A pesar de que hoy en día existe una gran cantidad de información respecto a las enfermedades e infecciones de transmisión sexual, este tipo de alteraciones siguen siendo espectacularmente frecuentes en la población de todo el mundo.
Algunas, como el VIH-SIDA, siguen siendo una epidemia que acaba o altera en gran medida la vida de millones de personas y que no cuentan con un tratamiento curativo. Otras afortunadamente sí pueden curarse, pese a que a menudo son infravaloradas socialmente. Una de estas últimas es la tricomoniasis, de la cual vamos a hacer mención a lo largo del presente artículo.
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Una de las ETS más comunes: la tricomoniasis
La tricomoniasis es una de las enfermedades de transmisión sexual (o ETS) más frecuentes, a pesar de no ser de las más conocidas a nivel social.
Esta enfermedad es causada por un protozoo parásito que se transmite mediante el sexo vaginal y que infecta el tracto genitourinario. La tricomoniasis puede o no tener síntomas evidentes, siendo frecuente que pueda pasar desapercibida para la persona en cuestión. De hecho, es lo que ocurre en alrededor de siete de cada diez casos.
Entre la infección o contagio y el inicio de los posibles síntomas existe un periodo de incubación de entre cinco y veintiocho días. Puede aparecer tanto en hombres como en mujeres, si bien en los primeros suele ser asintomática. A menudo los síntomas suelen ser tan leves que el confunden con otros problemas, y es posible que aparezcan y desaparezcan intermitentemente.
Cuando sí se presentan síntomas, cabe tener en cuenta que en primer lugar una de las posibles alteraciones generadas por esta enfermedad es la aparición de inflamaciones como la vulvitis, vaginitis o uretritis, siendo habitual también que aparezcan secreciones anómalas.
En la mujer es habitual que la tricomoniasis genere malestar, ardor y dolor en los genitales al orinar o al tener relaciones sexuales, junto con posibles secreciones generalmente de coloración verdosa o amarillenta y de olor fétido. También se presenta disuria o dificultades para orinar, sangrado y máculas en la superficie de la vagina.
En el caso de los hombres, en los pocos casos que se dan síntomas aparece dolor y ardor al orinar o eyacular, dificultades para miccionar o disuria y necesidad de orinar muchas veces durante la mañana. También pueden aparecer secreciones purulentas por el pene. Ocasionalmente puede generar inflamación de la próstata.
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Posibles complicaciones
En cualquiera de los casos y especialmente en el caso de la mujer, la tricomoniasis puede tener repercusiones relevantes para la salud.
En mujeres embarazadas se ha visto que puede provocar prematuridad y bajo peso en el recién nacido, e incluso puede llegar a transmitirse la enfermedad al feto.
Asimismo y en ambos sexos facilita la aparición de heridas y la transmisión o contagio de otras venéreas, incluyendo el VIH. De hecho, no es raro que está infección aparezca conjuntamente a otras como la gonorrea.
Causas y transmisión de esta enfermedad
La tricomoniasis es una enfermedad causada por la infestación de un protozoo parásito denominado Trichomonas vaginalis, y se contrae a través del mantenimiento de relaciones sexuales sin protección.
Generalmente el parásito es transmitido a través de la penetración vaginal. No está circunscrito solo al sexo entre personas heterosexuales, pudiéndose transmitir también durante relaciones entre personas del mismo sexo (pudiendo pasar también de vulva a vulva sin que exista penetración). También puede transmitirse al compartir juguetes sexuales o por manipular las genitales propios o ajenos tras haber tocado fluidos infectados.
Sin embargo, es cuanto menos infrecuente que se transmita la infección a través del sexo anal u oral, no afectando por lo general a boca u ano. El contacto casual, sentarse en el mismo lavabo, comer o beber del mundo vaso o el contacto con saliva a través de besos o estornudos no son tampoco vías de transmisión de esta enfermedad.
Además de todo lo anterior hay que tener en cuenta que es muy sencillo y habitual que una persona con esta enfermedad infecte a su pareja, y que aún si es tratado puede volver a ser reinfectado por esta. En este sentido es fundamental que cuando se detecta la tricomoniasis tanto la persona como su o sus parejas sexuales sean tratadas.
Tratamiento
La tricomoniasis es afortunadamente una enfermedad que cuenta con tratamiento efectivo, siendo fácilmente curable. Concretamente, dicho tratamiento se basa en la prescripción y toma de antibióticos.
Uno de los más habituales es en tinidazol, el cual elimina e impide la multiplicación del protozoo causante de la enfermedad (también se usa en otras venéreas). El otro es el metronidazol, que puede ser recetado en crema o en comprimidos. Existen versiones en que basta una toma del fármaco, si bien puede requerirse dosis diarias. Por lo general la enfermedad remite alrededor de una semana después de empezar a aplicar el tratamiento, si bien puede verse mejoría de la sintomatología ya desde el segundo día.
Cómo hemos indicado anteriormente, resulta fundamental que el tratamiento lo realicen ambos miembros de la pareja al mismo tiempo. Deberá evitarse el contacto sexual hasta que se observe la desaparición del microorganismo causante. También el consumo de alcohol y otras sustancias, dado que interfieren en el funcionamiento del fármaco.
En cualquier caso, la manera más fácil de evitar posibles enfermedades como esta está en la prevención, empleando profilaxis tales como preservativos u otros métodos de barrera.
Referencias bibliográficas
- Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (s.f.). Tricomoniasis: Hoja informativa de los CDC. [Online]. Disponible en: https://www.cdc.gov/std/spanish/tricomoniasis/stdfact-trichomoniasis-s.ht.
- Hobbs, M., Seña, E.C., Swygard H. & Schwebke, J. (2008) Trichomonas vaginalis and Trichomoniasis. In: KK Holmes, PF Sparling, WE Stamm, P Piot, JN Wasserheit, L Corey, MS Cohen, DH Watts (editors). Sexually Transmitted Diseases, 4th edition. New York: McGraw-Hill, 771-793.
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