En la actualidad, la salud mental es un tema ampliamente extendido entre la población, sobre todo joven.
Esto presupone un fantástico avance en términos de normalización de un asunto antiguamente estigmatizado, pero sin dudas se constituye como un arma de doble filo. Veamos a continuación algunos de los principales riesgos que reviste la expansión masiva de este tipo de información.
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El autodiagnóstico y las redes sociales
Evidentemente, el autodiagnóstico nunca va a ser una forma recomendable de aproximarse a la comprensión sobre los fenómenos de la salud mental.
Hemos visto como los posteos sobre la misma han proliferado de manera exponencial en los últimos años y evidentemente hay un esfuerzo de muchas y muchos profesionales para acercar a las personas las ideas sobre la misma temática, pero termina teniendo sus efectos indeseables: al simplificar mucho el lenguaje de la psicología y la psiquiatría para hacerlo comprensible a quienes no son expertos, también se le quita parte de la riqueza de su contenido y fondo.
A la ya extendida práctica del autodiagnóstico de todo tipo de enfermedades en buscadores como Google, se le suma muchas veces información de aún peor calidad debido a la liviandad de muchos de los mencionados posteos, que no poseen mayor información acerca de sus fuentes.
Lo anterior es más peligroso entre los adolescentes. Existe una especie de sobre identificación (y con mucha ligereza) con las posibles sintomatologías de los distintos cuadros propios de la psicopatología, lo que los lleva muchas veces a encasillarse en categorías y enfermedades cuyos aspectos centrales no manejan, o no del todo. Muchas veces esto resulta en fenómenos de naturaleza identitaria, dentro de los que el autodiagnóstico pasa a ser un elemento central en la definición de la persona que lo utiliza.
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Búsqueda de likes fáciles, el error de algunos profesionales
Todo lo señalado hasta ahora pasa a ser todavía más peligroso cuando el internet y las fuentes que del mismo emergen se utilizan como sustituto respecto al criterio profesional. Y lamentablemente en el contexto de una cultura que valora lo instantáneo, lo rápido y también que pondera muy positivamente la lógica de la autoayuda, esto ocurre demasiado.
Peor aún es cuando vemos profesionales de la salud mental entregando diagnósticos rápidos en espacios distintos al clínico, en medios de comunicación masiva, ya que contribuyen al profundizar en la lógica anterior simplemente para ganar visibilidad y obtener beneficios propios que pueden alejarse de los principios éticos básicos que debieran regir las profesiones que se hacen cargo de la salud mental.
Que se entreguen “tips” o consejos simples por lo general no tiene nada de malo. Un consejo no es lo mismo que una intervención psicoterapéutica. El primero tiene que ver más con una solución sencilla aplicable a una generalidad de casos.
Las intervenciones psicoterapéuticas, en cambio (cuyo lugar es el de la clínica y la consulta), tienen sentido en la particularidad del problema de una persona y la búsqueda de alternativas y soluciones que ayuden en el alivio del mismo. Por lo general lo que se encuentra en las redes es más lo primero, pero sin duda no es recomendable si se intenta aplicar lo segundo.
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La diferencia entre la normalización y la trivialización
Existe una diferencia fundamental entre la normalización y la trivialización del sufrimiento involucrado en la experiencia humana. Que se normalice como parte de la vida resulta hasta deseable, entendiendo normalizar como que pase a formar parte de nuestras conversaciones cotidianas, que se acepte el hecho de que lo mental es tan importante como cualquier otro fenómeno involucrado en la salud o que se empiece a tener un conocimiento más generalizado sobre el tema.
La trivialización es otro asunto: no porque sepamos que una psicopatología o algún tipo de sufrimiento pueden ser altamente prevalentes en la sociedad y que cada vez tengamos más experiencias compartidas sobre lo mismo significa que por ello deban perder su atención o percepción de riesgo. En ese contexto emergen los peligros más grandes que se observan en las redes sociales: cuando todas estas temáticas pasan a ser prácticamente un objeto de consumo o un espacio de apropiación de una experiencia generacional, como ocurre principalmente entre adolescentes.
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Cómo distinguir la información útil
Resulta complicado dar lineamientos generales al ser tan variado el tipo de información que circula, pero en términos amplios es importante saber quiénes son los que la producen, en qué temáticas son expertos y cuáles son sus fuentes.
Diego Andrés Astorquiza Césped
Diego Andrés Astorquiza Césped
Psicólogo
Ocurre en la psicología y la psicoterapia que existen muchas corrientes o enfoques de pensamiento que pueden ser muy diversos e incluso contrarios entre ellos en algunos de sus planteamientos, lo que no reviste en sí mismo un problema, siempre y cuando se presenten argumentos sustantivos de fondo que fundamenten lo que se está publicando y exponiendo. Los tres parámetros mencionados con anterioridad pueden ser de utilidad para analizar la calidad de dichos argumentos.