El poder de las emociones (9 claves científicas)

Las emociones no deben ser subestimadas: son tan o más importantes que la razón.

El poder de las emociones
Así nos afecta nuestro lado emocional.Unsplash.

Una emoción es un proceso mediante el cual se transmite información cognitiva y sensorial sobre un estímulo externo, desde las vias del cuerpo hasta la médula espinal, formando sinapsis y estimulando tanto la secreción hormonal como la actividad de glándulas, músculos y tejidos.

Si tomamos en cuenta únicamente la definición anterior podemos pensar que se trata de un proceso o experiencia completamente individual; no obstante, las emociones son también fenómenos relacionales, en tanto que están cargadas de significados culturales que nos permiten actuar e interactuar de determinadas maneras.

En relación con esto y elaborando un recorrido que va de la expresividad facial a las funciones sociales, pasando por las funciones cognitivas; en este artículo veremos 10 claves científicas sobre el poder de las emociones.

El poder de las emociones en 10 claves científicas

Estas son algunas de las ideas clave que ayudan a entender la importancia de las emociones.

1. Posturas corporales y reconocimiento facial

Las emociones moldean nuestras posturas corporales, se reflejan en nuestros gestos en nuestra forma de hablar, de sentarse, de caminar y de dirigirnos a los demás. Fácilmente podemos distinguir si alguien se siente nervioso, triste, enojado, contento, etcétera.

Una de las teorías más influyentes y recientes sobre las emociones en relación con la expresividad facial, ha sido la de Paul Ekman, quien además de realizar distintas aportaciones sobre las emociones básicas, perfeccionó el sistema de codificación facial desarrollado en Suecia, que permitiera reconocer distintas emociones a través de movimientos involuntarios de los músculos faciales, oculares y de la cabeza.

2. Carácter adaptativo y evolutivo

Entre otras cosas la teoría de las emociones básicas ha sugerido que existe un número determinado de emociones que experimentamos para poder responder de manera adecuada o adaptativa ante ciertos estímulos. Desde esta perspectiva las emociones se entienden como fenómenos neuropsicológicos que motivan o facilitan las conductas adaptativas.

3. Conducta y toma de decisiones

De lo anterior se desprende también una perspectiva conductista de las emociones,a partir de la cual comprendemos que la propia emoción funciona como una consecuencia, positiva o negativa, que nos permite discriminar entre qué conductas reproducir y en qué circunstancias.

En otras palabras, el experimentar ciertas emociones en determinados momentos nos permite modificar nuestras conductas a mediano y largo plazo; según si la emoción experimentada ha sido agradable o desagradable.

4. Razonamiento y esquemas de pensamiento

Las emociones nos permiten además elaborar esquemas de procesamiento y de pensamiento, que despliegan a su vez un conjunto de posibilidades de acción. En otras palabras, las emociones nos predisponen a la acción y nos permiten generar actitudes, conclusiones, proyectos, planes y decisiones. Facilitan así mismo el proceso de consolidación de memoria y atención, por lo que tienen un papel importante en la cognición.

5. Conducir procesos de enseñanza-aprendizaje

En relación con lo anterior, una de las funciones centrales de las emociones, que ha sido especialmente estudiada y difundida en los últimos años, es la posibilidad de facilitar procesos de enseñanza-aprendizaje a través de las experiencias con carga afectiva.

Por ejemplo, dice el neurocientífico Francisco Mora que el cerebro aprende a través de la emoción. En otras palabras, que sin la presencia de emociones no existen los elementos básicos de proceso de aprendizaje, como la curiosidad, la atención y la memoria. El mismo investigador ha invitado a explorar y estimular lo anterior desde las primeras etapas escolares.

6. Procesos cognitivo-emocionales y somatización

Algo que el estudio de las emociones ha hecho evidente es la relación entre ánimo y actividad somática. En este sentido, el tema de la somatización (cómo las emociones pueden generar malestares orgánicos importantes) ha sido ampliamente estudiado. Entre otras cosas, la neurofisiología ha propuesto que la somatización clínica está directamente relacionada una actividad específica del sistema nervioso central; específicamente la amígdala, la corteza del cíngulo y las áreas prefrontales.

7. Reguladoras de relaciones sociales

Una parte de la sociología ha propuesto desde hace ya varias décadas que las emociones funcionan también como reguladores sociales. Por ejemplo se ha estudiado cómo la molestia, la culpa, la vergüenza, la simpatía hacen posible determinada interacción.

Nos permiten, entre otras cosas, negociar y reflexionar sobre los comportamientos que podemos repetir o no en cada situación social. En el mismo sentido, a través de las emociones generamos marcos de identificación cognitivo y afectivos que nos permiten interactuar con los demás,

8. Normas sociales y subjetividades

En el terreno psicosocial podemos ver que las emociones marcan agencia (posibilidades de acción en contextos determinados), así como modos deseos y subjetividades.

A través de las emociones desplegamos mecanismos de control y de vigilancia de nosotros mismos y de los demás, que nos permitan sentir y comportarnos de una manera socialmente reconocida como adecuada. Las sociedades en nuestro tiempo definen a los individuos conforme las emociones que estos experimentan o manifiestan.

9. Reproducción y cambio social

Generalmente las emociones se corresponden con los valores dominantes de una sociedad y de un momento determinado. Por ejemplo podemos reconocer sujetos más o menos emocionales, y se permiten ciertas emociones en según si se trata de mujeres, hombres, niños, niñas.

No obstante, aunque a través de las emociones reproducimos normas sociales y relaciones de poder, la apropiación emocional no ocurre de manera pasiva sino reflexiva: ayuda a resolver contradicciones y actuar en correspondencia con lo que se espera de cada quien. Por lo mismo las emociones tienen el potencial de ser tanto re-productores sociales como procesos de cambio.

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Psicóloga | Redactora especializada en Psicología Social

Licenciada en Psicología por la Universidad de las Américas Puebla (México). Máster en Investigación e Intervención Psicosocial por la Universitat Autònoma de Barcelona, con experiencia profesional en inclusión social y educativa así como docencia en psicopedagogía. Cuenta con estudios en política pública y derechos humanos y actualmente es doctoranda en Psicología Social en la Universitat Autònoma de Barcelona, donde trabaja temas relacionados con metodologías cualitativas, salud pública, salud mental, diversidad funcional y perspectiva de género.

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