado, haciendo referencia a varias estructuras de poder y dominancia que se consideran como los legítimos poseedores del poder sobre una determinada extensión de tierra.
En la teoría del contrato social se habla del estado como una especie de acuerdo que hacen las personas de forma individual, constituyendo una asociación la cual difiere de la institución de gobierno. Max Weber también trata el estado como una asociación, pero difiere de la teoría del contrato social considerando que es un acuerdo al que llega un grupo de personas que se impone sobre otros grupos de la sociedad, implicando de una u otra forma el beneficio de unos y la opresión de otros.
A lo largo de la historia han existido múltiples formas de Estado. De hecho, podríamos decir que cada país cuenta con la suya propia, puesto que cada nación ha contado con sus propias características sociales, demográficas, económicas y políticas particulares, las cuales influyen en la forma en cómo se han organizado. Pero pese a ello, se pueden agrupar todos ellos en categorías que comparten rasgos comunes y que se organizan en varios criterios.
1. Según el modelo territorial
De acuerdo al modelo territorial del estado, es decir, a qué grado de autonomía tengan las regiones que lo componen o en qué medida la capital decide todos los aspectos del estado, hablamos de:
1.1. Estado centralizado
En un estado con un modelo territorial centralizado podemos encontrar que es el gobierno central el que cuenta con prácticamente todos los poderes, dejando muy poca capacidad de decisión a sus regiones administrativas. Se trata de un modelo de estado en el que todos los aspectos del poder ejecutivo, legislativo y judicial son decididos en la capital.
Los municipios, las comarcas, las provincias, los departamentos o cualquier otra subdivisión intraestatal están subordinados por casi completo al poder central. De hecho, sus gobernantes y funcionarios son designados prácticamente desde la capital del estado y solo existe un ordenamiento jurídico para todo el territorio.
Ejemplos de estados centralizados son Francia, Portugal y la Ciudad del Vaticano.
1.2. Estado federal
Los estados con modelo territorial tipo federal están compuestos por varios estados con bastante autonomía. Prácticamente, estos estados son soberanos y libres, casi independientes con respecto al gobierno central pero están unidos a una entidad federal que conforma el país.
Estos estados tienen un elevado grado de descentralización política, radicalmente opuestos a los estados unitarios porque las entidades federativas llegan a decidir prácticamente todo. Cada estado tiene sus propias leyes, impuestos, sistema educativo, policía, nacionalidad... Tienen autonomía judicial y legislativa, aunque siempre sujetas a la constitución federal.
Alemania, Estados Unidos y Rusia son ejemplos de este tipo de estados.
1.3. Estado confederado
Comparte características con el estado federal, puesto que su modelo territorial implica la unión de dos o más estados con sus respectivas competencias. Sin embargo, en el caso confederado la descentralización es todavía mayor, implicando muchas más libertades.
El grado de autonomía de cada estado es tan grande que por poder pueden tener hasta su propio ejército y otras organizaciones defensivas a parte de las que se encuentren a nivel confederal. Se da plena independencia a todos los estados para poder defenderse de la forma más rápida posible sin necesidad de depender de permisos a nivel estado soberano.
No obstante, el poder es delegado a las autoridades confederales cuando se trata de cuestiones de ámbito internacional, algo que podemos observar en países confederados como por ejemplo Suiza.
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1.4. Estado Compuesto
El estado compuesto es un tipo de organización que surge de uno o varios estados soberanos. Se trata de entidades compuestas por varios estados, todos ellos prácticamente independientes, con su gobierno propio. Pueden ser federaciones, confederaciones y asociaciones de estados pero que siguen apareciendo en los mapas como naciones soberanas e independientes.
En el pasado este sistema era bastante común, sobre todo porque habían más monarquías que ahora y era frecuente que gracias a herencias dinásticas una misma persona desempeñara el papel de ser rey de dos o más países. Ejemplos históricos de ello los tenemos en Carlos I de España y V del Sacro Imperio, hijo de Juana “la Loca”, quien a su vez llegó a ser reina de Castilla, Aragón y Navarra como tres estados independientes.
Pero no hace falta viajar a la Europa tardomedieval para encontrar países compuestos. La extinta Unión Soviética es considerada por algunos como un ejemplo de estado compuesto, en el que cada una de sus repúblicas socialistas soviéticas tenía sus propio gobierno pero bajo las directrices del presidente de la Unión.
Otro ejemplo es la Comunidad Británica de Naciones, compuesta por países como el Reino Unido, Australia, Nueva Zelanda o Belice, cada uno con su propio ejército, gobierno soberano, nacionalidad y demás pero con un mismo jefe de estado, Isabel II del Reino Unido.
1.5. Estado autonómico
Existe el caso de países que si bien se constituyen en un único estado, sus regiones administrativas gozan de bastante poder. Se trata del estado autonómico, un modelo territorial a medio camino entre el unitario y el federal, puesto que si bien sigue existiendo una única soberanía nacional sus regiones pueden escoger en materia de educación, sanidad, idioma propio y política interna.
Este sistema es propio de España y, en cierta medida, está vigente en Italia. Todo el país se considera una nación soberana, con su ejército, presidente, ministros y jefe de estado, pero las regiones gozan de presidentes autonómicos, consejeros con competencias similares a las ministeriales y parlamentarios que funcionan de forma similar al congreso de los diputados pero con menor poder.
1.6. Modelos macroestatales
Los modelos macroestatales son un concepto muy novedoso y no se corresponde con una organización de estado, sino de varios estados soberanos que por distintas razones se unen para conseguir un objetivo común, que beneficie a todos. Todos ellos gozan de plena soberanía, pero tienen que dar explicaciones a una entidad que, aunque elegida por ellos de forma acordada, tiene competencia por encima de ellos.
Un ejemplo de ello es la Unión Europea, una entidad supranacional producto de que varios países de Europa se hayan aliado, acordado ceder progresivamente su poder creando una entidad estratégica a medio camino entre los Estados Unidos, un estado soberano, y la OTAN, una alianza política y económica compuesta de varios estados totalmente independientes.
Cada país de la UE es libre y conserva su idiosincrasia, con su ejército, poder ejecutivo y jefe de estado. De hecho, sus países miembros son tan diferentes que hay prácticamente de todo: monarquías como España y repúblicas como Italia, estados autonómicos como el español, estados centralizados como Francia, federaciones como Alemania, países con dependencias autónomas como Finlandia y sus islas Åland. Hay de todo.
El motivo de la existencia de la UE se debe a la necesidad de unificar la política exterior, defensa, seguridad y economía. El continente europeo, pese a ser históricamente muy importante, es pequeño, tanto que en un mundo cada vez más globalizado no tiene sentido que haya más de 30 países europeos con su propia moneda y ejércitos que van a su libre albedrío, mientras países mucho más grandes como China, Brasil y Rusia van tomando un papel cada vez más relevante en el mundo.
2. Según su forma de gobierno
Los estados se pueden diferenciar según cómo se gobierne el país.
2.1. Monarquía
Las monarquías son estados en los que el jefe de estado es un rey. El rey o la reina suele serlo porque es hijo o hija del monarca anterior, subiendo al trono cuando su predecesor falleció o abdicó. En la antigüedad las monarquías eran la forma de gobierno más común en Europa, sobreviviendo muchas de ellas hasta principios del siglo XX. Países como Francia, Italia, Rusia, Alemania (o Prusia) y Portugal han sido reinos a lo largo de buena parte de su historia.
El rey puede tener competencias reales con respecto a su país, pudiendo encargarse de la administración de la justicia, la legislación, el manejo de las fuerzas armadas y demás; no obstante, también puede suceder que su papel sea más bien simbólico, ostentando simplemente el título de rey de su país. En función del poder real que tenga el monarca hablamos de diferentes tipos de monarquía.
Las monarquías absolutas son aquellos reinos en los que el jefe de estado y el jefe del ejecutivo recaen en la misma persona, el rey. Prácticamente tiene poderes absolutos, no teniendo restricción alguna en términos políticos, administrativos e, incluso, religiosos. Un ejemplo moderno de monarquía absoluta es Arabia Saudí.
Las monarquías constitucionales se corresponden con las de la mayoría de reinos modernos. Son estados en donde el rey es el jefe de estado, pero no de gobierno, teniendo más bien pocas competencias a la hora de decidir la política de su país.
El gobierno de la nación recae en el presidente o primer ministro y se obedece una constitución. España, Reino Unido, Suecia y Japón son ejemplos de estados con monarquías constitucionales.
Existen monarquías semiconstitucionales, en las cuales hay una constitución pero el rey o la reina tiene ciertos poderes por encima de ese texto. Ejemplos de este sistema de gobierno son Mónaco, Bahrein y Marruecos.
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2.2. República
Tal y cómo es definida, una república es todo aquel estado en el que no haya una monarquía, independientemente de si hay democracia o no. El poder ejecutivo y el título de jefe de estado no son heredados, sino adquiridos por medio de diferentes mecanismos.
La idea fundamental de las repúblicas es que el poder no reside en una sola persona, sino en un grupo o, al menos, en una persona que ha sido escogida por el pueblo. Cabe decir, no obstante, que si bien la idea de democracia está muy asociada a las repúblicas, muchas dictaduras son, técnicamente, gobiernos republicanos al no ostentar el poder un monarca.
2.3. Aristocracia
De acuerdo con Aristóteles, la aristocracia es el gobierno de unos pocos. Se conoce también como el gobierno de los mejores, de la élite que aspira, al menos, a conseguir que el estado funcione lo mejor posible.
Se trata de un sistema de tipo republicano en el que el poder lo manejan las clases nobles y privilegiadas. Si bien entre esos aristócratas puede haber personas con linaje real, no es una monarquía por el simple hecho de que el poder no recae en una única persona.
2.4. Democracia
La idea pura de democracia es la de que todos los ciudadanos puedan ser elegibles para mandar y electores para quien manda, no habiendo títulos heredables ni tampoco restricciones sobre quién puede presentarse como candidato al gobierno. En las democracias existe división de poderes y los gobernantes son elegidos a través de la elección popular.
Esta idea suele estar relacionada con la república, pero esto no quiere decir que todas las repúblicas sean democráticas ni que las monarquías no puedan ser democracias. Siempre y cuando el gobierno pueda ser escogido por el pueblo respetándose libertades individuales y los derechos humanos, se considerará que ese estado es una nación democrática.
España, Francia, Italia, Estados Unidos, Japón, Finlandia, Suecia y Canadá son ejemplos de democracias plenas.
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2.5. Socialismo
Los estados socialistas son gobiernos que, de forma constitucional, tratan de construir una sociedad socialista. Esto quiere decir que los medios de producción son públicos, propiedad del gobierno para el pueblo, y que se intenta que los bienes sean repartidos de forma justa.
Este sistema de gobierno plantea que debe existir una organización racional de la economía, haciendo que sea el propio pueblo quien administre los recursos. Para lograr tal objetivo, el sistema plantea que no deben existir ni clases sociales ni la propiedad privada de los medios de producción.
En la actualidad solo hay cinco países que se consideran socialistas: República Popular China, Corea del Norte, Cuba, Vietnam y Laos.
3. Según el tipo de abuso político que se cometa
Existen otras formas de gobierno que, de una u otra forma, se pueden solapar con los tipos de estado que hemos visto. No hacen referencia al modelo territorial ni a quien es el jefe de estado o en qué medida el pueblo puede decidir qué pasa con su país, sino que son tipos de estados de acuerdo a qué tipo de abuso político realiza la clase dirigente.
3.1. Dictadura
Una dictadura es todo estado en el que prácticamente no existen libertades políticas ni sociales y donde el gobierno se concentra en una sola persona, el dictador. Este tipo de gobierno se asemeja a una monarquía absoluta, pero suele suceder que el dictador lo es no por haber heredado el poder, sino por habérselo arrebatado a quien lo ostentaba antes de él.
En las dictaduras no hay división de poderes con lo que el dictador y sus colaboradores ejercen el mando de manera totalmente arbitraria. Es en este punto en el que más se diferencia de los regímenes democráticos, puesto que en las dictaduras quienes gobiernan lo hacen para beneficiar a los adeptos al régimen, no a la mayoría de la sociedad.
La España franquista, la Italia de Mussolini y Corea del Norte son ejemplos de países gobernados dictatorialmente.
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3.2. Totalitario
Hablamos de un estado totalitario como aquel en el que el gobierno trata de tener poder absoluto del todo los aspectos de la sociedad, incluso de los más íntimos y nimios. La justicia, la población, el territorio, la lengua, la religión, la economía… todo se intenta controlar, sin pedir consentimiento ni permiso a la sociedad.
No hay libertades políticas ni sociales, y los derechos individuales brillan por su ausencia. Se trata de dominar absolutamente todo y la intolerancia hacia lo diferente es una actitud muy común entre quienes ostentan el poder. Alemania nazi, la Unión Soviética y la China comunista durante el siglo XX fueron estados muy totalitarios.
3.3. Tiranía
La tiranía es un régimen de poder absoluto que también es ejercido por una sola figura. Sin embargo, a diferencia de los regímenes totalitarios, los tiranos son personas que ejercen el poder según su voluntad y sin justicia, tomando el poder por la fuerza y ejecutando medidas arbitrarias, provocando el temor entre la población. Es gobernar sin pensar en el pueblo para nada.
3.4. Oligarquía
La oligarquía es un sistema de gobierno similar a la aristocracia, puesto que también se trata de un sistema de gobierno en el que una clase selecta y privilegiada ostenta el poder político del estado.
Sin embargo, los gobiernos oligárquicos están viciados, en el que la clase dirigente no se preocupa por el bien común de la sociedad sino por sus intereses como clase privilegiada. Se beneficia a unos pocos, pero se gobierna a toda la sociedad. Aristóteles habla de la oligarquía como una degeneración de la aristocracia.
3.5. Demagogia
De acuerdo con Aristóteles, la demagogia es la degradación de la democracia. Es un tipo de estado en el que los gobernantes han sido escogidos democráticamente, pero valiéndose de apelar a los sentimientos y emociones del pueblo para conseguir su aprobación más que en convencerlos de que ellos mejorarán la sociedad.
Los gobernantes demagogos consiguen serlo generando una fuerte división en la sociedad, haciendo creer que hay una amenaza inminente o que los del otro partido son los enemigos de la sociedad. Además, infunden la idea de que no hay nadie mejor que ellos para gobernar y que, en caso de que ganen los otros, será el fin del país tal y como lo conocían.
En los estados con un gobierno demagógico suele pasar que, lejos de invertir sabiamente los fondos públicos, estos acaban siendo malgastados en banalidades como poner más banderas, gastarlo en la selección nacional de algún deporte o construir un muro para evitar que entren inmigrantes ilegales. La sanidad, la educación y el empleo son aspectos más bien secundarios para los gobernantes que se valen de estrategias demagógicas.