A lo largo de nuestro desarrollo y crecimiento, la gran mayoría de la población va adquiriendo un conjunto de conocimientos y capacidades gracias a las cuales vamos a ir forjando nuestra identidad, nuestro modo de ver el mundo y la manera en que interactuamos con él. Vamos aprendiendo cómo realizar tareas que nos permiten una subsistencia autónoma e independiente.
Sin embargo, existen personas que por algún motivo han perdido o no han desarrollado suficientemente las habilidades necesarias para realizar las actividades del día a día de manera totalmente autónoma. Estas personas pueden necesitar algún tipo de supervisión, ayuda o apoyo en las diferentes tareas del día a día, una ayuda que puede ser proporcionada en muchos casos por diferentes tipos de institución social y sanitaria.
Para ello hacen falta profesionales capaces de dar respuesta a las necesidades de este sector de la población, con lo que se hace necesaria formación en atención sociosanitaria a personas dependientes en instituciones sociales. Es sobre este tema sobre el que se va a hablar a lo largo de este artículo.
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¿Qué es la atención sociosanitaria a personas dependientes?
Para comprender el tipo de atención que debe ofrecerse desde las instituciones sociales a personas dependientes, primero es necesario tener en cuenta a qué hace referencia el concepto de persona dependiente.
Consideramos a una persona como dependiente cuando se encuentre en una situación o estado de características generalmente permanentes en la que por algún motivo dicha persona ha perdido o visto reducidas sus facultades o capacidades para llevar una vida totalmente autónoma, o bien cuando no ha podido desarrollar dichas capacidades completamente hasta niveles que le permiten una actuación independiente y una adaptabilidad a las demandas ambientales y sociales.
La dependencia implica la necesidad de atención, apoyo o supervisión por parte de otras personas (o recursos) ajenas al propio sujeto con el fin de poder realizar las actividades del día a día o bien para mantener una actuación lo más autónoma posible.
Si bien por lo general cuando se habla de dependencia suele pensarse en personas con discapacidad intelectual o algún tipo de enfermedad neurodegenerativa, lo cierto es que dentro del concepto de persona dependiente se incluyen también aquellos sujetos que tengan algún grado de discapacidad física, sensorial o cuya actividad vital se vea altamente interferida por la presencia de algún tipo de problema psiquiátrico.
Además, también se incluyen las personas de edad avanzada o que tengan una salud delicada que precise de asistencia contínua.
En algunos casos la persona se encuentra en una situación de incapacitación legal y puede estar tutorizada por un familiar o fundación, si bien no es necesario estar legalmente incapacitado para tener algún grado de dependencia.
Así pues el apoyo o atención sociosanitaria no es algo que implique únicamente una actuación a nivel cognitivo sino una atención asistencial integral, que puede incluir diferentes tipos de actuaciones en función de las necesidades, dificultades y/o potencialidades del sujeto. Es importante valorar que la intención de este tipo de servicios no es únicamente la de paliar posibles déficits sino que también se encarga de maximizar y optimizar las fortalezas del individuo, así como su calidad de vida.
También debe tenerse en cuenta que al hablar de atención sociosanitaria en instituciones sociales hacemos referencia a una atención que se ofrece en una organización o estructura dedicada al servicio y búsqueda del bienestar de los usuarios, y cuya actuación puede llevarse a cabo en múltiples entornos.
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Tipos de institución social para personas con algún tipo de dependencia
En lo que respecta al tipo de recurso o institución social o sociosanitaria ofrecida a personas en situación de dependencia, podemos encontrar diferentes categorías con distintos objetivos y tipos de tratamientos o apoyos ofrecidos. En este sentido algunos de los más usuales son los siguientes.
1. Servicio de prevención de situaciones de dependencia
Se trata de dispositivos cuyo principal cometido es la de intentar prevenir o limitar la posibilidad o empeoramiento de situaciones de dependencia en población de riesgo, siendo el ejemplo más evidente el de personas con una discapacidad congénita o las personas con una edad avanzada. Así, en este tipo de dispositivos se trabaja con población que o bien no tiene aún una situación de dependencia o bien se busca que esta no limite más de lo que ya lo esté haciendo la autonomía de la persona.
2. Hospitales y Centros de Día
Probablemente los tipos de servicio o institución sociosanitaria más conocidos, los centros de día y hospitales de día tienen como principal objetivo el proporcionar una atención completa e integral a los usuarios con el fin de incrementar o mantener su nivel de autonomía, participación sociocomunitaria, capacidad para la autogestión y en general su calidad de vida.
Su labor biopsicosocial suele incluir la aplicación de medidas de rehabilitación, restauración o compensación de funciones, orientación y asesoramiento para el usuario, facilitación y entrenamiento de la vinculación social y familiar sin tener por ello precisar de un ingreso, favorecer hábitos saludables, realizar un control de la situación y proporcionar un apoyo tanto al usuario final como a su entorno.
3. Centros de Atención Residencial
Este último tipo de centro, también altamente conocido, se dedica a ofrecer una atención sociosanitaria también integral pero en personas que están ingresadas o ubicadas en el mismo servicio, en el cual viven (bien sea de manera permanente o temporal).
En dichos centros los usuarios realizan diferentes tipos de actividades, talleres o terapias (dependiendo del caso) que permiten mejorar y/o preservar su autonomía y/o capacidades, favorecer su vinculación y socialización. Un ejemplo de este tipo de servicios los encontramos en las Llar Residencia, en Cataluña (Hogar Residencia, en castellano).
4. Otros tipos de servicio
Si bien los tres anteriores son algunos de los más usuales, también cabe mencionar la existencia de otros muchos tipos de servicio asistencial a personas dependientes. Entre ellos podemos encontrar el servicio de teleasistencia o la ayuda a domicilio.
Asimismo y a nivel más íntegramente sanitario podemos encontrar diversos servicios dentro de la cartera de la salud pública, como por ejemplo las unidades de alta dependencia psiquiátrica o el ingreso en unidades de agudos o subagudos, neuropsiquiatría o psicogeriatría.
Grado de dependencia y actividades desde las que se analizan
Hay que tener en cuenta que con el fin de ofrecer una atención sociosanitaria de calidad a personas dependientes es necesario en primer lugar conocer cuáles son sus necesidades y en qué grado presentan algún tipo de dependencia.
En este sentido será necesario que un profesional con la formación adecuada pueda valorar al sujeto, para lo que empleará uno o diversos cuestionarios y la observación del sujeto así como de las características e informes de su situación vital y del entorno. Con ello se obtendrá una puntuación en el Baremos de Valoración de la Dependencia que servirá para determinar el tipo o grado de dependencia de la persona en cuestión.
El tipo de actividades que se analizan son por lo general las actividades básicas de la vida diaria: nutrición, higiene, sueño, control de esfínteres, movilidad y desplazamiento, tareas domésticas, capacidad para mantener el estado de salud, capacidad para la toma de decisiones. También se tiene en cuenta si se precisa por ejemplo de ayuda o guía externa para llevar a cabo dichas acciones.
En base al baremo que hemos visto, podemos llegar a obtener tres tipos de dependencia: de Grado I o moderada en la que el sujeto necesita de alguna ayuda puntual para ser autónomo, de Grado II o severa en el que aunque no se necesita un cuidador permanente sí se precisa de ayuda varias veces al día para realizar determinadas actividades básicas y de Grado III o gran dependencia en la que el sujeto necesita de un cuidador, supervisión o ayuda continuada en su día a día.
Profesionales implicados
Otro factor a tener en cuenta es que el cuidado de una persona dependiente requiere de la colaboración de distintos profesionales procedentes de diversas ramas tanto sanitarias como sociales.
El tipo concreto de profesionales que necesitará cada persona puede variar según el caso, pero a grandes rasgos podemos encontrar médicos (de cualquier rama sea neurología, foniatría, cardiología, endocrinología, inmunología...), enfermeros, psicólogos, auxiliares, fisioterapeutas, logopedas, terapeutas ocupacionales, trabajadores sociales, educadores, profesores y pedagogos (y no solo en el caso de niños) y en algunos casos incluso abogados.
Todos ellos deberán coordinar su actuación para ofrecer una atención integral que tenga en cuenta las necesidades, potencialidades y dificultades de la persona dependiente con el fin de mejorar su calidad de vida en la medida que sea posible.
Intervención sociosanitaria
Aunque los diferentes profesionales implicados trabajarán centrándose en su especialidad con el fin de ayudar al sujeto, a grandes rasgos podemos determinar el carácter general de la principal labor que tiene la atención sociosanitaria a personas dependientes en instituciones sociales.
La actuación de los profesionales va dirigida al desarrollo y puesta en marcha de programas dirigidos a proporcionar una asistencia que permita que el sujeto lleve a cabo las actividades básicas con las que tiene dificultades, la rehabilitación o compensación de sistemas, capacidades y funciones, la incorporación del sujeto a la participación social y a vincularse con otras personas y la educación y psicoeducación dirigida tanto al sujeto como a su entorno de cara a afrontar posibles dificultades y mejorar el nivel de vida y la autonomía del sujeto.
Dentro de dicha actuación se incluyen el planteamiento de terapias y actividades dirigidas a la estimulación cognitiva, la reestructuración cognitiva de creencias distorsionadas, el uso de la terapia ocupacional para mejorar la funcionalidad en las actividades básicas, la promoción de la salud y la prevención de daños, la adherencia a los tratamientos en caso de haberlos, la gestión del estrés o las emociones o la mejora de la participación social a través de diversas actividades y entrenamientos, entre otras muchas.
Todo ello siempre conservando una línea ética en la que prevalezca la dignidad, la confidencialidad y el respeto a las capacidades e independencia del sujeto, a la par que se genera un ambiente cálido y confortable y se busca el máximo beneficio para el sujeto y evitar en lo posible cualquier perjuicio producido por la propia acción asistencial.
Referencias bibliográficas:
- Instituto de Formación y Estudios Sociales (IFES). Dirección Territorial de Andalucía. (2010). Atención sociosanitaria a personas dependientes en instituciones sociales. Módulo Formativo 1. Apoyo en la Organización de Intervenciones en el Ámbito Institucional. Unidad Formativa 1. Apoyo en la Recepción y Acogida en Instituciones de Personas Dependientes. Andalucía, España.