Tan solo han pasado unas semanas desde que entramos en la primavera en el hemisferio norte. ¿Cómo estás llevando el cambio? ¿Te notas más cansado/a e irritado/a? ¿O por el contrario te sientes con más energía y alegre?
Existe el dicho “La primavera la sangre altera”, y detrás de toda sabiduría popular hay cierta verdad científica. Este refrán no es una excepción: la primavera altera la producción hormonal y, por tanto, los niveles hormonales en sangre. Esto es debido a los cambios de horas de luz y de temperatura característicos de la estación. De hecho, en algunos casos esto está ligado a lo que se conoce como astenia primaveral.
¿Y de qué manera concreta nos influye el cambio de estación con la primavera? ¿Tiene aspectos positivos, o en cambio solo hay aspectos negativos? ¡Sigue leyendo este artículo y te responderemos estas preguntas!
- Artículo relacionado: "Psicología emocional: principales teorías de la emoción"
Aspectos negativos del cambio a la primavera
El cambio a la primavera supone un aumento de las horas de luz, junto con el retraso en la hora en la que amanece y en la que atardece. A su vez provoca una subida de temperatura. En primavera y el verano es cuando el sol está en su punto más alejado de la tierra.
El día que más lejos está se llama afelio, 6 de julio, aproximadamente. Pero al incidir más directamente sus rayos, hace más calor. Desde el equinoccio de primavera hasta el equinoccio de otoño. Estos cambios alteran la secreción de melatonina.
La melatonina se conoce popularmente como la hormona del sueño, al ser la encargada de regular el ciclo sueño-vigilia. La producción de melatonina aumenta cuando estamos a oscuras, dándonos somnolencia e induciéndonos al sueño conforme suben sus niveles. Con el retraso del amanecer en primavera, nuestros niveles de melatonina no disminuyen hasta más entrada la mañana y, por lo tanto, a algunos nos cuesta espabilarnos algo más.
También ocurre el efecto contrario con la luz: a cuanta más luz estemos expuestos, menos melatonina secretamos, lo cual se traduce en sentirnos más activos y despiertos. Esto implica que, con tantas horas de luz y al atardecer tan tarde en primavera, nos puede costar coger el sueño y empeora nuestra calidad del mismo.
Ambos sucesos nos hacen sentirnos cansados, somnolientos y todo lo que ello implica: estamos más irritables, sufrimos dificultades para concentrarnos, tenemos falta de motivación y energía, dolor de cabeza… Además, se nos desregula el apetito y disminuye la libido. La fatiga y cansancio continuados nos llevan a sentir incluso tristeza y apatía.
Estos síntomas se conocen como astenia primaveral y suele durar generalmente un par de semanas al principio de la primavera. Esto ocurre como consecuencia de nuestras dificultades para adaptarnos físicamente a los cambios en el ambiente. Los más afectados suelen ser los niños, los ancianos y algunos enfermos, los cuales tienen un reloj biológico algo más inflexible.
- Quizás te interese: "Salud mental: definición y características según la psicología"
¿Cómo afrontar los cambios negativos con la primavera?
Lo más importante es recordar que los síntomas desagradables del cambio de estación van a ser temporales. Lo más probable es que desaparezcan cuando logremos adaptarnos a los cambios estacionales. El ser humano tiene una gran capacidad de adaptación, por lo que tarde o temprano te volverás a acostumbrar a tantas horas de luz y al calor.
Igualmente, para acelerar la adaptación, te recomendamos que intentes descansar adecuadamente. Sé regular a la hora de despertarte y acostarte, para reajustar nuestras horas de sueño a la estación. Procura evitar dispositivos electrónicos antes de irte a dormir, para que tus niveles de melatonina bajen cuanto antes. Y por supuesto, duerme en torno a 8 horas diarias. Por cierto, las mujeres necesitan dormir unos 20 minutos más que los hombres, por si necesitas saberlo.
Asimismo, es importante que tengas un horario establecido de comidas, una alimentación equilibrada y que te hidrates lo suficiente. Esto te permitirá sentirte mejor físicamente, y con más energía durante el día. De igual manera, si practicas deporte y actividades que te resulten agradables, liberarás hormonas y neurotransmisores que te ayudan a sentirte despejado/a mentalmente. Además, lograrás llegar más cansado/a físicamente a la noche y podrás coger el sueño más fácilmente.
Aspectos positivos del cambio a la primavera
Además de alterar la cantidad de melatonina secretada, el aumento de luz y de temperatura implica una subida de las hormonas relacionadas con la felicidad y bienestar, incluso euforia y motivación, entre ellas la oxitocina, feromonas, dopamina, noradrenalina y serotonina. En consecuencia, nos sentimos más sociables, enérgicos, motivados y con ganas de salir. Por suerte, estos cambios suelen ser más duraderos que la astenia primaveral, aunque aparezcan más tarde.
La oxitocina nos permite desarrollar relaciones afectivas y establecer vínculos estables. Se le llama comúnmente la hormona del amor, ya que juega un papel fundamental en el enamoramiento. También es una hormona relacionada con la pasión y el sexo, al igual que las feromonas, que provocan atracción sexual. Durante la primavera, muchas especies entran en celo. Los humanos no tenemos una época de celo como tal (digamos que siempre estamos en celo), pero sí que aumentan las hormonas relacionadas con el sexo.
Otra hormona implicada en el sexo y que suben sus niveles en primavera es la dopamina, un neurotransmisor que funciona como hormona y que regula nuestra motivación y conducta. Se le conoce como la hormona del placer, ya que la secretamos cuando hacemos actividades que nos dan resultados gratificantes, y nos impulsa a repetir la misma acción. Ante este neurotransmisor solemos sentir una sensación de subidón o euforia.
Por otro lado, también se produce más noradrenalina, el neurotransmisor que fomenta la producción de adrenalina. Por ello, se le conoce como la hormona del estrés, pero aparte de provocarnos este sentimiento y las reacciones fisiológicas pertinentes (aumento de frecuencia cardíaca, tensión muscular…), ayuda a regular el ánimo y tiene relación con el placer sexual.
Por último, la serotonina es el neurotransmisor complementario de la melatonina. Cuando aumentan las horas de luz, mientras que la melatonina baja sus niveles, aumentan los de la serotonina, por lo que también regula nuestros ciclos de sueño-vigilia. Este neurotransmisor funciona como hormona, y se le conoce como la hormona de la felicidad porque nos aporta bienestar y tranquilidad.
¿Cómo disfrutar de los cambios positivos con la primavera?
Lo único que tienes que hacer es aprovechar el buen clima que caracteriza a la primavera y a todas las hormonas energéticas que tienes en el cuerpo. Esto es más fácil que afrontar los cambios negativos, pero el cómo lo vas a disfrutar lo vas a decidir tú. ¿Qué te pide el cuerpo hacer?
Puede que, al ver el día tan bueno que hace por la ventana, te entre tanta energía de pronto que no sepas con qué actividad quieres gastarla. Para ello, puedes marcarte objetivos y planes concretos que te apetezcan ahora que el clima te lo permite.
Además, te recomendamos que en tu nueva rutina para afrontar la astenia primaveral incorpores directamente tiempo en el que puedas disfrutar y hacer estas actividades. Puedes diseñarla al principio del mes, al principio de la semana o cada mañana, siempre dejando un margen para que sea flexible y poder incluir lo que vaya surgiendo o lo que se te ocurra.
Despertares Psicólogos Madrid
Despertares Psicólogos Madrid
Consulta de psicología
Practica los hobbies que te gusten desde hace tiempo, o incluso prueba algunas aficiones nuevas o retoma antiguas. Aprovecha que todo el mundo está igual que tú y queda con amigos y familiares. ¡Sal a la calle y a disfrutar!