Abandono emocional: ¿qué es y cómo nos puede afectar?

Vamos a conocer qué efectos psicológicos puede tener este sentimiento.

Abandono emocional

Todos queremos ser aceptados y queridos, ya sea por nuestra familia, pareja o grupo de amigos, dado que las relaciones sociales son algo que está dentro de la naturaleza humana y siempre queremos que sean lo más saludables posibles.

Sin embargo, a veces ocurre que sentimos que un ser querido no nos dedica la suficiente atención o que se muestra distante y frío, sin saber exactamente a qué es debido.

El abandono emocional es algo que puede vivirse con profundo sufrimiento y no todo el mundo tiene por qué manifestar las mismas consecuencias. En este artículo abordaremos este sentimiento, además de relacionarlo con algunos trastornos en los que adquiere un papel importante.

¿Qué se entiende por abandono emocional?

El término ‘abandono emocional’ es algo difícil de definir, dado que depende de cómo lo viva cada uno y el significado que le otorgue. Intentando definirlo de la manera más objetiva posible, el abandono emocional es un estado subjetivo en el que una persona se siente poco deseada, dejada de lado o que se ha perdido una fuente de sustento emocional, ya sea de golpe o paulatinamente.

Como se trata de una situación de abandono, la ruptura del vínculo emocional se da de forma unilateral, es decir, una de las dos personas implicadas en la relación, ya sea familiar, de amistad o íntima, deja de formar parte de ésta sin previo aviso o de forma muy brusca. Al suceder esto, la otra persona, quien siente apego hacia quien le ha abandonado, sufre las consecuencias emocionales como resultado de haber sido rechazada.

Señales

Ya sea en una pareja, entre amigos o en una familia, hay varias señales que indican que se está dando una situación de abandono emocional.

No obstante, estas pueden ser tan sutiles que no se lleguen a percibir y no se dé una situación de alarma. Aunque se puedan ser comportamientos muy simples y que aparentemente no se hacen con mala intención, a la larga se tornan en muy dañinos. Algunas de las señales más comunes son:

1. Hablar de temas rutinarios y de forma superficial

Cuando dos personas que se quieren apenas dedican a charlar unos pocos minutos al día, hablando de temas insulsos como el tiempo, puede degenerar en una situación en la que uno de ellos no se sienta lo suficientemente querido por el otro.

También, en el ámbito de las amistades o con la familia, esto puede hacer que a la larga la relación se vaya enfriando, haciendo que personas con quienes se comparte mucho, como la sangre, parezcan completos desconocidos.

2. Cuando hay otras personas, cada uno habla solo con los suyos

A veces pasa que cuando se sale con la pareja, uno de los amantes tiene más relación con el grupo de amigos que el otro, o no comparten las mismas amistades.

Aunque no tiene por qué ser una señal que indique algo grave, el hecho de que cada uno de los dos se dedique a conversar con sus amigos y dejar de lado al otro puede indicar que hay una cierta intención de ‘descansar’ de la pareja.

Si esta situación se repite en varias ocasiones puede indicar que ambos tienen interés de ignorarse mutuamente cuando hay otras personas, aprovechando esta situación social.

3. Desconfianza

Cuando dos personas, ya sean hermanos, padres, amigos o novios, sienten que no pueden contar con el otro para asuntos importantes, es un claro indicador de que hay una falta de confianza.

A su vez, la falta de confianza contribuye a que se dé una situación de abandono emocional, porque la víctima siente que no es tomada lo suficientemente en serio ni tampoco valorada, una situación muy dolorosa.

4. Desinterés por el afecto del otro

Los seres humanos, como animales sociales que somos, necesitamos afecto. Caricias, abrazos, besos y palabras de halago son aspectos que, aunque pudieran parecer nimios, no lo son.

Cuando una persona a la que se quiere no responde correctamente a estos actos, o le da muy poca importancia, puede generar sensación de rechazo.

Una buena relación es aquella en la que ambos se sienten igualmente queridos, y se corresponden mutuamente cuando se muestra actos afectivos.

Consecuencias y trastornos asociados

Las personas que han sido abandonadas emocionalmente pueden manifestar un amplio abanico de problemas asociados, que pueden variar en cuanto a su gravedad y repercusión en la vida diaria. Los tipos de síntomas más comunes suelen ser de tipo depresivo, como tristeza, pérdida de interés por actividades que antes eran placenteras además de evitar interactuar con otras personas, ya sea por miedo a ser herido de nuevo o por falta de ganas.

Cabe decir que este tipo de situaciones forman parte de la vida de todos, y es por eso que no se debe caer en el error de que el sufrir abandono emocional implicará necesariamente el desarrollo de un trastorno psicológico, sin embargo puede ser un factor de riesgo. Una persona que está pasando por un proceso de este tipo puede desenvolverse de forma totalmente adaptada en su día a día, solo que lo hará pasando por una mala racha.

1. Ansiedad por separación

Este tipo de ansiedad es vista por muchos como una importante fuente de angustia y de disfuncionalidad en el individuo.

La separación del cuidador hace que se genere una situación que es caldo de cultivo para que se dé la percepción del abandono emocional.

Perder una relación genera incertidumbre en el individuo. No saber si volverá o no la persona querida, sea un padre o la pareja, junto con el miedo de no saber si se podrá superar esta adversidad genera tensión emocional.

La ansiedad por separación puede hacer que la persona quien la sufra se pregunte cosas como si es digno de amor, si él/ella es responsable de que la pareja, amistad o pariente le haya dejado de lado, si se va a ser capaz de encontrar a otra persona…

Esto, combinado con el malestar que ya ocasiona el sentimiento de abandono, hace que la persona se autoevalúe constantemente, buscándose defectos y puntos débiles.

2. Trauma psicológico y Trastorno de estrés postraumático (TEPT)

Aunque esto puede ser debido a un caso extremo, lo cierto es que hay personas quienes manifiestan síntomas propios del TEPT cuando se rompe la relación con un ser querido.

El vivir constantemente el sufrimiento emocional puede generar una situación traumática, que si bien no tiene por qué llegar a ser patológica, producirá importantes secuelas en la forma de comportarse de la persona.

Si la ruptura de la relación fue brusca, la persona puede temer que, en futuras relaciones, vuelva a ocurrir este hecho, viviendo una situación de constante miedo a que el pasado se repita.

3. Trastorno límite de personalidad (TLP)

De entre los síntomas más característicos del TLP se encuentran el miedo a la crítica y el rechazo social, además de un gran temor a ser abandonado.

Las personas que sufren este trastorno se muestran muy sensibles en cuanto a la relación con otras personas, además de dificultad para controlar sus emociones e impulsividad.

También puede ir acompañado de inseguridad con respecto a su propia identidad y tener pensamientos paranoicos.

4. Otros problemas

Como ya se ha dicho, el abandono emocional, si bien es una situación desagradable, no tiene por qué implicar patología.

Ante la vivencia de una de estas situaciones la persona puede pasar por muchos sentimientos diferentes, en función de lo vivido y de su personalidad.

Algunas personas se odian a sí mismas, dado que ven indicios de que lo que ha sucedido es debido a su culpa y, por tanto, creen que podrían haberse comportado de otra forma para evitarlo.

Otras desarrollan una muy baja autoestima, pensando que el hecho de haber sido abandonadas, especialmente en las relaciones padres-hijos, es debido a que no lo vale, que no es como la otra persona le gustaría que fuera.

Pero la más impredecible es la sensación de indefensión, sobre todo cuando lo vivido ha ocurrido de forma súbita. La persona trata de buscarle explicaciones a algo que no necesariamente tiene por qué tenerlas, llevándola a un bucle en el que le costará mucho salir y, como respuesta, temerá a volver adentrarse en una relación.

¿Es posible superar el abandono emocional?

Aunque como ya hemos mencionado el abandono emocional no es un síntoma característico de un trastorno en específico, ni tampoco por sí mismo permite diagnosticar a nadie, lo cierto es que existen formas de tratar este problema.

Aunque la persona que lo manifiesta esté adaptada socialmente, el abandono emocional siempre es algo que genera malestar, aunque sea normal. Si es necesario aplicar un tratamiento para poder conferir a la persona que demanda de ayuda profesional de aquellas herramientas que le permitan superar este estado, así debería ser.

Son varios los tratamientos, ya sean enfocados para personas sin psicopatología como aquellas que sí la manifiestan, que permiten tratar de forma efectiva este problema.

La popular Terapia Cognitivo Conductual se ha mostrado eficaz para tratar los síntomas asociados a la depresión, trastornos de la ansiedad y TEPT. También existe la terapia centrada en las emociones o terapia de regulación emocional, útil en depresión.

La terapia dialéctica es útil para abordar los sentimientos negativos e impulsivos presentes en el TLP, junto con la terapia de aceptación y compromiso, la cual se enfoca en evitar que el paciente rememore recuerdos que le producen sufrimiento.

Aunque todos estos tratamientos son útiles, hay que indicar que si una persona está sintiendo que un ser querido la está abandonando emocionalmente, el primer paso para ver hasta qué punto esto es cierto debería ser el de hablar con su ser querido. Siempre y cuando se a posible, se deberá abordar el tema, hablar de los sentimientos que se están viviendo y si se debe a algo que hiciera la persona quien lo está sufriendo. A veces, una conversación profunda y sincera puede ser el mejor de los remedios para la relación.

Referencias bibliográficas:

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Nahum Montagud Rubio. (2019, octubre 4). Abandono emocional: ¿qué es y cómo nos puede afectar?. Portal Psicología y Mente. https://psicologiaymente.com/psicologia/abandono-emocional

Graduado en Psicología con mención en Psicología Clínica por la Universidad de Barcelona. Postgrado de Actualización de Psicopatología Clínica en la UB.

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