Fatiga de Zoom: características, síntomas, causas y qué hacer

Veamos qué es la fatiga de Zoom y cómo nos afecta, sobre todo en las videollamadas por trabajo.

Fatiga de Zoom

Con la llegada de la pandemia y del trabajo en casa, se han comenzado a presentar algunos fenómenos inesperados para la salud mental, como lo es la fatiga de Zoom.

A lo largo de este artículo veremos en qué consiste y de qué manera nos afecta en un contexto en el que las videollamadas están cada vez más normalizadas.

¿Qué es la fatiga de Zoom?

Empecemos definiendo el término "fatiga de Zoom". Este hace referencia a un fenómeno psicológico caracterizado por la sensación de cansancio y falta de energía después de haber pasado todo el día en medio de videoconferencias o siendo personas observadas a través de una cámara.

Esta situación parece ser no solo el resultado del tiempo que se pasa en medio de estas actividades, sino que también hay incidencia de otros factores. A continuación, exploramos algunos de ellos y algunas opciones para evitarla.

Causas

Estas son las pricipales causas de la fatiga de Zoom.

1. Presencia de la cámara

De acuerdo con un estudio cuyos resultados han sido publicados en Journal of Applied Psychology bajo el título "The fatiguing effects of camera use in virtual meetings: A within-person field experiment", el hecho de tener la cámara encendida en los encuentros virtuales puede ser causal de fatiga de Zoom. Este hecho puede estar relacionado con la necesidad de mostrar una imagen profesional frente a los compañeros de trabajo y superiores, y a una sensación de observación constante que no es igual a la que se presenta en medio del trabajo presencial.

En la vida real, se puede evitar la presión de sentirse observado por personas desconocidas o poco cercanas mirando hacia otros lugares o hacia el suelo, como se haría cuando se está en el ascensor. En el contexto laboral, el espacio está distribuido de forma que las personas no están observando sus rostros entre sí todo el tiempo y solo se generan algunas interacciones entre algunos sujetos.

Pero en medio de una reunión virtual, todos los rostros se proyectan en la pantalla, y hay una observación de todos los participantes entre sí, creándose una sensación comparable a estar en un autobús siendo observado por todos los pasajeros, lo cual contribuye a la experiencia de ser evaluado por los demás.

El hecho de tener la cámara encendida también genera una conciencia elevada sobre uno mismo, llevando a pensar en la imagen que se está proyectando ante todos los espectadores de la reunión. También se puede sentir presión por observar constantemente al hablante o host de la reunión para evitar dar una mala impresión.

Además, las señales no verbales de los participantes pueden ser fuente de confusión y ansiedad para todos los participantes de los eventos, ya que los gestos y expresiones se vuelven poco entendibles a falta de un contexto para interpretarlos y de no saber a quién van dirigidos o qué situación los generó.

2. Observando un espejo durante todo el día

Una situación que ocurre en las sesiones de Zoom o en cualquier otra de las plataformas de videoconferencia tiene que ver con el hecho de observar la propia imagen durante la mayor parte del rato que dura la interacción con el otro (a menos que se elija la opción de ocultar esta imagen, que viene determinada con el programa).

Esto incrementa las posibilidades de juzgarse a sí mismo con mayor frecuencia, lo cual podría ser positivo para algunas personas para mejorar su apariencia o comportamientos, pero en muchos otros casos puede significar una fuente de estrés. Esta situación tiende a afectar de forma más fuerte a mujeres que a hombres, quienes podrían dirigir una atención negativa hacia sí mismas. Sin embargo, la observación constante podría afectar también a los hombres.

3. Sobrecarga de estímulos

En relación con el factor anterior, se puede encontrar la diferencia que existe entre la comunicación no verbal presencial y la comunicación no verbal en medio de la virtualidad. En las interacciones en persona, los gestos faciales y corporales fluyen con mayor facilidad y en pocas ocasiones se piensa sobre lo que se está comunicando. Sin embargo, a través de los encuentros virtuales se puede generar una conciencia excesiva sobre lo que se está comunicando a través del lenguaje no verbal y hay una demanda mucho más alta de recursos cognitivos para compensar esas limitaciones del formato virtual de la interacción.

En las interacciones online, no solo se necesita hacer un esfuerzo por estar presente y comunicar un mensaje de forma natural como se haría de forma presencial, sino que también se necesita arreglar el espacio en el cual se ubicará la persona, configurar la cámara para grabar un determinado espacio, pensar en los gestos que se realizarán y si quedarán encuadrados en la imagen que recibe el interlocutor, y observar constantemente a la cámara para dar la noción de que se está observando al interlocutor a los ojos, algo que a la larga resulta poco natural y requiere de esfuerzos deliberados. Estas acciones también dan lugar a que se puedan dar más errores en medio de la comunicación, y contribuyen así a la fatiga de Zoom.

4. Causas corporales de la fatiga

Para mantener la imagen propia en el campo de visión de las personas que atienden las conferencias se requiere permanecer quieto en una silla durante la mayor parte del día.

La mayoría de personas tiende a estar cerca de la pantalla y del teclado durante muchos minutos seguidos, lo cual puede derivar en un factor que contribuye a la fatiga de las personas. En el caso de las videollamadas, las personas pueden sentir que, debido a diversas normas culturales, deben colocarse en una posición en la cual sean visibles para sus compañeros de trabajo, lo cual agrega un factor adicional al malestar generado por los factores psicológicos que hemos visto.

Fatiga por videollamada

Consecuencias y efectos psicológicos

Una consecuencia importante se encuentra en que la fatiga generada por las reuniones virtuales repercute en la expresión de la voz y el compromiso de los trabajadores o estudiantes, que se refleja en una falta de aportes, y de deseo de participar de los encuentros online.

Esto ocurre como resultado de que la expresión de la voz y el compromiso son algunos comportamientos que pueden ser evaluados y juzgados por los compañeros de trabajo, lo cual puede llevar a las personas a evitar hablar o mostrarse “enganchados” con los temas desarrollados en las conferencias para no poder ser evaluados.

Al mismo tiempo, la fatiga demanda recursos cognitivos, y eso dificulta que las personas puedan enfocarse en la expresión de su voz o en el compromiso que muestran en los encuentros virtuales ante las demás personas.

El malestar no se relaciona de forma directa con las reuniones atendidas al día

Se podría pensar que el fenómeno está relacionado con las diversas reuniones que las personas tienen que atender en un mismo día. Sin embargo, algunos estudios han indicado que a pesar de que la cantidad de personas que atiende reuniones virtuales se ha incrementado exponencialmente desde la llegada de la pandemia y el trabajo en casa, la duración de las reuniones ha disminuido en un 11.5 por ciento en comparación de las reuniones presenciales.

Las mujeres y los empleados nuevos son los más afectados

Se ha observado que las mujeres se ven más afectadas por la fatiga de Zoom debido a una sensación de presión mayor por alcanzar estándares sociales de belleza y de presentación y de competencia para desempeñarse.

Los empleados nuevos pueden sentirse presionados a presentar una mejor imagen para mantener su trabajo y para evitar dar una imagen de principiante.

¿Qué hacer para combatir este fenómeno?

En ocasiones se hace imposible apagar la cámara como resultado de las políticas de las instituciones en las que nos encontramos; sin embargo, existen algunas prácticas que pueden ayudar.

1. Tomar pequeños descansos

Tomando en cuenta las consecuencias de observar la imagen propia y de los demás durante todo el día, una acción adecuada que se puede realizar es minimizar la ventana de la reunión virtual que se está observado o mover la mirada y cambiar de posición.

Es posible que todos los compañeros de trabajo sientan los mismos efectos psicológicos y corporales en medio de las reuniones virtuales y por tanto comprenderán la necesidad de cambiar de posición o de moverse por un momento para evitar los efectos de este fenómeno.

2. Reducir los estímulos presentes en la pantalla

De acuerdo con los estudios presentados anteriormente, una causa importante de la fatiga de Zoom se encuentra en una conciencia elevada sobre lo que los demás van a pensar de nosotros, aumentada por la imagen de nosotros mismos en la pantalla.

Un consejo para esta situación puede ser ocultar la imagen propia en Zoom o en cualquier otra plataforma de videollamada que se esté usando.

Otro consejo útil es evitar fijarse en los estímulos presentados en los videos de los compañeros, como el entorno en el cual se encuentran.

3. Hacer opcional el uso de la cámara y planear un orden del día

En caso de estar en un cargo ejecutivo, puede ser adecuado hacer opcional el uso de la cámara en las reuniones, debido a que la fatiga puede verse aumentada en ocasiones en las que se está compartiendo el espacio con muchas personas y algunas son desconocidas.

También puede ser adecuado tener la figura de un facilitador que ayude al desarrollo de la comunicación en medio de grupos grandes, facilitando la creación de puntos en las reuniones y de momentos en los cuales las personas deben hablar. Esto puede evitar las consecuencias negativas de analizar constantemente lo que los demás pensarán de los aportes realizados y así se reducirán las consecuencias negativas que tiene la fatiga de Zoom.

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