Las 4 diferencias entre los celos y la envidia

Una ayuda para distinguir entre la envidia y los celos dos fenómenos psicológicos diferentes.

Diferencias entre los celos y la envidia
Un repaso a las diferencias entre estos dos conceptos.

Todos y cada uno de nosotros tenemos sueños, objetivos y deseos los cuales quisiéramos alcanzar, además de cosas, proyectos o afectos que quisiéramos obtener o conservar en caso de tener con nosotros.

Dichos deseos a menudo suponen una fuerte inversión de tiempo y recursos, e incluso así no siempre se consiguen. En este contexto, a veces vemos cómo otras personas sí obtienen cosas que nosotros quisiéramos lograr, o bien nos entre miedo de que nos “quiten” lo que hemos logrado.

Esto puede llevar a despertar emociones desagradables y molestas que, aunque naturales, si no se gestionan de manera adecuada llevan a comportamientos tóxicos y destructivos: estamos hablando de la envidia y los celos. En ambos casos estamos ante emociones displacenteras relacionadas con la idea de posesión, siendo semejantes entre sí o incluso siendo confundidas con frecuencia por gran parte de la población. Pero no estamos ante dos sinónimos, sino ante conceptos distintos.

De cara a aprender a distinguir entre ellos, a lo largo de este artículo vamos a comentar las principales diferencias entre los celos y la envidia, con explicaciones sobre cómo distinguir entre ambos fenómenos.

Envidia y celos: dos conceptos distintos

Comprender a qué se refieren los conceptos envidia y celos es fundamental de cara a poder distinguirlos y apreciar las diferencias existentes entre ambos. En este sentido, se hace necesario realizar una breve definición de cada uno de ellos.

Se conoce como envidia al sentimiento caracterizado por una fuerte sensación de malestar o dolor ante la existencia o consecución por parte de otra persona de un objetivo, característica o bien que se quiere para uno mismo, independientemente de si la otra persona se ha esforzado para lograrlo o no.

Se trata de un fuerte deseo de obtener algo de que otra persona tiene y nosotros no, causándonos rabia, amargura y/o tristeza que otro tenga nuestro objeto de deseo. En ocasiones se considera como tal la sensación de admiración a la par que deseo de tener algo que no se tiene, lo que vendría a ser la “envidia sana”, pero por lo general cuando hay envidia existe tendencia a desear que el otro pierda ese bien.

En lo que respecta a los celos, nos referimos con este nombre a la sensación de malestar, angustia y preocupación dirigida hacia la posibilidad de perder a manos de otra persona algo que nos es valioso y que consideramos propio.

Podemos hablar de la existencia de celos hacia muy diversos tipos de elementos, como por ejemplo los celos profesionales, pero en el ámbito en el que más suelen observarse en el ámbito de las relaciones interpersonales.

En este sentido, se percibe la atención, el afecto o el amor de la otra persona como algo que pertenece al sujeto, y que otro puede llegar a quitar. Aunque lo más habitual es que cuando hablemos de celos los asociemos a las relaciones de pareja, también puede haber celos entre amigos o incluso entre familiares (por ejemplo hermanos).

Aunque cierto nivel de celos puede ser natural, por lo general su existencia nos habla de inseguridad además de una percepción de posesión o pertenencia del otro o de sus atenciones y no es infrecuente que existan sentimientos de inferioridad hacia aquel que ha conseguido el objeto de deseo.

Principales diferencias entre los celos y la envidia

Aunque a simple vista los celos y la envidia tienen muchas semejanzas entre sí, lo cierto es que** son conceptos que presentan diferencias destacables**. Entre ellas, algunas de las más relevantes son las que siguen.

1. Situación respecto al objeto de deseo

La principal y más importante diferencia entre celos y envidia, y la forma más fácil de distinguirlas, es que mientras que la envidia se establece respecto a algo que se desea pero nunca se ha tenido o poseído los celos se centran en el miedo a perder algo que ya se posee y se quiere conservar.

2. ¿En quién se enfoca la emoción?

Una segunda diferencia radica en el objeto al que se dirige la emoción. Cuando se envidia a alguien la atención y el malestar es generado por la persona que genera la envidia. En los celos el malestar no suele proceder de la persona (aunque la relación suele resentirse) sino de una situación que desencadena sospecha o miedo a perder aquello querido.

3. Posibilidad vs certeza

Entre las diferencias existentes entre celos y envidia podemos encontrar el nivel de incertidumbre y certeza que tenemos respecto a lo que nos genera la emoción.

Por norma general la envidia se asienta en una certeza: la otra persona tiene algo de lo que uno carece. Sin embargo en el caso de los celos la emoción se ve generada por la incertidumbre, por el miedo a que otra persona aparezca y se lleve el objeto de deseo o la sospecha de estar perdiendo aquello que es querido.

4. Miedo vs rabia

Otra de las diferencias que podemos encontrar entre celos y envidia se encuentra en el sentimiento que suele predominar. Por lo general en los celos lo que suele predominar es un intenso miedo a perder aquello logrado, mientras que la envidia se centra mucho más en el resentimiento y rabia que genera que el otro tenga aquello que queremos y no tenemos. Sin embargo hay que tener en cuenta que en ambos casos es probable que haya tanto miedo (a perder o a no lograr lo deseado) como rabia (hacia la persona envidiada o hacia aquellos que puedan llegar a conseguir lo que tenemos).

  • Parrott, W.G.; Smith, R. H. (1993). Distinguishing the experiences of envy and jealousy. Journal of Personality and Social Psychology. 64 (6): 906–920.
  • Reidl Martínez, L.M. (2005). Celos y envidia: emociones humanas. Universidad Nacional Autónoma de México.

Psicólogo en Barcelona | Redactor especializado en Psicología Clínica

Barcelona

Graduado en Psicología con mención en Psicología Clínica por la Universidad de Barcelona. Máster en Psicopedagogía con especialización en Orientación en Educación Secundaria. Cursando el Máster en Psicología General Sanitaria por la UB.

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