Enfermedades de la vista: características, tipos y síntomas

Una clasificación de las enfermedades de la visión que pueden afectar al ojo humano.

Enfermedades de la vista

Los problemas visuales están presentes en un gran porcentaje de la población mundial, habiendo ido en aumento durante las últimas décadas y siendo la presbicia la más común de las enfermedades de la vista a partir de los 40 años.

Enfermedades de la vista como la miopía, la hipermetropía y el astigmatismo, constituyen problemas de la vista relacionados con defectos en la refracción visual, que dificultan a la persona que los padece el poder percibir nítidamente objetos percibidos que se encuentran a una determinada distancia.

También hay otras enfermedades de la vista que causan bastantes problemas en la vida de quienes las padecen, como son las cataratas y el glaucoma, mientras que hay enfermedades que no causan tantas dificultades en el día a día, como es el daltonismo.

Aquí encontrarás un resumen de las enfermedades de la vista más importantes, clasificadas.

¿Cuáles son las principales enfermedades de la vista?

La refracción visual consiste en un proceso en el que la luz, que proviene de los objetos del exterior, atraviesa las diversas partes del ojo, lugar en el que se encuentran unas células fotorreceptoras (los conos y los bastones), las cuales se encargan de convertir la luz procedente de los objetos en impulsos nerviosos que llegan hasta el cerebro por el nervio óptico, para transformarse en imágenes.

De manera que, tras ese proceso, las imágenes de los objetos quedan concentradas en la retina.

En los casos en los que esos rayos de luz son proyectados en la retina en un punto únicamente, de manera que la imagen creada sea nítida, estaríamos hablando de un proceso de refracción correcta, lo cual hace un ojo emétrope que no presenta ninguna patología con respecto a la refracción visión.

En cambio, si se produce algún problema en este proceso de refracción visual, de manera que el ojo no es capaz de enfocar nítidamente las imágenes en su retina, sufriendo una visión borrosa hacia objetos o personas que se encuentran a una distancia determinada, hablaríamos de un problema de refracción.

Dependiendo de la distancia a la que se presente esa dificultad para percibir los objetos y personas con nitidez, hablaríamos de una patología o de otras.

A continuación veremos las patologías visuales más comunes, clasificadas.

Enfermedades de la visión relacionadas con la refracción visual

A continuación se explicarán las enfermedades de la vista que se dan por alguna dificultad en el proceso de la refracción visual.

1. Miopía

La patología visual conocida como miopía está caracterizada por comportar una visión borrosa de los objetos que se encuentran a una distancia lejana, presentando la persona que la padece una correcta visión en distancias cortas.

Esto es causado porque un ojo miope es más alargado que un ojo “normal” o emétrope, por lo que los rayos de luz provenientes de los objetos percibidos convergen enfrente de la retina, en lugar de hacerlo en la misma, de manera que las imágenes quedan desenfocadas.

Por mucho que se esfuerce una personas miope en enfocar nítidamente un objeto lejano no lo va a conseguir, la única forma de que pueda percibir correctamente la imagen de objetos lejanos es utilizando lentillas o gafas divergentes, aunque también se puede tratar mediante una operación quirúrgica realizada por un oftalmólogo especializado con la ayuda de su equipo conocida como cirugía refractiva, la cual también ayudar a corregir la hipermetropía y el astigmatismo.

Otro aspecto importante a tener en cuenta en estas patologías visuales es el grado de severidad de las mismas. Dicha severidad se mide en unas unidades conocidas como dioptrías, por ello, cuanto mayor grado de severidad de miopía tenga una persona, también será mayor el número de dioptrías en las que será medido.

No obstante, el grado de severidad en función del número de dioptrías, tanto de la miopía como de la hipermetropía y el astigmatismo, lo debe diagnosticar un profesional facultativo tras haber realizado al paciente las pruebas correspondientes, siendo esta clasificación aplicada de manera orientativa, en base a las fuentes consultadas.

El grado de miopía tiende a aumentar a medida que la persona va cumpliendo años, siendo clave su detección lo antes posible con el fin de que empeore el grado de severidad lo menor posible.

2. Hipermetropía

Otras de las enfermedades de la vista relacionadas con la refracción visual es la hipermetropía, que se da cuando los rayos de luz proyectados en el ojo, que provienen de los objetos del exterior percibidos, se cruzan en la parte posterior a la retina, mientras que deberían hacerlo en la misma.

Una persona con hipermetropía puede ver con claridad los objetos que se encuentran a una distancia lejana; en cambio, ve borrosos los objetos que se encuentran a una distancia cercana. Este defecto de refracción visual se produce porque la longitud del globo ocular es más corta que la de un ojo “común” o emétrope.

No obstante, la hipermetropía, a diferencia de la miopía, puede compensar su error de refracción, en parte, al aumentar el poder dióptrico del cristalino, la parte del ojo que se encuentra entre el iris y el humor vitreo; cuya función es enfocar los objetos percibidos en el exterior.

Por ello, una persona con una hipermetropía leve o moderada y puede tener una visión correcta gracias a la capacidad aumentada del cristalino, de manera que los rayos de luz que atraviesan el ojo, provenientes de objetos percibidos del exterior, son enfocados correctamente en la retina sin que se produzca una visión borrosa.

Hipermetropía

Por otro lado, aunque el cristalino pueda compensar los problemas de refracción visual de las personas con hipermetropía, es conveniente el uso de gafas con el fin de que la persona no fuerce demasiado la vista debido a que puede sufrir otros problemas como pudiera ser el cansancio ocular, dolores de cabeza y hasta estrabismo ocular. Además de que, en caso de padecer una hipermetropía con grado de severidad elevado, el cristalino no será capaz de compensar el error de refracción visual, por lo que la persona verá de forma borrosa a todas las distancias.

La hipermetropía, si se detecta de forma temprana, no tiende a empeorar su grado de severidad con el paso de los años, en caso de ser detectada a una edad temprana.

Por otro lado, con el uso de gafas correctoras, además de poder ver correctamente, durante la etapa de desarrollo del niño, tiende a aumentar la longitud de los globos oculares y, con ello, el número de dioptrías disminuirá, pudiendo llegar a ser insignificante al llegar a la edad adulta.

3. Astigmatismo

Un gran porcentaje de personas que padecen hipermetropía o miopía suelen tener también algún grado de astigmatismo.

Cuando una persona padece astigmatismo percibe una imagen de los objetos desenfocada (p. ej., percibir los rebordes de los objetos con una mala definición), produciéndose tanto para los objetos lejanos como los cercanos, es decir, que la persona presenta dificultades para poder ver detalles sutiles de los objetos, tanto a distancias cercanas como lejanas.

El astigmatismo es una patología visual que se produce cuando las superficies dioptrías visuales (la córnea y el cristalino) no tienen la misma curvatura o capacidad de convergencia en todos sus ejes (p. ej., el eje horizontal y el vertical de la córnea son asimétricos).

El grado de severidad del astigmatismo no suele cambiar normalmente de manera muy notable durante la etapa de crecimiento de la persona, a diferencia de lo que ocurre con la miopía o la hipermetropía que vaya acompañada.

Además de las patologías visuales comentadas anteriormente, hay otra patología relacionada con la refracción visual que es muy frecuente entre la población adulta, por lo que resulta conveniente comentar en qué consiste a continuación.

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4. Presbicia (vista cansada)

Debido a un proceso evolutivo de envejecimiento común, el cristalino va disminuyendo su capacidad para enfocar los objetos provenientes del exterior en la retina, producido por un debilitamiento de sus músculos ciliares, por lo que la mayor parte de las personas a partir de cierta edad van perdiendo esa capacidad para enfocar de manera correcta sin el uso de unas lentes de contacto.

Es común que la presbicia comience a partir de los 40-45 años de edad, aunque en algunos casos puede parecer a una edad mayor.

Otras de las enfermedades de la vista frecuentes

A continuación se explicarán brevemente otras enfermedades de la vista que, aunque son menos frecuentes que las que se encuentran relacionadas con la refracción visual, también se dan en multitud de casos.

1. Daltonismo o discromatopsia

Esta enfermedad visual provoca que los sujetos que la padecen tengan una gran dificultad para poder distinguir entre ciertos colores, debido a que tienen 2 tipos de conos cuando deberían tener 3.

Hay 3 tipos de discromatopsias:

  • Protanopia: por la falta de conos L, no distinguen bien entre el verde y el rojo.
  • Deuteranopia: por la falta de conos M, tampoco distinguen bien entre el verde y el rojo.
  • Tritanopia: por falta de conos S, no distinguen bien entre el amarillo y el azul.

La deuteranopia y la protanopia son enfermedades de la vista que se dan con más frecuencia en varones que en mujeres, debido a que se producen por causas genéticas que se encuentran ligadas al cromosoma X.

2. Glaucoma del ángulo abierto

Del grupo de enfermedades de la vista que causan un daño en el nervio óptico, el glaucoma es la más frecuente, cuyo daño es, concretamente, en el ángulo abierto del nervio óptico.

La manera en que el glaucoma causa daño en el ángulo abierto es cuando el humor acuoso (líquido que permite nutrir y oxigenar la córnea y el cristalino) no se consigue drenar con eficacia, de manera que se acumula líquido y con ellos aumenta la presión ocular, de forma que se daña el nervio óptico.

En el momento que las fibras nerviosas del nervio óptico comienzan a dañarse, mueren y la persona empieza a desarrollar puntos ciegos en la visión, siendo frecuente la conocida como “visión del túnel”, que impide al sujeto tener una visión periférica del entorno, de manera que hay más ángulos muertos en su visión de lo que sería normal.

Por tanto, los dos síntomas más comunes de esta enfermedad visual son:

3. Cataratas

Esta enfermedad de la vista se da cuando se percibe una nubosidad en el cristalino, en lugar de ser totalmente transparente, de manera que no permite al cristalino enfocar bien la luz proveniente de los objetos percibidos para enfocarlos correctamente sobre la retina, por lo que se tiene una visión borrosa. Además, es una enfermedad de la vista que va en aumento si no se interviene a tiempo.

Los cambios más comunes en la visión que permiten a una persona detectar que podría tener cataratas son los siguientes:

  • Ver borroso.
  • Visión doble.
  • Serias dificultades para ver por la noche.
  • Tener sensibilidad a la luz.
  • Percibir las luces de una forma más tenue de lo normal.
  • Percibir los colores brillantes de manera atenuada.

Esta enfermedad puede impedir a la persona la realización de tareas como leer o conducir un vehículo, entre otras, y también puede dificultar el reconocimiento de las expresiones faciales de otras personas.

Afortunadamente, a día de hoy, existen métodos quirúrgicos eficaces que permiten solventar enfermedades de la vista como esta.

Las cataratas constituyen una enfermedad cuya probabilidad de aparecer en las personas aumenta proporcionalmente con la edad.

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Psicólogo

Mario Arrimada es Graduado en Psicología en la Universidad Pontificia de Salamanca y dispone de un Máster de Actualización en Intervención Psicológica y Salud Mental en la Universidad a Distancia de Madrid. Varios cursos de formación, entre ellos el de Experto en Trastornos de la Personalidad con la Asociación Española para el Fomento y Desarrollo de la Psicoterapia, de Experto en Mindfulness y de Experto en DSM5 y CIE11, ambos en la UDIMA.

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