Seamos realistas, son pocos los individuos a los que les apasiona ir a trabajar y que disfrutan plenamente con lo que hacen. ¿Tú eres de esos que no soporta ir a trabajar? Bienvenido al club... porque no estás solo. Si ya se hace duro levantarse por las mañanas para tomar unas tostadas rápidamente y salir corriendo hacia la oficina, si encima tienes un jefe (o jefa) que se encarga de que el lugar de trabajo sea lo más parecido al infierno, vivir se hace muy duro.
Jefes hay de muchos tipos, y seguro que a lo largo de tu vida te has cruzado con alguno que te ha amargado la existencia. Pues hoy vamos a hablar de los jefes tóxicos, esos jefes que no queremos ver ni en pintura.
Los jefes tóxicos afectan negativamente al bienestar de los empleados
La relación de los superiores con los subordinados ha sido fruto de diversos estudios en el ámbito laboral, y los psicólogos de las organizaciones se han interesado por esta relación por muchos motivos, pero principalmente porque una buena relación entre los jefes y los empleados aumenta la productividad y los resultados de la compañía. No menos importante es saber que, aunque muchas empresas no presten la debida atención a este fenómeno, el estilo de liderazgo de los superiores afecta al bienestar de los empleados.
El bienestar de los empleados también está íntimamente relacionado con los resultados de la empresa. Y por eso, las organizaciones deberían tener especial cuidado a la hora de valorar esta variable, porque el estrés y el malestar laboral, entre otras causas, pueden ser fruto de una relación tóxica entre estos actores.
Un estilo de liderazgo tóxico y unas malas habilidades de liderazgo por parte de los superiores puede provocar fenómenos como el conflicto de rol, la ambigüedad de rol o la sobrecarga de rol, que a su vez pueden provocar sentimientos negativos en los empleados: como el de querer dejar la empresa o tener una pobre sensación de pertenencia hacia la compañía.
El liderazgo transformacional para un mejor bienestar de los empleados
El mundo organizacional ha sufrido grandes cambios en las últimas tres décadas debido a la globalización, y el estrés se ha convertido en un problema muy serio para las empresas. La crisis ha creado situaciones realmente complicadas para los trabajadores, que se han tenido que adaptar a los cambios y a un entorno laboral menos seguro. Por no decir que sus expectativas son muy distintas a las de hace solo unos lustros, igual que sus necesidades.
Los estudios sugieren que uno de los estilos de liderazgo que mejor encaja con los tiempos que corren es el liderazgo transformacional. Los líderes transformacional emplean niveles altos de comunicación para conseguir los objetivos y aportan una visión de cambio que consiguen transmitir a los empleados. Son grandes motivadores y aumentan la productividad de los trabajadores que están a su cargo. Con su carisma causan un gran impacto sobre sus subordinados y se ganan la confianza, respeto y admiración. Todo lo contrario que los jefes tóxicos.
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Cuatro de cada diez jefes son tóxicos
Y es que hay más jefes tóxicos de lo que pensamos. Al menos eso se puede leer en el diario El Mundo, pues en uno de sus artículos se hacía eco de una afirmación que aparece en el libro, Nuevo management para dummies. Según este texto, cuatro de cada 10 jefes son tóxicos.
Además, en el mismo periódico aparece una lista de cinco perfiles de jefe tóxico que, según Ana María Castillo y Juan Carlos Cubeiro, dos reconocidos profesionales con una amplia experiencia en el ámbito universitario y empresarial, crean un mal ambiente laboral y afectan negativamente a los empleados. Son los siguientes:
- El acosador o intimidador, caracterizado por humillar a sus subordinados y dar órdenes abusando de su poder.
- El microdetallista, que es incapaz de delegar porque piensa que nadie está a la altura.
- El adicto al trabajo, que piensa que los turnos laborales son de 24 horas.
- El todo-números, que solo da valor a los resultados económicos.
- El favoritista, que no es justo ni imparcial.
Características de un jefe tóxico
¿Pero qué características en común presentan de los jefes tóxicos? Estos son los 11 rasgos característicos de los jefes que han perdido su sentido de la equidad.
1. Son arrogantes y no comunican bien
Los jefes tóxicos son arrogantes y no se comunican de manera correcta con los subordinados. Piensan que siempre tienen la razón y esperan que los demás acepten sus palabras sólo por el hecho de ser el jefe.
2. No tienen en cuenta las necesidades de los empleados
Los jefes que han perdido el sentido de su función en la empresa nunca tienen en cuenta las necesidades de los empleados, pues solo piensan en los números. No son conscientes de que lo trabajadores son el motor de la empresa y, por tanto, hay que cuidarlos.
3. Son autocráticos
Los jefes tóxicos solo permiten que ellos tomen decisiones y fijen las directrices sin la participación del grupo. Son ellos quienes concentran todo el poder y nadie desafía sus decisiones.
4. Son fácilmente irritables
Los malos jefes tienen poca paciencia y se irritan con facilidad. Puesto que no están abiertos a las ideas de los demás, no quieren que les molesten. Los jefes tóxicos no son conscientes de que la verdadera riqueza de su organización es el capital humano.
5. Son inflexibles
Los jefes tóxicos son mentalmente cerrados y tienen pánico al cambio, por lo que son poco innovadores. La falta de innovación, en la mayoría de ocasiones, dificulta la adaptación al mercado moderno y, por tanto, el progreso de la organización.
6. Son demasiado controladores
Este tipo de jefes controlan en exceso. Es por eso que, al supervisar todas y cada una de las tareas que realizan sus subordinados, merman la capacidad creativa de estos.
7. No tienen confianza en sí mismos
Pueden aparentar que tienen confianza en sí mismos, pero la realidad es que no es así. Un líder con confianza en sí mismo no tiene miedo a delegar cuando es necesario, ni tiene miedo en valorar las opiniones del grupo. Su inseguridad les convierte en jefes tóxicos.
8. Tienen expectativas irreales
Los jefes tóxicos tienen expectativas irreales, por lo que suelen exigir más de lo que deben a sus empleados. No solo eso, sino que son poco agradecidos cuando los demás hacen las cosas bien, puesto que solo se centran en lo negativo.
9. Discriminan
Los jefes sin estilo están llenos de prejuicios. De hecho, suelen tener una mentalidad sexista y racista, además de otros comportamientos discriminatorios.
10. Gestionan mal el tiempo
La planificación, tanto del trabajo como del tiempo es primordial a la hora de liderar equipos, pues puede ser una fuente de estrés si no se hace correctamente. Uno de los problemas de los jefes tóxicos es la incapacidad para gestionar y priorizar su tiempo de un modo correcto y eficaz, lo que puede llevar a la saturación de tareas y de responsabilidades. Al final, su la mala gestión del tiempo la pagan sus subordinados.
11. No dan pie a la creatividad
Los malos jefes son incapaces de reconocer el talento y la creatividad de sus empleados. Se rigen por normas y dinámicas rígidas, sin dejar ningún margen a la improvisación. Esto causa que los empleados tengan funciones totalmente mecánicas y no logren desarrollar sus capacidades. Es un error común, y la empresa es la principal perjudicada de esta actitud.