Las vías cerebrales son rutas que conectan diferentes regiones del cerebro. En este artículo conoceremos una de las vías dopaminérgicas, la vía tuberoinfundibular. Esta vía está relacionada con una hormona muy importante: la prolactina.
Veremos qué importancia tiene esta vía, y además conoceremos las otras tres vías dopaminérgicas más importantes, muy relacionadas con la esquizofrenia u otros trastornos psicóticos.
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Vías dopaminérgicas
La vía tuberoinfundibular es una de las 4 vías dopaminérgicas que tenemos en el cerebro. Las otras tres son: la vía mesolímbica, la mesocortical y la nigroestriada.
Cada vía dopaminérgica es en realidad una ruta cerebral de neuronas que transmiten la dopamina de una zona del cerebro a otra. La dopamina ha sido y es, de los neurotransmisores más relacionados con la esquizofrenia, como veremos más adelante.
Vía tuberoinfundibular: características
A nivel neuroanatómico, la vía tuberoinfundibular se proyecta desde el hipotálamo hasta la glándula pituitaria anterior. Más concretamente, va de un núcleo muy concreto del hipotálamo mediobasal, llamado núcleo arcuato (también llamado región tuberal), hasta la eminencia medial o región infundibular. Por otro lado, el término “infundibular” se refiere al infundíbulo, una estructura a partir de la cual se desarrolla la glándula pituitaria o glándula hipófisis.
La vía tuberoinfundibular tiene influencia en la secreción de algunas hormonas por parte de la hipófisis, como la prolactina (esta es una hormona que, entre otras funciones, tiene la de segregar leche durante la maternidad), y que se segrega más concretamente en la adenohipófisis.
Así, las neuronas dopaminérgicas de esta vía suelen ser activas e inhibir la liberación de prolactina; es decir, que la presencia de dopamina en la vía tuberoinfundibular inhibe la síntesis de prolactina, y además favorece la síntesis de somatotropina.
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Bloqueo de la vía: hiperprolactinemia
Los antipsicóticos clásicos que actúan reduciendo la dopamina en pacientes con psicosis o esquizofrenia, acaban generando el efecto secundario de un aumento anormal de los niveles de prolactina. Esto ocurre porque bloquean los receptores de D2 (dopamina), reduciendo su nivel y por extensión, inhibiendo el funcionamiento de la vía tuberoinfundibular.
El aumento de los niveles de prolactina en sangre a través de la vía tuberoinfundibular, llamado hiperprolactinemia, implica una serie de síntomas:
Por un lado, se produce un aumento en la segregación de leche en etapas de postparto (durante la lactancia materna), así como la presencia de galactorrea (secreciones mamarias espontáneas fuera del período de lactancia), ginecomastia (aumento de las glándulas mamarias) y mastodinia (dolor de mamas).
Además, la hiperprolactinemia también puede producir irregularidades en el ciclo menstrual de las mujeres, problemas visuales, dolor de cabeza, amenorrea y otros posibles problemas, tales como disfunciones sexuales (por ejemplo, afecta de forma importante a la fertilidad y reduce el deseo sexual).
La hiperprolactinemia aparece tanto en hombres como en mujeres.
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Las otras vías dopaminérgicas
Además de la vía tuberoinfundibular, existen otras tres vías dopaminérgicas que están implicadas en diferentes procesos hormonales y del organismo; además, y como hemos mencionado, algunas de ellas se han relacionado de forma importante con la esquizofrenia.
Destino y origen
La vía mesocortical va del área tegmental ventral (ATV) del tronco a diversas áreas de la corteza, especialmente a la corteza límbica y a la corteza prefrontal dorsolateral. La vía mesolímbica va desde los cuerpos celulares dopaminérgicos del área tegmental ventral (ATV) a las áreas límbicas del cerebro, tales como el núcleo accumbens. Finalmente, la vía nigroestriada va de la sustancia negra a los ganglios basales o estriados (sistema extrapiramidal).
Relación con la esquizofrenia y el Parkinson
El hiperfuncionamiento de la vía dopaminérgica mesolímbica se ha relacionado con la sintomatología positiva de la esquizofrenia (recordemos que los síntomas positivos engloban las alucinaciones,los delirios, el comportamiento desorganizado, etc.).
Por contra, el hipofuncionamiento de la vía dopaminérgica mesocortical se ha relacionado con los síntomas negativos de la esquizofrenia (abulia, anhedonia, tendencia al aislamiento, aplanamiento afectivo, etc.).
Por su parte, la vía nigroestriada se ha relacionado con otras patologías como el Parkinson (su bloqueo implica una reducción de los niveles de dopamina, y ello se relaciona con el Parkinson, produciendo síntomas como la acatisia y la distonía). Por contra, un aumento de la dopamina en la vía nigroestriada se relaciona con trastornos hipercinéticos como la corea o los tics. Si se bloquea el receptor DA2 en esta vía de forma crónica, aparece discinesia tardía.
Referencias bibliográficas:
- Carlson, N.R. (2005). Fisiología de la conducta. Madrid: Pearson Educación.
- Netter, F. (1989). Sistema nervioso. Anatomía y fisiología. Barcelona: Salvat.
- Rosenweig, M., Breedlove, S., Watson, N. (2005). Psicobiología: una introducción a la neurociencia conductual, cognitiva y clínica. Barcelona: Ariel.
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