La alostasis es un concepto poco difundido que encierra un gran valor para el mundo actual en el que los servicios de salud se encuentran saturados, en muchos países. En parte, ello podría ser consecuencia de que un número considerable de personas los solicitan sin que sus dolencias lo ameriten de manera urgente.
¿Qué es la alostasis?
El concepto de alostasis fue propuesto por los Drs. Peter Sterling y Joseph Eyer, en 1988. El primero de ellos es neurocientífico y fisiólogo, y el segundo fue un epidemiólogo, ambos desarrollan el concepto como parte de su trabajo científico en la Universidad de Pensilvania.
Alostasis significa estado cambiante, y hace referencia a la capacidad que tiene el cuerpo humano de adaptarse y recuperar su equilibrio luego de situaciones estresantes. Ello ocurre gracias a diferentes sistemas que operan en nuestro organismo, como son: el sistema nervioso autónomo, el endocrino y el sistema inmunológico. Es importante precisar que la alostasis difiere del concepto de homeostasis, promovido por el fisiólogo Walter Cannon, en 1926. Mientras el concepto de alostasis se sostiene en el cambio y la adaptabilidad del organismo, la homeostasis hace referencia a que son las condiciones estables del organismo las que le permiten mantenerse en equilibrio.
Al respecto, es pertinente referir, brevemente, que el sistema nervioso autónomo, como su nombre lo dice, funciona de manera autónoma o automática, quiere decir que está naturalmente programado para llevar a cabo sus funciones. Por ejemplo, los sistemas respiratorio, digestivo y circulatorio serían subsistemas del sistema nervioso autónomo, ya que ellos ejecutan su “labor” en nuestro organismo, de manera eficiente e ininterrumpida (24/7), sin necesidad de una “orden expresa” de nuestro cerebro.
El sistema endocrino, por su parte, produce, de manera natural, diferentes hormonas que son sustancias bioquímicas que tienen como una de sus funciones, la de regular, en cierta manera, la actividad cerebral. El ejemplo que mejor podría ilustrar este punto, lo vemos en la pubertad y en la adolescencia, donde el intenso flujo hormonal produce cambios significativos en la joven o el joven, en diferentes niveles: con relación a su actividad sexual, a su sociabilidad y estado de ánimo en general.
Y, el sistema inmunológico reconocido como aquel que nos protege de las enfermedades, al combatir a las bacterias y virus del medio ambiente, está constituido por diferentes órganos que trabajan de manera organizada también.
¿Cómo se relaciona con el estrés?
Todo ello nos revela que nuestro organismo funciona de manera integrada y automática cuando se trata de responder a demandas del medio ambiente que nos producen estrés. Sin embargo, es preciso mencionar que ello es posible hasta cierto nivel, ya que cuando el nivel de estrés es excesivo y persistente o crónico, este sistema alostático es también sobrecargado, desencadenando la carga en diferentes patologías médicas y psiquiátricas. Al respecto existen infinidad de estudios científicos que revelan esta asociación. Por ejemplo, encontramos estudios que revelan que entre el estrés crónico y la enfermedad cardiaca la asociación es contundente.
Asimismo, existe mucha evidencia científica que refiere que, gestionando nuestros niveles de estrés, es posible evitar múltiples enfermedades. En esta línea, la psicoterapia y las terapias contemplativas o meditativas son dos disciplinas que cuentan con validez científica para gestionar el estrés que inflama nuestro organismo. Y, lo interesante es que ambas han empezado a “caminar juntas” desde hace unos cuarenta años.
Frente a un estresor externo, como una situación traumática como la pérdida de un ser querido, o, incluso, un estresor interno, como pueden ser nuestros propios pensamientos distorsionados, frente a situaciones que se podrían considerar como parte de la vida misma, se produce en nuestro organismo una liberación de sustancias bioquímicas que son las que alteran nuestro bienestar.
Sin embargo, lo importante es saber que nuestro organismo posee la capacidad de recuperarse de manera natural, en muchas ocasiones, gracias a la respuesta alostática. Un buen ejemplo de ello puede ser el fenómeno del duelo, un fenómeno natural, en el que la situación de pérdida se suele normalizar en la mente de quien lo ha vivenciado, siempre y cuando se permita que el proceso fluya, “atravesando la tormenta” como señala la Dra. Elisabeth Kübler Ross (1926-2004) psiquiatra suiza americana, reconocida mundialmente por sus estudios sobre el proceso de duelo. La Dra. Kübler Ross quería decir, que se trata de no evitar las manifestaciones naturales de los procesos de duelo, como: sentir el dolor, llorar, hablar de ello, recordar…, solo así es posible llegar a la aceptación de la pérdida.
Conclusiones
En conclusión, la alostasis nos revela, de alguna manera, que es recomendable que ante la presencia de ciertos dolores físicos, realicemos una autoobservación, durante algunos pocos días, antes de solicitar una atención médica. Es posible, por ejemplo, que ese dolor en la espalda, o en los hombros, o un resfrío, sean respuestas al estrés que nuestro sistema alostático sabrá resolver. Sin embargo, te sugiero que si el dolor o la afectación persisten por más de tres días, solicites la atención de un profesional de la salud.