El mielencéfalo es una vesícula embrionaria, es decir, es una parte del sistema nervioso en formación. Aunque no se puede encontrar en el cerebro adulto como tal, sí que es la precursora de una estructura fundamental, dado que cumple con varias funciones básicas para nuestra supervivencia.
A continuación vamos a ver más a fondo qué es el mielencéfalo, a qué se corresponde en el cerebro postnatal, qué fases de desarrollo neurológico pasa y qué funciones están asociadas a la estructura en la que se acaba convirtiendo.
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¿Qué es el mielencéfalo?
El mielencéfalo es una vesícula secundaria del tubo neural, esto es, el sistema nervioso embrionario en formación, que se sitúa en la zona del romboencéfalo.
A lo largo del desarrollo embrionario, esta parte del cerebro se prolonga hasta convertirse en la médula oblongata, también conocida como bulbo raquídeo, además de formar parte del canal central. A pesar de disponer de un tamaño reducido, el mielencéfalo se convierte en una parte que contribuye con varios sistemas y funciones.
El mielencéfalo también está incluido en parte del cuarto ventrículo, concretamente en la parte inferior del mismo. Por otro lado, en su parte interior podemos encontrar la formación reticular, una parte del cerebro que interviene en la regulación de varias funciones básicas.
Al igual que sucede con otras estructuras formadas a partir del rombencéfalo, el mielencéfalo y, concretamente, su estructura madurada, el bulbo raquídeo, juega un rol muy importante en el control de los impulsos humanos más básicos, como estar alerta, la atención y el ciclo del sueño y la vigilia, además de estar detrás de varios reflejos fundamentales para la supervivencia.
En muchos aspectos, el mielencéfalo es una estructura de paso entre lo que será el encéfalo, es decir, cerebro y cerebelo, y la médula espinal. Esto se puede ver en base a la organización funcional y la forma que presenta, muy similares a las de la médula.
Desarrollo embriológico
Como hemos comentado, el mielencéfalo es una vesícula secundaria del tubo embrionario, a medio camino entre las vesículas primarias del mismo tubo y las estructuras más o menos desarrolladas posteriores durante el desarrollo embriológico. Es decir, no es una parte del cerebro adulto, pero sí que una parte del cerebro adulto está formadaa partir de esta estructura, siendo concretamente el bulbo raquídeo.
Son dos fases las que se pueden destacar en cuanto a su desarrollo
1. Primera fase: del tubo neural al mielencéfalo
Cuando empieza a formarse el feto, dentro del vientre materno, éste presenta una estructura que será la precursora del sistema nervioso: el tubo neural. Este tubo se irá especializando con el paso de las semanas, formando estructuras neurológicas más complejas, como el cerebro maduro y los nervios.
Sin embargo, antes de que el tubo neural se convierta en el sistema nervioso postnatal tal y como lo conocemos, éste se tiene que segmentar en diferentes partes:
Las tres primeras partes son las conocidas como vesículas primarias, que se forman más o menos a las tres semanas de la concepción: el prosencéfalo, el mesencéfalo y el rombencéfalo.
Luego, las vesículas primarias se segmentan formándose las secundarias. El prosencéfalo se segmenta en dos partes, el telencéfalo y el diencéfalo, y el rombencéfalo se divide en el metencéfalo y el mielencéfalo. Esta parte del desarrollo neurológico ocurre a la quinta semana.
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2. Segunda fase: del mielencéfalo a la médula
Como hemos comentado, el mielencéfalo es una estructura que se podría situar a medio camino entre el cerebro propiamente dicho y la médula espinal. Esta se va desarrollando hasta convertirse en el bulbo raquídeo, bien diferenciable del resto del cerebro y de la médula espinal a partir de la semana número 20 de gestación.
Partes y contenido del mielencéfalo
Si bien el mielencéfalo es una estructura embrionaria, su versión adulta, la médula oblongada o bulbo raquídeo, se puede encontrar en el tallo cerebral, sirviendo de conexión entre la médula espinal y el encéfalo, estando situada en el punto de Varolio. Podemos ver que esta estructura es el origen aparente o contiene parte los siguientes componentes:
- La parte inferior del cuarto ventrículo.
- El nervio glosofaríngeo (IX par craneal).
- El nervio vago (X par craneal).
- El nervio accesorio (XI par craneal).
- El nervio hipogloso (XII par craneal).
- Una porción del nervio vestibulococlear (VIII par craneal)
Funciones
Como precursor de la médula oblongada, podríamos considerar que el mielencéfalo forma parte del sistema nervioso autónomo. El bulbo raquídeo se encarga de regular multitud de funciones básicas relacionadas con los reflejos de supervivencia. Además, también participa en funciones cerebrales más complejas, como lo son la atención, el estar alerta o el ciclo del sueño y la vigilia. A continuación las explicamos con más detenimiento.
1. Respiración
El mielencéfalo está relacionado con la regulación del ciclo respiratorio. El bulbo raquídeo monitoriza constantemente los niveles de acidificación en la sangre, evitando que estos lleguen a niveles que impliquen daños a nivel orgánico.
Una vez la médula oblongada detecta que está ocurriendo esto, envía señales nerviosas a los tejidos musculares intercostales, es decir, los músculos que se encuentran entre las costillas, activándolos para efectuar los movimientos respiratorios.
De esta manera estos músculos pueden aumentar su ritmo de contracción, haciendo que entre más oxígeno en la sangre y que esta adquiera los niveles de pH adecuados para que no se dé daños en el organismo.
2. Control cardiovascular
Además de la función respiratoria, el bulbo raquídeo se encarga de regular varios componentes de la actividad cardíaca y, consecuentemente, del sistema circulatorio. Si bien no es la única estructura que se encarga de regular la actividad del corazón, sí que se trata de una de las más importantes.
El bulbo raquídeo se encarga de excitar al sistema nervioso simpático para que, así, aumente el ritmo de los latidos del corazón. Esto es especialmente importante para aquellas situaciones en las que se requiere un mayor esfuerzo físico, como cuando hacemos deporte o estamos ante una situación amenazante, para facilitar la activación de respuestas de lucha o huida.
Pero, además, se encarga de producir el efecto contrario, esto es, disminuir la frecuencia cardíaca mediante la activación del sistema nervioso parasimpático. Como cabe esperar, esta función será necesaria en situaciones opuestas, como lo son la relajación o estados de baja alerta.
Además de incrementar y reducir el latido cardíaco, el bulbo raquídeo regular la presión sanguínea por medio de mecanismos de vasodilatación y vasoconstricción.
3. Estado de alerta y reflejos
Debido a la función del bulbo raquídeo sobre los sistemas simpático y parasimpático, el desarrollo del mesencéfalo es de suma importancia para la regulación de todos los procesos que tienen que ver con la atención, el estado de alerta y, como ya hemos comentado anteriormente, el ciclo del sueño y la vigilia.
Por último, la estructura adulta del mesencéfalo está relacionada directamente con la realización de varios reflejos e instintos fundamentales para la supervivencia, que se producen, de forma automática e inconsciente, ante la presencia de varios estímulos. En base a las investigaciones, se sabe que el bulbo raquídeo es el componente cerebral principal detrás de comportamientos parcialmente involuntarios, como toser, estornudar, el reflejo de deglución, vomitar y tener náuseas o el reflejo maseterino.
Referencias bibliográficas:
- Carlson, N.R. (2014). Fisiología de la Conducta (11 Edición). Madrid: Pearson Educación.
- Kandel, E.R.; Schwartz, J.H. & Jessell, T.M. (2001). Principios de neurociencia. Cuarta edición. McGraw-Hill Interamericana. Madrid.
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