Las personas altamente sensibles presentan una serie de características que las lleva a vivir el día a día de una manera cualitativamente diferente al resto. Es por eso que comprender lo que les ocurre es clave para no sentirse mal con situaciones cotidianas, dado que en la mayoría de los casos las sociedades humanas han sido diseñadas teniendo en mente un modelo de ciudadano promedio que no muestra ese nivel de sensibilidad.
Para comprender mejor en qué consiste esta predisposición a vivir intensamente los elementos de la vida diaria, aquí explicaremos cuáles son las claves para saber si eres una persona altamente sensible.
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¿Qué es la sensibilidad de procesamiento sensorial?
El concepto de sensibilidad de procesamiento sensorial fue acuñado por los investigadores Elaine y Arthur Aron a mediados de los años 90, y fue descrito como un tipo de personalidad que refleja patrones de organización neuropsicológica en la manera de procesar estímulos, emociones y pensamientos. Es decir, que la sensibilidad de procesamiento sensorial nos muestra una manera de experimentar tanto los procesos psicológicos y perceptivos, como el modo en el que determinados grupos de neuronas interactúan entre sí dando lugar a esta clase de vivencias.
En concreto, esta característica se plasma en un alto nivel de sensibilidad hacia los estímulos y hacia los contenidos mentales surgidos a través del procesamiento de la información recibida o almacenada en la memoria, y a partir de ella, Elaine Aron y Arthur Aron se refirieron como “personas altamente sensibles” a los individuos que presentan este rasgo de personalidad.
Pero… ¿Qué significa exactamente tener una sensibilidad de procesamiento sensorial en el día a día? Esto se ve claramente en que las personas que reaccionan con una intensidad emocional inusitadamente alta a eventos que afectan mucho menos al resto en comparación con el ser humano promedio, pero no se queda solo ahí. Por ejemplo, hay ciertas experiencias que o ejercen un cambio visible y muy evidente en las personas altamente sensibles, pero sí que las llevan a encontrar en esas situaciones una serie de matices que pasan desapercibidos al resto de personas y que les resultan estimulantes, haciendo que dirijan su atención hacia esas vivencias, objetos o lugares y permanezcan “empapándose” psicológicamente de ellos.
Teniendo en cuenta lo anterior, estas son las principales ideas clave a considerar para comprender qué y cómo son las personas altamente sensibles.
- La sensibilidad de procesamiento sensorial puede hacer que la persona sienta malestar en lugares diseñados para la persona promedio.
- La sensibilidad a los estímulos es en parte contextual en todas las personas (algunas situaciones nos vuelven más o menos sensibles), pero las personas altamente sensibles muestran de antemano una predisposición mayor a sentir más.
- La sensibilidad a los estímulos puede suponer ventajas o desventajas dependiendo de la situación
- La sensibilidad de procesamiento sensorial es un rasgo lo suficientemente marcado como para suponer una diferencia cualitativa con respecto al resto de personas, y no solo cuantitativa (por ejemplo, las lleva a realizar acciones que el resto ni consideraría).
- En las personas altamente sensibles, este rasgo es estable y se plasma en todo tipo de situaciones.
- La sensibilidad de procesamiento sensorial tiene implicaciones en el ámbito de la psicoterapia y la educación.
- La sensibilidad de procesamiento sensorial no es una patología ni es en sí misma un motivo por el que acudir a terapia.
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¿Cómo saber si soy una persona altamente sensible?
La única manera de identificar consistentemente si una persona presenta sensibilidad de procesamiento sensorial es acudir a profesionales de la psicología, dado que de este modo es posible estudiar cada caso individual por separado.
Sin embargo, pautas como las que veremos a continuación ayudan a tener una visión aproximada sobre hasta qué punto alguien puede ser una persona altamente sensible. Ahora bien, el simple hecho de identificarse con una o dos de estas características no significa que tengamos sensibilidad de procesamiento sensorial, o incluso son compatibles con otros fenómenos neurológicos o psicológicos (por ejemplo, muchas personas con autismo son muy sensibles a los estímulos).
1. En comparación con el resto de personas, me sucede mucho que las situaciones diarias me desbordan emocionalmente
Muchas situaciones que generan estrés afectan tanto a las personas altamente sensibles que estas notan que necesitan darse unos minutos para recuperarse o descansar, y esto ocurre con bastante mayor frecuencia que con el resto de personas. Además, las experiencias que producen esto pueden llegar a ser mucho más sutiles o breves que las que generan esta reacción en la persona promedio (por ejemplo, una breve disputa con alguien que no nos ha criticado directamente, pero que ha adoptado una actitud pasivo-agresiva).
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2. Muestro una marcada predisposición a la empatía
Este tipo de sensibilidad también se plasma en la capacidad de la persona para “conectar” de manera automática e involuntaria con los estados emocionales de los demás, tanto para lo bueno como para lo malo.
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3. Es frecuente que una imagen u objeto permanezcan en mi mente durante varios minutos “secuestrando” mi atención
Como las personas altamente sensibles detectan automáticamente muchos matices en lo que les rodea, su consciencia queda “enganchada” con facilidad en todo tipo de objetos, lugares o interacciones, lo cual hace que se sientan empujadas a pensar sobre ello e incluso revivir la experiencia en su memoria inmediatamente después de que suceda.
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4. Los estímulos muy intensos o súbitos me alteran más que a la mayoría
Fenómenos como los truenos, los rayos o el reflejo de la luz solar desde una ventana suelen alterar visiblemente a las personas altamente sensibles. Ahora bien, esto no siempre supone un problema ni conlleva un cambio emocional o psicológico que perdure más allá de unos segundos.
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5. Tengo muchos momentos en los que la introversión y la extraversión extremas se turnan rápidamente
Estas personas parecen ir dando bandazos desde la introversión y la extraversión. Por un lado, se sienten muy estimuladas por muchos elementos de su entorno físicamente accesible; por el otro, estas experiencias permanecen más en su consciencia, y hace que queden ensimismadas con facilidad.
6. Los espacios y objetos creativos llaman mucho mi atención
Cuando a la riqueza de estímulos se le suma una intencionalidad creativa, tal y como ocurre con las obras de arte y muchos museos, esto hace que la sensibilidad de procesamiento sensorial se despliegue totalmente y afecte mucho al estado mental de la persona, que de manera casi involuntaria empieza a abrir totalmente su consciencia a esa clase de lugares y objetos.
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Ester Fernández
Ester Fernández
Psicologa - Coach . Colegiada 16900
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