Los mismos artículos científicos en los que se habla de los efectos neurológicos y psicológicos consecuencia de la infidelidad en las relaciones amorosas, abren con experiencias simplemente de horror por parte de quienes las vivieron.
No es ajeno para casi todas las personas que la infidelidad deja heridas emocionales profundas y difíciles de suturar. Curiosamente, al buscar información científica de los impactos biológicos asociados a este tema, uno se encuentra con disponibilidad mínima de estudios para revisar.
Muchos profesionales de la salud mental podríamos estar minimizando el impacto que implica el que las personas sean expuestas a la infidelidad.
El impacto psicológico de la infidelidad
La ruptura de acuerdos o cualquier otro escenario relacionado con la pérdida abrupta de la confianza en la pareja es un asunto al cual la mayoría de las personas hemos estado expuestas en algún momento, prestándose incluso a ser considerado parte de las enseñanzas de la vida.
Sin embargo, la minimización del tema por parte de los especialistas puede estarse dando por diversos factores. Entre ellos un pobre enfoque en realidades sociales de la actualidad, como son las redes sociales, el consciente colectivo sobre lo desechable, etc.
Un estudio breve sobre la infidelidad llevado a cabo en México por el INEGI (aprovechado por varios periódicos con motivo del 14 de Febrero, por supuesto) encontró diferencias muy discretas en cuanto a la tasa general de infidelidad entre hombres y mujeres en una muestra de la Ciudad de México. Sin embargo, estas diferencias mínimas no deben dejar escapar los altos índices de violencia (publicados por la misma fuente) que acontecen en las relaciones afectivas de las parejas mexicanas.
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¿Qué es el Estrés PostInfidelidad?
El término “Estrés PostInfidelidad” es relativamente nuevo (acuñado en el 2005 por Ortman y colaboradores) y alude a las similitudes entre las consecuencias emocionales de la infidelidad y el trastorno de estrés postraumático (condición de salud mental relacionada con la exposición a acontecimientos traumáticos severos).
Este no tan nuevo término, visibiliza una serie de afecciones en el individuo relacionados con situaciones de vida que se presentan con relativa frecuencia (hasta 58% de los encuestados en un estudio hecho por DIVE, aplicación de encuentros amorosos, consideran a la infidelidad como un fenómeno natural).
En el trastorno de estrés postraumático, el sujeto ha sido expuesto a sucesos que ponen en riesgo su vida, integridad física o la de alguien más. Esto desencadena reacciones emocionales y físicas intensas para las cuales los seres humanos no nos encontramos del todo listos para afrontar.
Estas situaciones dejan huellas emocionales profundas para las personas. Tales que hasta el 8% de la población expuesta requerirá tratamiento especializado. Al parecer, un fenómeno similar ocurre cuando una persona es sujeta a la infidelidad por parte de la pareja. Sean relatos, imágenes o cualquier contenido perturbador más o menos explícito (y por supuesto no consensuado).
Las reacciones emocionales producto de la infidelidad, podrían tener características similares a las causadas por el estrés postraumático. Estos fenómenos emocionales están dados por las reacciones naturales de nuestro cerebro ante el peligro.
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La memoria emocional
Habitualmente las memorias se almacenan en una zona cerebral llamada hipocampo que de manera práctica, mantiene en orden nuestros recuerdos para que a largo plazo puedan emplearse como aprendizaje.
Sin embargo, ante escenarios de peligro (como el enterarnos de que nuestra pareja ha sido infiel), otra zona cerebral llamada amígdala (uno de los centros reactivos del miedo) se activa para desencadenar nuestras funciones de luchar o huir ante las amenazas. Este fenómeno, aunque natural, puede resultar disfuncional y desencadenar culpa, miedo constante, dificultades para recordar el evento, etc.
Las defensas emocionales de una persona pueden no ser suficientes para afrontar el escenario. También el cúmulo de reacciones físicas (aunque naturales) complica más este contexto, de modo que algunas personas que viven estos acontecimientos pueden desarrollar miedos persistentes a que se repita la infidelidad, manteniéndolos en hiperalerta en futuras relaciones. No es raro que un paciente también comente experimentar pesadillas o reacciones físicas intensas al hablar sobre el tema o sospechar que la situación se repetirá con alguna nueva pareja.
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¿Cómo se interviene en psicoterapia ante estos problemas?
La investigación sobre este fenómeno ha despertado interés en algunos especialistas que ya han desarrollado mecanismos terapéuticos para tratar los efectos en ocasiones negativos de la infidelidad en las personas. Los enfoques cognitivo-conductuales y de esquemas no solo prometen una mejoría de acuerdo a la evidencia científica, sino que promueven la educación a las personas para prevenir recaídas ante situaciones que despiertan nuevamente la alerta.
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Los especialistas debemos de concientizarnos sobre la relevancia de este tópico y alertar de los efectos psicológicos y biológicos de ser expuestos de manera traumatizante a la infidelidad, de modo que podamos diseñar estrategias en conjunto con nuestros pacientes, que permitan afrontar estas situaciones de manera más saludable.
Autor: Dr Octavio Gascón - Médico especialista en salud mental y psicoterapia cognitiva.