¿Qué es la Ciencia Cognitiva? Sus ideas básicas y fases de desarrollo

Este apasionante ámbito de investigación va de la filosofía de la mente a la ciencia computacional.

Ciencia cognitiva
Un ámbito de investigación que apela a muchos campos científicos muy variados.

La Ciencia Cognitiva es un conjunto de estudios sobre la mente y sus procesos. Formalmente se originó desde la década de 1950, a la par del desarrollo de los sistemas operativos computacionales. Actualmente representa una de las áreas que ha impactado con mayor fuerza los análisis de distintas disciplinas científicas.

Veremos a continuación qué es la Ciencia Cognitiva y, a partir de un recorrido por la historia de su desarrollo, explicaremos qué enfoques la componen.

¿Qué es la Ciencia Cognitiva?

La Ciencia Cognitiva es una perspectiva multidisciplinar sobre la mente humana, que puede ser aplicada a otros sistemas de procesamiento de la información, siempre y cuando mantengan similitudes en cuanto a las leyes que rigen el procesamiento.

Más allá de tratarse de un cuerpo de conocimientos con características particulares y distinguibles con otros cuerpos de conocimientos; la Ciencia Cognitiva es un conjunto de ciencias o disciplinas de carácter científico. Incluye, por ejemplo, la filosofía de la mente, la lingüística, la neurociencia, la psicología cognitiva y los estudios en inteligencia artificial, así como algunas ramas de la antropología.

De hecho, Fierro (2011) nos dice que probablemente sea más apropiado llamar a esta ciencia “paradigma cognitivo”; ya que se trata de un enfoque sobre lo mental, constituido por principios básicos, problemas y soluciones que ha impactado la actividad científica de distintas áreas.

4 fases y perspectivas de la Ciencia Cognitiva

Valera (citado por Fierro, 2011) habla de cuatro principales etapas en la consolidación de la ciencia cognitiva: la cibernética, el cognitivismo clásico, el conexionismo, y la corporatización-enacción. Cada una de ellas se corresponde con una etapa del desarrollo de la Ciencia Cognitiva, no obstante, ninguna de estas ha desaparecido ni ha sido sustituida por la siguiente. Se trata de enfoques teóricos que coexisten y se problematizan constantemente. Veremos, siguiendo al mismo autor, de qué se trata cada uno.

1. La cibernética

La cibernética se desarrolla desde 1940 hasta 1955 y es reconocida como la etapa en la que aparecieron las principales herramientas teóricas de la Ciencia Cognitiva. Coincide con la aparición de los primeros ordenadores y sistemas operativos computacionales, que a su vez sentaron las bases de los estudios en inteligencia artificial. A la vez, se desarrollan distintas teorías sobre el procesamiento de la información, el razonamiento y la comunicación.

Dichos sistemas operativos eran los primeros sistemas autoorganizados, es decir, funcionaban con base en una serie de reglas previamente programadas. Entre otras cosas estos sistemas y su funcionamiento generaron cuestiones centrales para la Ciencia Cognitiva. Por ejemplo ¿tienen las máquinas la capacidad de pensar y desarrollar autonomía como los seres humanos?

El impacto específicamente en psicología fue decisivo, ya que los inicios del siglo XX se habían visto marcados por el predominio del psicoanálisis y del conductismo. El primero no se enfoca tanto en comprender “la mente”, sino “la psique”; y el segundo se enfoca estrictamente en la conducta, con lo que los estudios sobre lo mental quedaban relegados sino es que directamente descartados.

Para la Ciencia Cognitiva del momento, el interés no estaba ni la estructuración psíquica ni en la conducta observable. De hecho, tampoco estaba centrado en la estructura y el funcionamiento anatómico del cerebro (que posteriormente será reconocido como el lugar donde los procesos mentales se generan).

Se interesaba, más bien, en hallar sistemas equivalentes a la actividad mental que permitieran explicarla e incluso reproducirla. Esto último se concreta con la analogía del procesamiento computacional, en donde se entiende que la mente humana funciona a través de una serie de inputs (mensajes o estímulos entrantes), y outpus (los mensajes o estímulos generados).

2. El cognitivismo clásico

Este modelo se genera por las aportaciones de distintos expertos, tanto de la informática como de la psicología, la inteligencia artificial, la lingüística e incluso la economía. Entre otras cosas, este periodo, que se corresponde con mediados de los 60’s, termina de consolidar las ideas anteriores: todo tipo de inteligencia funciona de manera muy parecida a los sistemas operativos computacionales.

Así, la mente era un codificador/descodificador de fragmentos de información, lo que daba lugar a “símbolos”, “representaciones mentales” y procesos organizados secuencialmente (uno primero y el otro después). Por lo mismo este modelo se conoce también como modelo simbolista, representacionalista o modelo de procesamiento secuencial.

Más allá de estudiar los materiales en los que esto se sustenta (el hadware, que vendría siendo el cerebro), se trata de encontrar el algoritmo que los genera (el software, que sería la mente). De esto se deriva lo siguiente: hay un individuo que, siguiendo automáticamente distintas reglas, procesa, representa y explica internamente la información (por ejemplo utilizando distintos símbolos). Y hay un entorno que, al funcionar de manera independiente de esto, puede ser fielmente representado por la mente humana.

No obstante, esto último empezó a ser cuestionado a partir, precisamente por cómo se planteaban las reglas que nos harían procesar la información. La propuesta era que dichas reglas nos llevaban a manipular de una manera específica un conjunto de símbolos. A través de esta manipulación, generamos y presentamos un mensaje hacia el entorno.

Pero, una cuestión que este modelo de la Ciencia Cognitiva pasaba por alto, era que esos símbolos significan algo; con lo cual, su mero orden funciona para explicar la actividad sintáctica, pero no la actividad semántica. Por lo mismo, difícilmente se podría hablar de una inteligencia artificial dotada de la capacidad de generar sentidos. En todo caso su actividad se limitaría a ordenar lógicamente un conjunto de símbolos mediante un algoritmo preprogramado.

Además, si los procesos cognitivos eran un sistema secuencial (primero ocurre una cosa y luego la otra), quedaban dudas sobre cómo es que realizamos aquellas tareas que requerían la actividad simultánea de distintos procesos cognitivos. Todo esto llevará a las siguientes etapas de la Ciencia Cognitiva.

3. El conexionismo

Este enfoque se conoce también como “procesamiento distribuido en paralelo” o “procesamiento de redes neuronales”. Entre otras cosas (como las que mencionamos en el apartado anterior), este modelo de la década de los 70’s surge luego de que la teoría clásica no lograba justificar la viabilidad del funcionamiento del sistema cognitivo en términos biológicos.

Sin abandonar el modelo de arquitectura computacional de los periodos anteriores, lo que esta tradición sugiere es que la mente no funciona en realidad mediante símbolos organizados de manera secuencial; sino que actúa estableciendo distintas conexiones entre los componentes de una compleja red.

De esta manera se aproxima a los modelos de explicación neuronal de la actividad humana y del procesamiento de la información: la mente funciona por interconexiones masivas distribuidas a lo largo de una red. Y es la conectividad de dicha real lo que genera la rápida activación, o bien, la desactivación, de los procesos cognitivos.

Más allá de encontrar reglas sintácticas que se suceden una de la otra, aquí los procesos actúan en paralelo y se distribuyen velozmente para resolver una tarea. Entre los ejemplos clásicos de este enfoque se encuentra el mecanismo de reconocimiento de patrones, como los rostros.

La diferencia de este con la neurociencia es que esta última trata de descubrir modelos de desarrollo matemático y computacional de los procesos que lleva a cabo el cerebro, tanto humano como animal, mientras que el conexionismo se enfoca más en estudiar las consecuencias de dichos modelos a nivel de procesamiento de información y procesos cognitivos.

4. La corporalización-enacción

Ante los enfoques fuertemente centrados en la racionalidad interna del individuo, este último enfoque recupera el papel del cuerpo en el desarrollo de los procesos entales. Surge en la primera mitad del siglo XX, con los trabajos de Merleau-Ponty en fenomenología de la percepción, donde se explicaba cómo el cuerpo tiene efectos directos en la actividad mental.

No obstante, en el terreno específico de las ciencias cognitivas, este paradigma se introduce hasta la segunda mitad siglo XX, cuando algunas teorías propuesto que era posible modificar la actividad mental de las máquinas a través de manipular el cuerpo de las mismas (ya no a través de una constante entrada de información). En estas últimas se planteó que las conductas inteligentes tenían lugar cuando la máquina interactuaba con el entorno, y no precisamente por sus símbolos y representaciones internas.

A partir de aquí, la ciencia cognitiva empezó a estudiar los movimientos corporales y su papel en desarrollo cognitivo y en la construcción de la noción de agencia, así como en la adquisición de nociones relacionadas con tiempo y espacio. De hecho empezó a retomarse la psicología infantil y del desarrollo, que había dado cuenta de cómo los primeros esquemas mentales, originados en la infancia, tienen lugar luego de que el cuerpo interactúa con el entorno de determinadas maneras.

Es a través del cuerpo como se explica que podamos generar conceptos relacionados con el peso (pesado, ligero), el volumen o la profundidad, la ubicación espacial (arriba, abajo, adentro, afuera), etcétera. Esto queda finalmente articulado con las teorías de la enacción, que proponen que la cognición es el resultado de una interacción entre la mente corporizada y el entorno, lo cual es posible sólo a través de la acción motora.

Finalmente, se suman a esta última corriente de la ciencia cognitiva las hipótesis de la mente extendida, que sugieren que los procesos mentales no están solo en el individuo, ni mucho menos en el cerebro, sino en el entorno mismo.

Referencias bibliográficas:

  • Fierro, M. (2012). El desarrollo conceptual de la ciencia cognitiva. Parte II. Revista Colombiana de Psiquiatría, 41(1): pp. 185 - 196.
  • Fierro, M. (2011). El desarrollo conceptual de la ciencia cognitiva. Parte I. Revista Colombiana de Psiquiatría, 40(3): pp. 519 - 533.
  • Thagard, P. (2018). Cognitive Science. Stanford Encyclopedia of Philosophy. Recuperado 04 de octubre de 2018. Disponible en https://plato.stanford.edu/entries/cognitive-science/#His.

Psicóloga | Redactora especializada en Psicología Social

Licenciada en Psicología por la Universidad de las Américas Puebla (México). Máster en Investigación e Intervención Psicosocial por la Universitat Autònoma de Barcelona, con experiencia profesional en inclusión social y educativa así como docencia en psicopedagogía. Cuenta con estudios en política pública y derechos humanos y actualmente es doctoranda en Psicología Social en la Universitat Autònoma de Barcelona, donde trabaja temas relacionados con metodologías cualitativas, salud pública, salud mental, diversidad funcional y perspectiva de género.

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