El TOC es visto, en muchas ocasiones, más como una peculiaridad que como lo que es realmente, un trastorno psicológico, y como todo trastorno éste implica intromisión en la vida de la persona quien lo padece.
Es por ello que las personas con este trastorno deben recibir tratamiento, ya sea este en forma de psicoterapia o con psicofármacos, para que puedan tener una mejorar significativa de su calidad de vida.
En este artículo veremos los principales medicamentos para el TOC, sus efectos adversos, sus precauciones y los mecanismos que explican por qué son beneficiosos para las personas diagnosticadas con el trastorno.
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¿Qué es el Trastorno Obsesivo-Compulsivo?
El Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC) es el cuarto trastorno más común, estando tan solo por detrás de las fobias, las adicciones y la depresión. Los primeros síntomas de este problema psicológico se manifiestan ya en la infancia, agravándose a medida que el individuo va creciendo. Entre las conductas más destacables de los pacientes con este trastorno encontramos rituales, perfeccionismo y manías, comportamientos los cuales aparecen en épocas de especial estrés.
Aunque a que la gravedad del trastorno es muy variable, en función del tipo de conductas que el paciente manifieste, por regla general suele implicar un alto grado de intromisión en su vida. Pese a ello, son pocas las personas quienes buscan ayuda profesional, calculándose que solamente entre el 35% y el 40% de quienes padecen TOC asisten a terapia por voluntad propia.
Dado que el TOC ahonda sus raíces en aspectos de personalidad del individuo quien lo padece, no se puede hablar de un tratamiento que llegue a ‘curarlo’ del todo. Es por ello que, en la mayoría de los casos, la terapia va encaminada a poder ayudar al paciente a adquirir control sobre sus obsesiones y compulsiones, más que eliminarlas por completo. Por este motivo los pacientes con el trastorno deberán acudir a terapia de por vida, en la mayoría de los casos.
Las dos vías principales de tratamiento para el TOC, las cuales tienen evidencia científica detrás, son la psicoterapia, en especial la terapia cognitivo-conductual (TCC), y los fármacos. Tratamientos alternativos como la homeopatía, la fitoterapia, la meditación, el ejercicio o el Mindfulness, a día de hoy, carecen de la adecuada evidencia científica para demostrar una mejora significativa en la vida del paciente, aunque no por ello signifique que estos últimos tratamientos no puedan ser potencialmente terapéuticos.
Los medicamentos para el TOC
Son varios los medicamentos para el TOC, aunque su uso varía en función de las características de la persona, la gravedad de sus obsesiones y compulsiones, lo eficaces que hayan sido tratamientos anteriores y aparición de efectos adversos.
Antidepresivos
Habitualmente, la primera opción de tratamiento es el uso de antidepresivos. Puede que el nombre de este grupo de fármacos induzca a pensar, erróneamente, que solo se prescriben para la depresión, pero lo cierto es que contribuyen a tener un estado anímico eutímico, es decir, no patológico. Dado que el TOC es un trastorno de ansiedad, y los antidepresivos se usan también para este tipo de trastornos, no es de extrañar que tengan uso para este trastorno en concreto.
Los antidepresivos son fármacos que contribuyen a regular, sobre todo los niveles de serotonina, un neurotransmisor, en la hendidura sináptica, evitando que sea recaptado y llevado al interior de la neurona.
Entre los más especializados en esta función encontramos los Inhibidores Selectivos de la Recaptación de Serotonina, cuya acción recae exclusivamente en la recaptación de este neurotransmisor. Entre estos fármacos encontramos la fluoxetina (Prozac), la fluvoxamina, la paroxetina (Paxil, Pexeva), el escitalopram (Lexapro), el citalopram (Celexa) y la sertralina (Zoloft).
En el caso de niños que hayan sido diagnosticados con TOC, los dos fármacos antidepresivos que se suelen recetar son la sertralina, para aquellos que tienen más de 6 años, y la fluvoxamina, para los mayores de 8.
Otros antidepresivos utilizados para el TOC son los Inhibidores de la Recaptación de Serotonina y Noradrenalina, fármacos que, además de actuar sobre los mecanismos de recogida de la serotonina, intervienen en otros neurotransmisor, en este caso, la noradrenalina. Entre los fármacos dentro de este grupo encontramos la venlafaxina y la mirtazapina, y se recurre a ellos cuando, una vez prescritos los ISRS, éstos no han sido eficaces para el paciente o, además de TOC, presenta también depresión.
También es de importante mención un antidepresivo de tipo tricíclico utilizado para el TOC: la clomipramina (Anafranil).
Entre las precauciones de los antidepresivos, ya sean ISRS o ISRN, encontramos el que no se deberían recetar en mujeres embarazadas o que estén amamantando, personas mayores ni aquellas personas quienes sufran problemas cardíacos.
Cabe decir que, aunque la mayoría de los antidepresivos son seguros, se corre el riesgo de que fomenten a aparición de pensamiento suicida e intentos autolíticos. Se ha visto que niños y adolescentes a quienes se les ha recetado estos fármacos pueden tener un aumento de la ideación suicida, especialmente durante las primeras semanas del tratamiento o cuando la dosis del medicamento ha sido modificada. No obstante, estos efectos adversos son temporales, habiendo mejora significativa a largo plazo.
Aunque los antidepresivos no se consideran adictivos, sí que es posible que se produzca cierta dependencia física a los mismos. Esta dependencia es diferente a lo que se entiende por adicción, pero sí que requiere que la interrupción del tratamiento se haga de forma pautada, reduciendo progresivamente las dosis en vez de parar el tratamiento de golpe. De hacerlo así es posible que la persona manifieste síntomas de abstinencia, lo que es conocido como síndrome de discontinuación.
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Antipsicóticos
Otro de los grupos de fármacos utilizados para tratar médicamente el TOC son los antipsicóticos. Estos medicamentos no se usan por separado, sino en combinación con ISRS, dado que mejoran sus efectos terapéuticos, reduciendo de forma significativa los síntomas del trastorno.
Entre los más utilizados encontramos el risperidona (Risperdal), el haloperidol (Haldol), la olanzapina (Zyprexa), la quetiapina (Seroquel) y el aripiprazol (Abilify).
Otros fármacos
En la actualidad se está investigando sobre el uso de varios fármacos alternativos, en especial aquellos que intervienen sobre las vías glutamatérgicas cerebrales. Los más estudiados son la memantina (Namenda), el topiramato (Topamax) y el riluzol (Rilutek).
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