Sí, el duelo, es un fenómeno natural, al igual que nuestra evolución, pero, a diferencia de ella, el duelo se produce por una causa visible, o externa a la persona, ya que se trata de la pérdida de relaciones humanas de diferente índole y características.
¿Qué es exactamente el duelo?
Se trata de un proceso, porque discurre por etapas que muchas veces no son visibles, o perceptibles, tanto por la propia persona que lo experimenta, como por su entorno familiar y social. Lo más característico y observable, es la etapa depresiva que se manifiesta, mayormente con tristeza, apatía y/o desgano. Sin embargo, según estudios que vamos a referir a continuación, encontramos otras manifestaciones del duelo.
Se considera el duelo un fenómeno natural porque es consecuencia de un acontecimiento natural como es la muerte de un ser querido, o, incluso, por la pérdida de relaciones significativas para las personas. Observamos que los animales lo experimentan también. Las mascotas sienten las pérdidas y pueden manifestarlas con falta de apetito, desgano para salir a pasear y búsqueda de los lugares donde solía estar su amo, entre otras señales de su dolor.
Sin embargo, decimos que a pesar de que el duelo es un proceso natural, es necesario prestarle la debida atención. De alguna manera, debemos “autorizarlo”, es decir, darle sus espacios y tiempos. Por lo tanto, requiere nuestra protección, ya que de lo contrario podría desencadenarse en el momento en que menos lo imaginamos. Si estamos pasando por un periodo sensible o de vulnerabilidad, puede manifestarse de manera desproporcionada, ese duelo que no fue procesado oportunamente, llegando, inclusive, a afectar nuestra salud mental.
¿Existirá alguna relación entre los vínculos que desarrollamos con otros seres y los procesos de duelo?
La respuesta es enfáticamente sí. Al respecto, es interesante referirnos a un autor notable, especialmente, por su contribución al conocimiento de lo que se conoce como los sistemas de apego, me refiero a John Bowlby (1907-1990). El apego es, precisamente, el vínculo que se desarrolla desde edad temprana, en primer término, y de manera especial, con la madre y con el padre. Mientras que, por otro lado, podemos decir que el duelo es, más bien, un proceso de desvinculación del ser querido que partió.
Bowlby, entre los años 1969 y 1980 desarrolla su Teoría del apego, la cual explica el impacto de las relaciones emocionales que se van instalando en el niño, desde la primera infancia. El punto de partida fueron sus propias vivencias desde una corta edad en que, por causa de la primera guerra mundial, sufre el dolor por el alejamiento de su padre quien fue enrolado en dicho conflicto armado. Posteriormente, su experiencia profesional con niños abandonados, le da las bases para el desarrollo de su Teoría del apego.
Incluso, Bowlby propone, en 1961, un modelo sobre las etapas del proceso de duelo que se caracteriza por describir la imperiosa necesidad de búsqueda que se da en las personas, luego de la partida de un ser querido. Se busca hallar señales que revelen que la persona que partió se encuentra aún cerca. Suele ser característica también, la visita a lugares que eran significativos para esa persona (Walker, 2013). Podemos ver que lo mismo ocurre con las mascotas que pierden a sus amos.
Sin embargo, es la psiquiatra suizo americana Elizabeth Kübler Ross (1907-2004) quien es reconocida mundialmente como la autora más destacada sobre el fenómeno del duelo. Ella dedica gran parte de su vida al estudio de este proceso, desarrollando un modelo, que guarda similitud con el de Bowlby, pero, la literatura revisada nos permite afirmar que el modelo de la Dra. Kübler Ross es el más difundido.
Al respecto, Kübler Ross habla de cinco etapas en los procesos de duelo, estas son: 1.Negación, 2. Ira, 3. Negociación, 4.Depresión y 5. Aceptación. Brevemente, la negación suele darse al principio del duelo, manifestándose como cierta incredulidad por lo que se está viviendo. Nuestra mente no es capaz de asimilar esta realidad. La ira se presenta de diversas maneras. Por ejemplo, si se trata de una pérdida por causa de otra persona, como podría ser un accidente, la ira será contra el causante.
Pero también podría llegar a sentirse la ira hacia la persona que partió por no cuidarse bien. La negociación, trata de un acuerdo con nuestros sentimientos, para de esta manera ir racionalizando la pérdida. La etapa de depresión se caracteriza por enorme tristeza, que debe fluir libremente. Es importante mencionar que, en este caso, se trata de una etapa del duelo, lo cual no debe confundirse con una depresión clínica, donde las causas son diversas y a veces no claramente visibles. Finalmente llegará la etapa de la aceptación de la pérdida. Esta quedará en el recuerdo, pero sin causar dolor.
Cómo navegar a través del duelo
No todos los procesos de duelo se presentan de la misma manera, en intensidad, desarrollo de las etapas y prolongación en el tiempo. Asimismo, se ha observado que existe el duelo que discurre con normalidad hasta llegar a la etapa de la aceptación, y, el duelo que se complica cuando la etapa de la depresión se prolonga demasiado, o cuando el duelo ha sido evitado, esperando que todo pase. En estos casos se puede hablar de duelos patológicos porque afectan la salud emocional. Algunas Recomendaciones para manejar el duelo:
- Expresa el dolor tantas veces te sea necesario.
- Evita controlar el llanto. Sabemos que el llanto es un analgésico natural porque permite que nuestro sistema parasimpático (el de la relajación), se ponga en marcha.
- Los niños también sufren los duelos. Tener en cuenta que ellos también necesitan expresarse, pero pueden ser incapaces de hacerlo, por entrar en un estado de confusión. Es necesario estimularlos para que expresen su dolor, y , más bien, dejar de lado esa creencia de que “ya se olvidará”, porque ese duelo puede llegar a manifestarse con dolencias físicas tarde o temprano.
- Es necesaria la “despedida” de un ser querido. Si no se pudo en un primer momento, hacerlo de manera tardía, en algún ritual, “conversando” con ese ser querido. Nadie sabe, a ciencia cierta, si tal vez, nos escuchen siempre.