Vivir con adicción no es para nada sencillo, así como tampoco lo es ser familiar de una persona con esta enfermedad. No siempre hace falta experimentar en carne propia un problema para también padecer sus consecuencias, y esto es lo que pasa dentro de un núcleo familiar cuando uno de sus miembros se convierte en víctima de una adicción.
En cualquier contexto, contar con el apoyo de la familia siempre hará una diferencia positiva, pero se sabe que la convivencia con una persona con esta condición trae consigo dinámicas muy complejas, por lo que no siempre es fácil estar ahí para ayudar.
En el siguiente texto hablaremos de cómo acompañar a un hermano que atraviesa una adicción desde la empatía y el entendimiento, pero sin descuidar el bienestar propio en el proceso.
Comprender la adicción como una enfermedad
Es común escuchar que la adicción es culpa de la persona, que es solo falta de ganas para salir de ahí. Pero, ¿sabes qué? No es así. La adicción es una lucha real, no una simple decisión equivocada, y por eso se necesita mucho más que fuerza de voluntad para superarla.
También es cierto que, con el tiempo, el consumo frecuente de sustancias altera el equilibrio psíquico, lo que genera que la persona pierda el control de sus acciones y decisiones, lo que hace que cada aspecto de su vida se vea afectado negativamente.
Ante esta creencia es común escuchar frases como: “si realmente quisiera, ya lo habría dejado” o “solo es cuestión de proponérselo”. Sin embargo, estos prejuicios no ayudan a generar soluciones. La adicción no se resuelve con simples consejos o con “mano dura” por parte de la familia. Se requiere de empatía y entendimiento, ya que el proceso de recuperación no será sencillo, pero sí será posible.
Cómo acompañar a un hermano con adicción
Para lograr un acompañamiento efectivo a un hermano con adicción hace falta tener en cuenta algunas recomendaciones como:
1. Evitar la confrontación y la agresividad
Ver a un hermano hacerse daño a sí mismo y no saber qué hacer para ayudarlo puede provocar enojo y frustración. Sin embargo, expresar estas emociones a través de la confrontación y la agresividad no van a generar un cambio positivo ante la realidad.
Abordar a la persona dándole a entender que está arruinando su vida y la de su familia puede llevar a la culpa y la vergüenza, emociones que en muchas ocasiones pueden reforzar el consumo en vez de motivar el cambio.
En lugar de confrontar con acusaciones o amenazas, es más efectiva la comunicación desde la preocupación genuina. Expresar cómo nos sentimos sin culpar al otro puede abrir espacios de diálogo más saludables.
Por ejemplo, déjale claro que te preocupa lo que está pasando y que quieres entender cómo se siente. Además, enfatiza en que no quieres juzgar, sino más bien deseas saber cómo puedes ayudarle sin que lo sienta como un ataque.
Escuchar de forma activa, sin interrupciones ni intentar dar soluciones inmediatas permitirá crear un espacio de confianza. A veces, lo que más necesita la persona es sentir que alguien está ahí para escuchar, pero sin reprocharle ni acusarle.
2. Establecer límites que sean saludables para ambas partes
Aunque el apoyo es fundamental, es igualmente importante establecer límites, ya que, sin darnos cuenta, podemos caer en comportamientos que, en lugar de ayudar, pueden fomentar la adicción. Estas actitudes pueden manifestarse en acciones como:
- Justificar su comportamiento ante otras personas.
- Darle dinero que podría usar para consumir.
- Hacerle favores que eviten que enfrente las consecuencias de su conducta.
Establecer límites no significa dejar de querer o rechazar del todo a esa persona. Esto significa marcar una línea clara entre el cariño y lo que no se está dispuesto a permitir.
De esta manera, no solo protege el bienestar propio, sino que estas acciones también ayudan a que ese familiar pueda ver con mayor claridad la necesidad de un cambio.
3. Buscar ayuda profesional y fomentar el tratamiento
No es particularmente efectivo lograr la recuperación de una adicción en soledad. El apoyo familiar es importante, pero no puede reemplazar el trabajo de profesionales especializados. Existen distintas opciones de tratamiento, desde terapia psicológica hasta grupos de apoyo y centros de rehabilitación.
Acompañar a un hermano en este proceso puede ser de gran ayuda. Algunas formas de hacerlo incluyen:
- Investigar opciones de tratamiento y compartirlas con él o ella.
- Ofrecer acompañamiento a una consulta con un especialista.
- Fomentar la participación en grupos de apoyo.
- Evaluar con él o ella la posibilidad de asistir a un centro de desintoxicación.
Es importante recordar que la decisión final de buscar ayuda debe venir de la persona afectada, por lo que se puede motivar, pero no obligar.
4. Cuidar del bienestar propio
Acompañar a un ser querido en su lucha contra la adicción puede ser agotador emocionalmente. Es común sentir ansiedad, tristeza o incluso culpa por no saber cómo “salvarlo”. Sin embargo, no podemos ayudar a alguien si descuidamos nuestro propio bienestar en el proceso.
Buscar apoyo para nosotros mismos también es fundamental. Esto puede verse de las siguientes formas:
- Asistir a terapia para mantener reguladas las emociones.
- Unirse a grupos de apoyo para familiares de personas con adicción.
- Establecer momentos de autocuidado y descanso.
Es importante recordar que, aunque deseamos lo mejor para nuestro hermano, su recuperación es una decisión personal. No somos responsables de su enfermedad ni de su propio proceso.
5. Ser pacientes y reconocer los pequeños avances
Como cualquier otro proceso de esta naturaleza, el camino hacia la recuperación no suele ser lineal. Habrá momentos de avance, pero también de recaídas, y esto es clave tomarlo en cuenta para lidiar mejor con la frustración.
Reconocer los pequeños avances puede ser motivador para ambas partes. Celebrar esos pasitos, como hacer que ese hermano aceptara la ayuda o incluso lograr que hable abiertamente sobre su problema, es lograr avanzar de a poco.
6. Mantener la esperanza, pero con sensatez
Es normal desear la recuperación rápidamente, pero la realidad es que el proceso de salir de una adicción llevará tiempo. Hay que tomar en cuenta que habrá momentos difíciles, pero esto no debe significar perder la esperanza.
Mantener una actitud de apoyo sin generar expectativas irreales es importante, ya que existe la posibilidad de que haya recaídas o que aceptar la ayuda no sea inmediato. Por ello, mantener una relación basada en el respeto y la comprensión, será contribuir a la recuperación de ese hermano.
Ayudar a un familiar adicto es desafiante, pero posible
Acompañar a un hermano en su lucha contra la adicción es un reto emocional y, en muchas ocasiones, puede resultar desgastante. Sin embargo, el apoyo familiar puede ser un pilar importante en el proceso de recuperación. La diferencia se hace cuando la ayuda viene desde la empatía, cuando se establecen límites saludables y cuando se busca apoyo profesional.
No se pueden controlar las decisiones de otros, y en este caso, funciona igual, pero sí se puede elegir cómo será el proceso de acompañamiento de ese familiar enfermo. Y, sobre todo, no olvidar los cuidados propios para lograr ser un apoyo efectivo.
Si estás atravesando esta situación, recuerda que también mereces apoyo y comprensión. Buscar ayuda para ti no es un acto de egoísmo, sino una forma de asegurarse de que puedes seguir siendo un espacio seguro para los demás.


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