En los últimos años, herramientas como ChatGPT han revolucionado la forma en que los estudiantes acceden a la información y resuelven tareas académicas. La inteligencia artificial generativa promete facilitar el aprendizaje, personalizar la educación y democratizar el acceso al conocimiento. Sin embargo, su uso creciente también ha despertado inquietudes entre docentes y expertos: ¿puede la dependencia de estas tecnologías afectar negativamente el rendimiento académico?
Un reciente estudio científico sugiere que, lejos de ser una simple ayuda, el uso intensivo de ChatGPT podría estar relacionado con peores notas y una menor motivación para aprender.
¿Qué es ChatGPT y cómo lo usan los estudiantes?
ChatGPT y otras herramientas de inteligencia artificial generativa han irrumpido con fuerza en el ámbito educativo, transformando la manera en que los estudiantes abordan sus tareas y el aprendizaje en general. Estas tecnologías, conocidas como generative AI, son sistemas capaces de crear contenido original a partir de indicaciones del usuario. ChatGPT, por ejemplo, puede redactar ensayos, resumir textos, explicar conceptos complejos e incluso simular conversaciones, lo que lo convierte en una opción atractiva para quienes buscan soluciones rápidas a sus desafíos académicos.
El uso de estas herramientas por parte de los estudiantes es variado. Muchos recurren a ChatGPT para escribir trabajos, obtener explicaciones sobre temas difíciles o generar ideas para proyectos. Esta facilidad de acceso y la inmediatez en la obtención de respuestas han generado un intenso debate entre educadores y expertos. Por un lado, se reconoce el potencial de la IA para democratizar el acceso al conocimiento y personalizar el aprendizaje. Por otro, existen preocupaciones crecientes sobre el plagio, la disminución del aprendizaje profundo y las implicaciones éticas de delegar tareas intelectuales a una máquina.
El auge de ChatGPT ha llevado a algunos docentes a notar una menor participación en clase y una tendencia a la homogeneización de las respuestas, ya que los estudiantes tienden a coincidir en sus opiniones tras consultar la IA. Estas observaciones han motivado investigaciones sobre el impacto real de la IA en el rendimiento académico y el desarrollo de habilidades como el pensamiento crítico y la autonomía. En este contexto, surge la pregunta central: ¿el uso frecuente de ChatGPT está ayudando a los estudiantes a aprender mejor, o los está predisponiendo a obtener peores resultados académicos?.
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El estudio: metodología y participantes
Para analizar el impacto de ChatGPT en el rendimiento académico, varios estudios recientes han empleado metodologías rigurosas y muestras representativas. Uno de los trabajos más citados, publicado en el International Journal of Educational Technology in Higher Education, evaluó a 494 estudiantes universitarios en dos fases. En la primera, se diseñó y validó una escala para medir el uso de ChatGPT con fines académicos, incluyendo afirmaciones como “Uso ChatGPT para mis tareas del curso” y “ChatGPT es parte de mi vida en el campus”. En la segunda fase, los investigadores aplicaron encuestas en tres momentos diferentes, separados por una o dos semanas, lo que permitió observar la evolución en el uso de la herramienta y sus efectos en variables como la procrastinación, la memoria y el rendimiento académico.
El estudio identificó que los estudiantes con mayor carga académica y presión de tiempo eran más propensos a recurrir a ChatGPT, lo que sugiere que el estrés y las demandas del entorno universitario impulsan el uso de la inteligencia artificial. Sin embargo, el análisis reveló que un uso intensivo de ChatGPT se asociaba con mayor procrastinación, pérdida de memoria y una disminución en el promedio de calificaciones. Estos resultados se obtuvieron a través de mediciones cuantitativas y el seguimiento de los estudiantes a lo largo del tiempo, lo que aporta solidez a las conclusiones.
En contraste, otros estudios han explorado el uso de ChatGPT como tutor en áreas específicas, como la programación en Java. En un experimento con 40 estudiantes divididos en dos grupos, aquellos que utilizaron un software tutor basado en ChatGPT obtuvieron mejores resultados académicos, especialmente en actividades prácticas y evaluaciones teóricas. Esto sugiere que el impacto de la IA puede variar según el contexto y el modo de integración en el proceso de aprendizaje.
Principales hallazgos: ¿ChatGPT perjudica el rendimiento?
El estudio realizado por Sundas Azeem y Muhammad Abbas, publicado en Education and Information Technologies, arroja luz sobre los efectos del uso de ChatGPT y otras herramientas de inteligencia artificial generativa en el rendimiento académico y la motivación de los estudiantes universitarios. La investigación se centró en 326 estudiantes de carreras de negocios de tres universidades de Pakistán, empleando un diseño de encuesta en tres fases para analizar la relación entre el uso de IA, ciertos rasgos de personalidad y variables académicas clave como la autoeficacia, la indefensión aprendida y el promedio de calificaciones (GPA).
Uno de los hallazgos más relevantes es que los estudiantes más concienzudos —es decir, aquellos que se describen como responsables, organizados y disciplinados— tienden a usar menos la IA para tareas académicas. Este grupo prefiere investigar por su cuenta y participar activamente en clase, lo que se asocia con mejores resultados académicos y una mayor honestidad intelectual. Por el contrario, quienes recurren con frecuencia a ChatGPT muestran niveles más bajos de autoeficacia académica, es decir, confían menos en su capacidad para afrontar retos educativos por sí mismos. Además, reportan mayores sentimientos de indefensión aprendida, una sensación de que sus esfuerzos no marcan la diferencia, lo que puede llevar a una actitud pasiva y a una menor motivación para aprender.
El uso intensivo de ChatGPT también se asoció con un descenso, aunque leve, en el promedio de calificaciones. Los autores destacan que la dependencia excesiva de la IA puede erosionar la confianza y la autonomía de los estudiantes, haciendo que las tareas académicas resulten menos desafiantes y estimulantes. Esto, a largo plazo, podría afectar negativamente la resiliencia y el desarrollo intelectual, ya que los estudiantes dejan de ver el aprendizaje como un proceso activo y personal para convertirse en meros receptores de información generada por una máquina.
Curiosamente, el estudio no encontró una relación significativa entre el uso de IA y otros rasgos de personalidad como la apertura a la experiencia o el neuroticismo. Aunque se podría pensar que los estudiantes más curiosos o creativos serían más propensos a experimentar con nuevas tecnologías, los resultados sugieren que también valoran la originalidad y el pensamiento independiente, lo que limita su dependencia de la IA.
En conclusión, el estudio sugiere que el uso frecuente de ChatGPT no solo no mejora el rendimiento académico, sino que puede predisponer a los estudiantes a obtener peores notas y a desarrollar hábitos de aprendizaje menos efectivos. Los autores insisten en la necesidad de integrar la inteligencia artificial de manera responsable en la educación, promoviendo el pensamiento crítico y la autonomía, y evitando que se convierta en un sustituto del esfuerzo y la reflexión personal.
Implicaciones y debate: ¿es todo negativo?
Las conclusiones del estudio abren un debate fundamental sobre el papel que debe ocupar la inteligencia artificial en la educación. Si bien los resultados muestran que un uso frecuente y poco reflexivo de ChatGPT puede asociarse a una disminución en el rendimiento académico y en la motivación de los estudiantes, esto no significa que la IA deba ser rechazada de plano en los entornos educativos. Más bien, los autores y expertos en pedagogía sugieren que el desafío está en cómo se integra y regula su uso.
Por un lado, la inteligencia artificial puede democratizar el acceso a la información, personalizar el aprendizaje y servir como apoyo para estudiantes que enfrentan dificultades específicas. Por ejemplo, puede ayudar a comprender conceptos complejos, practicar idiomas o recibir retroalimentación inmediata sobre ejercicios. Sin embargo, el riesgo surge cuando se convierte en un atajo para evitar el esfuerzo intelectual, la reflexión y la creatividad. Si los estudiantes se limitan a copiar respuestas generadas por la IA, pierden la oportunidad de desarrollar habilidades fundamentales como el pensamiento crítico, la resolución de problemas y la autorregulación.
El estudio destaca que no se encontraron beneficios académicos claros derivados del uso intensivo de ChatGPT, contradiciendo la percepción de que la IA necesariamente mejora el aprendizaje. Esto invita a los docentes y responsables educativos a repensar las estrategias de evaluación y a fomentar un uso responsable y ético de estas herramientas. El acompañamiento docente, la formación en competencias digitales y la promoción de la autonomía son claves para que la IA se convierta en un complemento valioso y no en un sustituto del esfuerzo personal.
En definitiva, la inteligencia artificial no es intrínsecamente negativa ni positiva: su impacto depende de cómo, cuándo y para qué se utilice en el proceso educativo.
En conclusión, el uso frecuente de ChatGPT puede predisponer a los estudiantes a obtener peores resultados académicos y a desarrollar menor autonomía y motivación. Sin embargo, si se emplea de manera crítica y responsable, la inteligencia artificial puede ser una herramienta valiosa. El reto está en encontrar el equilibrio adecuado para potenciar el aprendizaje sin perder el esfuerzo personal.


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