Los animales de compañía no son un elemento más de nuestro hogar. A diferencia de los muebles o de las plantas, las mascotas son vistos como unos miembros más de la familia cuya relación con las personas suelen ser beneficiosas física y emocionalmente.
La antrozoología es una ciencia relativamente nueva que se encarga del estudio de las relaciones entre los seres humanos y los animales, especialmente aquellos más domesticados. También se encarga de mejorar las condiciones de los animales y cómo ellos pueden beneficiarnos a nosotros.
Dada la gran cantidad de mascotas en nuestras sociedades es especialmente importante conocer cómo pueden afectar a nuestra salud mental y como su presencia puede actuar como factor de protección ante la manifestación de psicopatología y criminalidad.
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¿Qué es la antrozoología?
La antrozoología (de “ánthropos”, hombre, ser humano; y “zoon”, animal) es la ciencia que estudia las interacciones entre los seres humanos y el resto de animales, profundizando en sus vínculos y cómo se influyen mutuamente a nivel psicológico, físico y emocional. A lo largo de toda su historia el ser humano ha convivido con otras especies animales, tanto para alimentarse (p. ej., la leche y la carne de las vacas) como para cazar y protegerse (p. ej., el perro). Todo esto es muy fácil de demostrar con tan solo ver los murales prehistóricos en todo el globo, donde se representan escenas cotidianas entre humanos y animales.
Pero pese a que el ser humano se ha beneficiado de los animales desde tiempos inmemoriales, la antrozoología es una ciencia cuyo origen es muy reciente, no superior a cincuenta años. Pese a ello, ha irrumpido intensamente en el panorama actual, especialmente teniendo como objetivo la mejora de las dinámicas entre animales y humanos, relaciones que son muy comunes en todas las sociedades, incluso en las grandes ciudades.
Los animales con los que tenemos mayor grado de integración y vinculación son los de compañía, siendo especialmente populares los perros y los gatos en los países occidentales. De hecho, en el caso de España, casi la mitad de los hogares tiene alguno de estos dos animales. Debido a que se encuentran en tantas familias es necesario saber cómo las relaciones que se establecen con ellos influyen en la salud de la familia con la intención de potenciar sus beneficios y evitar sus consecuencias negativas.
Relaciones patológicas y malos tratos
Uno de los campos de estudio e intervención de la antrozoología es en aquellos casos en los que se ha desarrollado una relación patológica con los animales, siendo especialmente importante el caso del síndrome de Noé. La persona que padece esta patología tiende a acumular muchos animales en su hogar, pese a no disponer de suficientes recursos, tiempo ni conocimientos como para darles una buena vida.
Independientemente de cuánto los llegue a querer, los animales entran en un estado de extrema dejadez, con muy poca higiene, heridas, parásitos y enfermedades. Pese a ello y el olor que se desprende en el hogar, el afectado por el síndrome no es capaz de reconocer el mal estado en el que se encuentran sus mascotas. Además, no es consciente de que su propia salud está en riesgo puesto que las heces y restos de los animales que se han adueñado de la casa atraen a todo tipo de alimañas y enfermedades infecciosas.
Relacionado también con el bienestar de los animales tenemos que la antrozoología se ocupa del trato cruel hacia los animales. Muchas personas no están preparadas ni tienen las aptitudes para tener un animal en su hogar, o desconocen cuál es la forma más apropiada para tratarlos. Es por esto que, lamentablemente, no son pocos los casos de agresiones hacia perros y gatos que acaban siendo letales. Muchos dueños no saben cómo educar a sus animales y, cuando quieren que la mascota deje de comportarse de una forma disruptiva, ejercen un grave maltrato hacia ellos.
El problema de estas técnicas es que en muchas ocasiones el animal se vuelve más hostil y menos adiestrable, agravando las ya violentas dinámicas que se suceden en el hogar y haciendo que los dueños acaben abandonando a su mascota. Como estos animales han tenido una vida de malos tratos su comportamiento puede ser muy inestable y, en caso de encontrarse en la calle, pueden convertirse en un auténtico peligro para cualquier viandante. Es en estos casos en los que muchos perros y gatos acaban siendo sacrificados vistos como peligrosos y muy difícilmente adoptables.
Sin embargo, el principal motivo por el que son abandonados muchos animales son las camadas no esperadas, además de descubrir que ese gatito o perrito tan dulce e inofensivo que adoptaron, al crecer, es una animal totalmente distinto, más difícil de controlar y con mayores necesidades. La familia, abrumada por esta nueva situación que no se veían venir, como no sabe cómo manejar la situación ni encuentran a nadie que quiera adoptar, sea una camada de 10 perritos o un perro ya bien grande, deciden abandonarlos a su suerte.
Aunque en la mayoría de los países desarrollados existen mecanismos legales para frenar el abandono y encargarse de los animales abandonados, todavía queda mucha concienciación por hacer. La antrozoología no únicamente pretende sancionar a quienes ejercen maltrato y abandono hacia los animales, sino también pretende crear protocolos que sirvan para prevenir estas situaciones, enseñando cómo evitar las camadas inesperadas (esterilización) y educando para aprender a manejar a los perros y gatos a medida que van creciendo.
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Colonias urbanas
Pese a que muchas personas están concienciadas sobre el abandono animal, especialmente de los perros y de los gatos, la cantidad de adopciones no hace frente a la inmensa cantidad de abandonos que se producen. Muchos animales acaban en la calle, intentando vivir de la mejor manera que puedan y teniendo una vida libre. El problema es que, a diferencia de lo que muchos dueños puedan pensar, la vida de la mascota salvaje es dura puesto que, pese a ser animales, son especies domesticadas que dependen muchísimo de la acción humana.
Los gatos y perros abandonados tienen una esperanza de vida muchísimo menor que las de sus congéneres con hogar. Ambas especies están acostumbradas a que les traigan la comida, les den cobijo y los limpien, resultado de la domesticación por acción humana. Vivir una noche en la calle no puede revertir miles de años de evolución y selección artificial. Serán animales salvajes, pero seguirán requiriendo de sus necesidades domésticas y tarde o temprano morirán de hambre o por enfermedad.
En caso de que sobrevivan puede que encuentren a otros congéneres del sexo opuesto, forniquen y tengan camadas silvestres. Es aquí donde estamos ante un verdadero problema, puesto que la reproducción descontrolada de perros y gatos, cuyas camadas son numerosas, suponen un auténtico problema de salud pública. Su mortalidad infantil es elevadísima, habiendo cientos de cachorros muertos por las calles pudriéndose, produciendo mal olor y atrayendo a todo tipo de bichos y carroñeros.
Cuantos más gatos y perros callejeros hay más animales potencialmente peligrosos se encuentran en la vía pública. Si bien los gatos tienden a ser más temerosos de la presencia humana, los perros nacidos en la calle son más hostiles, pudiendo atacar en cualquier momento. Además, rebuscan en la basura, dañan el mobiliario urbano y pueden atacar a perros y gatos domésticos que se encuentren en balcones o paseando con sus dueños.
Afortunadamente, a estas colonias urbanas de mascotas se les puede sacar un provecho beneficioso para la salud de la ciudad. Si bien los perros son más peligrosos, los gatos, bajo un número controlado y con seguimiento sanitario, pueden ayudar a controlar las plagas de roedores, especialmente de ratas y ratones. Estas colonias de gatos deben ser gestionadas éticamente, habiendo esterilizaciones debidamente planeadas y, si es posible, ponerles algún microchip o sistema de localización.
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La importancia de los animales
Como comentábamos, las mascotas son más que un mueble o una planta en el hogar: son miembros de la familia. En muchas casas perros y gatos son tratados como al resto de los habitantes del hogar, dándoles cariño, mimándolos, haciéndoles regalos y demás. La presencia de estos peludos amigos ha demostrado ser una importante fuente de capital social, ayudando a las personas a mantenerse vinculadas a su comunidad, teniendo una actitud más abierta y prosocial.
Los barrios en los que hay una alta densidad de población animal por hogar son lugares donde hay mayor civismo y espíritu de barrio, haciendo que los vecinos colaboren más entre sí. Además, es en estos mismos barrios donde hay mejores indicadores de salud. Los animales de compañía fomentan la interacción social y aportan muchas ventajas aunque, claro está, pueden ser fuente de conflictos entre vecinos, especialmente por temas como los ladridos o los excrementos en la vía pública.
Es por esto que es necesario que se apliquen normativas que regulen y favorezcan la circulación y el cuidado de los animales de compañía, evitando su maltrato y dejadez y potenciado su función como capital social. Estos animales pueden brindar salud mental por medio de la vinculación entre sus dueños y ellos, un fenómeno que se ha visto que es universal. Bien gestionada su presencia, los animales de compañía son un importante factor de protección frente a psicopatología y conflictos sociales.
Entre sus efectos positivos tenemos, por la parte física, que ayudan a reducir enfermedades del tipo cardíaco, especialmente porque su presencia puede reducir la presión arterial y el estrés. A su vez, por la vía psicosocial tenemos que las mascotas son muy buenos reguladores y catalizadores sociales, es decir, que nos ayudan a socializar y vincularnos con otras personas.
No es raro encontrar que dos personas se han hecho amigas porque un día iban paseando por la calle con sus perros, o que los vecinos vean a un paseador de perros como una persona más amigable y confiable. Aunque para gustos los colores, la inmensa mayoría de las mascotas despiertan emociones positivas entre sus dueños y amigos, haciendo que incluso se puedan fortalecer las relaciones preexistentes cuando se adopta un perro o un gato.
Infancia más saludable
De acuerdo con los estudios realizados por la antrozoología, la presencia de un animal en el hogar es especialmente beneficiosa para los niños. Se ha visto que el contacto con animales a tempranas edades favorece en el desarrollo psicosocial y físico. Además, cuando los niños están pasando un momento especialmente complicado a nivel emocional buscan a los animales, que son fuentes de apoyo desinteresado. Ya sea un perro, un gato, un loro o una tortuga, las mascotas no juzgan ni critican lo que haya hecho el niño, simplemente están ahí y le dan su cariño incondicional.
Además, la presencia de animales de compañía favorece el desarrollo de la empatía y el comportamiento prosocial y, también, les ayuda en su desarrollo cognitivo y lingüístico. Añadido a esto, la salud médica de los pequeños es más resistente, presentando menos alergias y menor absentismo escolar, puesto que su sistema inmune es más resistente, siendo menos propensos a contraer enfermedades infecciosas.
Terapia con animales
Por último, la antrozoología se ha encargado de cómo hacer un uso terapéutico de los animales ideando todo tipo de intervenciones asistidas con animales o IAA. En ellas se obtienen beneficios a través de la interacción humano-animal y se aplican a todo tipo de colectivos: personas con trastornos mentales, discapacidad intelectual y/o motriz, riesgo de exclusión social o con otros requerimientos especiales.
De entre las más importantes están la equinoterapia, es decir, terapia asistida con caballos, aunque también las hay con los animales más variopintos. Un caso bastante curioso es el de Wally, un caimán usado en terapia para la depresión y otros trastornos del estado anímico que, gracias a su docilidad y amigabilidad, no solo ha ayudado a cambiar la vida de muchas personas con trastornos mentales sino que, también, se ha ganado muchas simpatías. El caso de este reptil y el de otros animales demuestran cómo de beneficiosas y curiosas pueden ser las relaciones entre humanos y animales.
Referencias bibliográficas:
- Díaz-Videla, M., Olarte, M. y Camacho, J. (2015). Antrozoología: Definiciones, áreas de desarrollo y aplicaciones prácticas para profesionales de la salud. European Scientific Journal. 2.
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