Toda disciplina de conocimiento engloba datos que resultan curiosos a los ojos del gran público. La Psicología es, quizás, una de esas disciplinas donde las curiosidades abundan, ya que existen infinidad de leyendas respecto a nuestra conducta.
Mitos psicológicos: poniendo negro sobre blanco en base a datos científicos
Hoy repasaremos ocho de ellos, ocho mitos psicológicos.
1. Detectar mentiras
Existe la creencia popular según la cual hay una serie de personas con una habilidad superior a la hora de advertir cuándo están delante de alguien que les está mintiendo. Si bien el mito no es tal, cabe decir que una investigación realizada en los Estados Unidos en el año 1999 descubrió que esas personas más capaces de detectar la mentira ajena presentaban severos daños cerebrales en el lóbulo frontal, en el hemisferio izquierdo.
Estas lesiones les causan una mengua en sus capacidades lingüísticas, hándicap que compensan con una habilidad superior en el escrutinio del lenguaje no verbal ajeno, y gracias a esa compensación son capaces de advertir mejor las mentiras.
2. Mensajes subliminales: ¿funcionan?
Se suele creer popularmente que los mensajes subliminales (que percibimos de forma inconsciente) pueden realmente generar cambios en nuestro comportamiento, sin siquiera ser conscientes de que tales cambios se han producido; sin control sobre ellos.
En el año 1957, el publicista James Vicary aseguró haber demostrado que si se proyectaban en una pantalla ciertos mensajes subliminales del estilo de "Come dulces" o "Bebe Coca-Cola", se generaba una demanda mayor de dichos productos, y por tanto un aumento de las ventas. Sin embargo, nadie en lo sucesivo fue capaz de corroborar esos resultados, y lo cierto es que en 1962 James Vicary reconoció haber manipulado la investigación.
3. Contar ovejas contra el insomnio
La recomendación de contar ovejas como remedio al insomnio fue desacreditada en una investigación del año 2002 que tuvo lugar en la Universidad de Oxford, Reino Unido. Se llegó a la conclusión de que esa técnica no era en ningún caso efectiva. Para llegar a esa conclusión, se comparó el tiempo necesario para quedarse dormidos de dos grupos de sujetos que padecían de insomnio. Uno de los grupos tenía que contar ovejas, y el otro, no.
No se reportaron diferencias entre grupos. Los miembros del grupo de contar ovejas sí se quejaron de haberse aburrido más, pero eso no logró que les entrara el sueño antes. Algo que sí ayuda a dormir, según ese estudio, es pensar en una escena que genere tranquilidad.
4. Cáncer causado por el mal humor
Ciertas enfermedades, como por ejemplo el cáncer, han sido vinculadas a determinadas actitudes personales negativas. Sin ir más lejos, se ha oído decir en numerosas ocasiones que aquellos que tienden a reprimir más sus emociones pueden ser más vulnerables a caer enfermos.
No obstante, aunque sí es cierto que mostrar una actitud positiva ante una enfermedad puede ayudar a salir de ella, no se ha demostrado que mantener una actitud negativa pueda provocar la dolencia. De hecho, lo que sí ha sido bastante estudiado es que hay una cierta relación en sentido inverso: algunas investigaciones revelan que entre las mujeres trabajadores, que reportan un nivel de estrés ligero o moderado, la probabilidad de enfermar de cáncer de mama es más baja que entre las mujeres que no presentan estrés.
5. Música clásica e inteligencia
¿Han oído alguna vez que escuchar música clásica puede incrementar la inteligencia? O que hacer escuchar música clásica a los bebés aún no nacidos ayuda a que desarrollen su inteligencia.
Esta popular idea nació de un estudio norteamericano en el año 1993, y que parecía confirmarse en otro estudio de la Universidad de California diez años más tarde. A pesar de esas investigaciones, recientemente la Universidad de Viena llevó a cabo un estudio más pormenorizado y sistemático del fenómeno, sin haber reportado ningún aumento en la inteligencia de aquellos que escuchan música clásica.
6. Solo usamos el 10% del cerebro
Quizá uno de los mitos más recurrentes es el que reza que tan solo utilizamos el 10% de nuestro cerebro. Cómo nació el mito no es fácilmente explicable, pero es posible que ocurriera en el siglo XIX, momento en que un conocido psicólogo estadounidense manifestó ciertas dudas acerca de que las personas alcanzaran más de un 10% de su potencial intelectual. Es probable que surgiera como una interpretación equivocada de los conocimientos de la neurología de principios del siglo XX, cuando la ciencia aún creía que únicamente el 10% de las neuronas pueden estar activadas de manera simultánea.
Otra posible explicación de la génesis del mito es la idea de que las neuronas solo constituyen el 10% del total de células cerebrales, dado que las demás son células gliales, que aunque son necesarias, su función elemental es ofrecer soporte energético a las neuronas. En cualquier caso, el mito es totalmente falso. La idea de que las grandes regiones cerebrales permanecen inactivas no se basa en ninguna premisa científica, lógica ni evolutiva.
El tejido del cerebro tiene un costo elevado en cuanto a consumo energético, pues consume más del 20% del oxígeno que respiramos, a pesar de suponer no más de un 3% del peso corporal, y resulta descabellado pensar que el sistema energético y la evolución mantienen un órgano cuya eficiencia es de un 10%. Si el mito fuera cierto, una lesión cerebral en según qué área no repercutiría en la operatividad de los procesos mentales de la persona, cosa totalmente incierta.
Si quieres profundizar en este mito, te recomendamos el artículo: "Sólo usamos un 10% del cerebro”: ¿mito o realidad?"
7. ¿Memoria infalible?
En cuanto a la memoria, popularmente se cree que los recuerdos son un fiel reflejo de lo que vivimos en su día. No somos muy capaces de tener en cuenta que nuestra memoria puede distorsionar los hechos, ni que sea de forma inconsciente.
Pero la realidad es que la memoria no funciona como una máquina de grabación audiovisual (modo reproductor), sino que opera de un modo reconstructivo: esto es, el producto final (el recuerdo) es una mezcla de algunos detalles concretos y otros que en realidad hemos reconstruido en base a nuestras expectativas, necesidades, creencias y emociones.
Para profundizar en esta cuestión, te recomendamos el artículo: "Gordon H. Bower: los recuerdos están mediados por las emociones"
8. Las mujeres hablan más que los hombres
Ya para acabar, es preciso aclarar otro mito muy extendido que refiere a una diferencia entre hombres y mujeres. Concretamente, el mito versa sobre cuál de los dos sexos habla más. Si formulamos la pregunta a un hombre, es probable que responda que ellas hablan mucho más que ellos. Pero lo cierto es que varios estudios han revelado que, en promedio, ambos sexos usan un número similar de palabras al día: unas 16.000.
Sí es cierto, con todo, que ellas tienden a expresar sus emociones y pensamientos de un modo más abierto, aparte de que son capaces de percibir la comunicación no verbal de un modo más preciso. Parece que también hay una explicación para el hecho de que el sexo masculino considere que las mujeres hablan más: al parecer, la voz femenina tiene una entonación más prolongada, un tono superior y unas inflexiones más complejas, factores que pueden llegar a causar irritación al hombre si está expuesto durante un buen rato al habla femenina.
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