La aparición de granos en la cara es algo completamente normal, sobre todo en momentos de estrés, en algunas fases de la adolescencia, tras desajustes del ciclo hormonal femenino o durante una época en la que se ingiere comida poco saludable, por ejemplo. El estado de la piel es un buen indicativo de la salud del resto del cuerpo, pues los cambios epidérmicos son los primeros en notarse de forma evidente ante algunos procesos patológicos.
El acné vulgaris, una de las formas más comunes de manifestación de granos (sobre todo en cara y espalda), afecta a 40 millones de personas en todo el mundo, incluyendo a niñas desde los 11 años de edad y niños a partir de los 12. Aunque esta condición epidérmica se considere casi exclusiva de adolescentes, se ha demostrado que el 10% de las personas que la manifiestan tienen entre 35 y 44 años de edad.
De todas formas, más allá del acné, existen otros muchos motivos por los cuales aparecen granos en la cara, algunos patológicos y otros normales. Si quieres saberlo todo sobre los diferentes tipos de granos y sus características, sigue leyendo.
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¿Qué es un grano y cuáles son sus tipos?
Según la Real Academia Española de la lengua (RAE), un grano es cada una de las pequeñas protuberancias en la estructura o en la superficie de algunos cuerpos, entre ellos la piel. A pesar de que todos nos entendemos al hablar de granos, en realidad este término no tiene ningún tipo de interés médico, ya que no hace referencia a la causa subyacente del abultamiento en cuestión.
En las siguientes líneas, vamos a extender la acepción de “grano” a todos los procesos abultados en la piel relacionados con el acné, para finalmente, explorar aquellas entidades que se pueden confundir con granos pero que realmente no lo son. No te lo pierdas.
1. Espinilla o punto blanco
Este es el tipo de grano más común de todos y al que solemos referirnos cuando utilizamos la palabra. De todas formas, el término más adecuado es “comedón”, y este hace referencia a un folículo piloso que ha sido obstruido.
Ya sea por un exceso de células epidérmicas muertas y queratina en la superficie de la piel (hiperqueratosis) o por un exceso de producción de sebo por parte de la glándula sebácea, el poro de un folículo piloso puede verse obstruido, lo cual provoca la acumulación de grasa y sustancias bajo la piel. Así aparecen las espinillas o puntos blancos, “cerradas” por una película y aisladas del medio. Esta es la eflorescencia primaria del acné.
2. Punto negro
La premisa es la misma: se forma un microcomedón por el taponamiento de un folículo piloso. La diferencia con el caso anterior es que, en esta ocasión, el sebo está en contacto directo con el exterior, lo cual le otorga a la eflorescencia un tono negro. A diferencia de lo que se suele creer, el tono marronáceo del punto negro no se debe a la suciedad en el folículo, sino a la presencia de melanina y la oxidación de las grasas.
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3. Pápulas
Hasta ahora, nos hemos movido en cuadros no inflamatorios. Las pústulas son el primer signo de un tipo de acné más severo, pues en este caso hay una respuesta inmunitaria que inflama el grano, dándole un tono más enrojecido y elevado. Esta inflamación se produce como respuesta a la invasión bacteriana de Corynebacterium acnes del folículo, un microorganismo comensal que se alimenta de materia orgánica en descomposición, como el sebo.
4. Pústulas
Las pústulas son el siguiente paso, caracterizado por una mayor invasión de C. acnes y la consiguiente respuesta inflamatoria en la piel. Estas formaciones se caracterizan por la acumulación de pus a nivel subepidermal, compuesto por linfa, glóbulos blancos o linfocitos, células muertas, colesterol, glucosa y restos de las bacterias. Son abultamientos más grandes que las pápulas, suaves al tacto y con un centro lleno de pus.
5. Nódulos
Los nódulos son bultos inflamados, profundos, duros y sin centro de pus, que reflejan una infiltración de la inflamación e infección a capas más profundas de la piel. A medida que C. acnes se expande, mayor es el daño tisular localizado. Por ello, los nódulos ya suelen dejar cicatrices tras su desaparición.
6. Quistes
Un quiste es un saco de tejido membranoso que contiene líquido, aire u otras sustancias, en este caso pus. Representa al tipo de acné más severo, que se presenta en cara y espalda con múltiples lesiones enrojecidas y muy dolorosas al tacto. En este punto, es esencial la intervención médica, pues los daños causados en el entorno de la piel pueden ser irreversibles.
7. Milia
A partir de aquí, nos alejamos del cuadro de acné. Te presentamos aquellas formaciones que pueden confundirse con granos o comedones pero que, en realidad, no se han visto desencadenados por una acumulación de sebo a nivel del folículo piloso.
Por su parte, las milias son pequeñas protuberancias que aparecen en distintas partes del cuerpo, generalmente debajo de la capa exterior entre la piel y el párpado, alrededor de la nariz y los ojos o en la zona de las mejillas. Corresponde a una acumulación de células muertas (corneocitos) y queratina atrapadas bajo la superficie de la piel, lo cual da a lugar a pequeñas formaciones incoloras e indoloras similares a una verruga.
La milia es muy diferente al acné, pues en este caso, el cuadro no se ve propiciado por la acumulación de sebo en el entorno epidérmico, no hay invasión bacteriana y, por tanto, no se producen eventos inflamatorios. No suelen ser formaciones molestas, pero si causan malestar estético, se pueden eliminar con crioterapia o peelings químicos faciales.
8. Verruga
Las verrugas son un caso muy curioso, pues muy poca gente sabe por qué aparecen, pero casi todos las tenemos. Por sorprendente que parezca, estas formaciones aparecen tras la infección por el Virus del Papiloma Humano (VPH), que realmente se trata de un virus con más de 150 variantes diferentes que afectan a distintas especies.
Cuando tenemos una herida o nos rascamos en la piel a conciencia, algunos de los subtipos de VPH pueden ingresar en el entorno de la piel, y tras unas semanas, aparece la verruga. Los VPHs 2, 7, 4 y 1 son algunos de los que provocan verrugas en distintas partes del cuerpo. Otras variantes (como el VPH 16 y el 18) son mucho más peligrosas, ya que causan más del 70% de los casos de cáncer de cuello uterino (CCU) en mujeres.
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9. Lipoma
En realidad, un lipoma no tiene absolutamente nada que ver con un grano al uso, pero las personas menos familiarizadas con el ámbito médico pueden confundirlo con un comedón demasiado prominente, un quiste e incluso un tumor neoplásico. Nada más lejos de la realidad: la inmensa mayoría de lipomas son inofensivos.
Los lipomas son nódulos de tejido subcutáneo graso de naturaleza no invasiva. Se distinguen de un tumor al uso en que, si los tocas, se nota que son blandos y se mueven bajo la piel. A nivel médico, los lipomas no suponen ningún problema.
10. Melanoma
Todo recorrido por las surgencias epidérmicas tiene que terminar, de un modo u otro, en el melanoma. De todas formas, no somos partidarios de hacer especial hincapié en cánceres, ya que generan más histeria que otra cosa, cuando realmente casi nunca son el agente causal de un abultamiento en la piel.
Los melanomas se forman en las células de la piel encargadas de producir melanina (melanocitos), de ahí que se asemejen mucho a lunares espontáneos, con bordes irregulares y enrojecidos.
Resumen
Te hemos presentado muchísimos tipos de granos en esta oportunidad, pero nos hemos dejado otros tantos en el camino, como los granitos que aparecen durante una reacción alérgica, habones, ronchas, sarpullidos por dermatitis y otras muchas cosas más. Como el término “grano” hace referencia a cualquier abultamiento de la piel, podemos englobar en él una cantidad ingente de surgencias epidérmicas.
De todas formas, la mayor parte de granos de la piel se encuentra en forma de espinillas, puntos negros, milia y, como mucho, pápulas. Exceptuando el último tipo, los demás son inofensivos y no causan más que malestar estético.
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