¿Cómo ayudar a una persona que sufre estrés postraumático?

Pautas y consejos para saber cómo dar apoyo a alguien que sufre estrés postraumático.

¿Cómo ayudar a una persona que sufre estrés postraumático?

El estrés postraumático y el trastorno directamente asociado a él, el TEPT, son problemas que surgen tras haber vivido una experiencia altamente estresante. Ya sea una violación, un atentado terrorista, un accidente de avión o cualquier evento de este tipo, la persona queda marcada de por vida.

Hay trastornos enfocados al TEPT y otros trastornos de la ansiedad pero, además de la ayuda profesional, el círculo de familiares, amigos y otros seres queridos pueden ayudar a mejorar o, al menos, evitar empeorar el estado de salud del afectado por este problema.

A continuación vamos a descubrir cómo ayudar a una persona que sufre estrés postraumático, además de ver también cómo podemos cuidarnos a nosotros mismos para evitar que el trastorno de nuestro ser querido acabe dañando nuestra salud mental.

¿Cómo ayudar a una persona que sufre estrés postraumático?

Muchas personas pueden padecer trastorno de estrés postraumático (TEPT) tras haber padecido o haber presenciado un evento altamente traumático, como por ejemplo una violación, un secuestro, un accidente aéreo, haber recibido malos tratos... Quien padece este trastorno revive una y otra vez el evento traumático, puesto que le ha dejado profunda huella. Pese a que esa re-experiencia o “flashback” solo está en su mente y ya no le puede hacer daño, los sentimientos de angustia, ansiedad, falta de control y miedo son terriblemente reales.

Las personas que padecen TEPT tienen una calidad de vida muy reducida además de ser más propensos a padecer otros trastornos, en especial la depresión. Debido a esto, empujados por la preocupación y el deseo de que se recupere la persona que padece este estrés, su entorno más cercano intentan hacer todo lo posible para que se recupere, aunque en muchas ocasiones acaban sufriendo estrés también. El malestar de la persona con TEPT acaba causando daño a su alrededor.

Pero no únicamente está el estrés. Las personas con estrés postraumático pueden cambiar de humor muy repentinamente, volverse agresivas, no querer salir de casa, tenerle miedo al mundo exterior y a conocer a otras personas. En muchos casos se hace difícil convivir bien con ellas y sus seres queridos ya no saben qué más hacer ni cómo ayudarle. Se les acaban todos los recursos y la frustración y la impotencia los invade al ver que sus esfuerzos no sirven para nada.

Por fortuna, tenemos una serie de consejos que nos podrán enseñar a cómo ayudar a una persona que sufre estrés postraumático. Hay que entender que no todas ellas tienen por qué funcionar, y que la ayuda profesional de psicólogos y médicos es siempre necesaria y recomendable. No obstante, el entorno familiar, los amigos y demás seres queridos, como figuras de apoyo que son, pueden facilitar el proceso de sanación de su ser querido, incrementando su bienestar y mejorando las relaciones familiares.

Síntomas del trastorno de estrés postraumático

No podemos ayudar a una persona que sufre estrés postraumático sin saber qué es ni cómo se manifiesta este trastorno. Tras acudir a un psicólogo que confirme que nuestro ser querido padece estrés postraumático, este profesional nos explicará cuáles son los síntomas principales de este trastorno y cual es su progreso. Entre los síntomas más comunes encontramos los siguientes:

  • Evitar lugares y/o personas relacionadas con el evento traumático.
  • Pensamientos recurrentes o recuerdos acerca del evento traumático.
  • Pensamientos catastrofistas acerca de todo tipo de situaciones.
  • Constantes pesadillas sobre el evento traumático o acerca de eventos similares.
  • Olvidar ciertos detalles importantes del evento traumático.
  • Problemas del sueño: insomnio, despertares repentinos...
  • Agresividad hacia los demás: insultar, agredir, pegar golpes a objetos…
  • Agresividad hacia sí mismo: autolesiones, abuso de fármacos, conductas de riesgo...
  • Dejar de realizar actividades que le eran placenteras.
  • Ataques de pánico.
  • Pensamientos y comportamientos suicidas

¿Qué hacer para ayudar?

Debemos entender que el proceso de sanación de nuestro ser querido va a depender en gran parte de si acude a un profesional y si él pone de su parte, además de factores contextuales varios. No obstante, como familiares, amigos y pareja podemos ayudar en su proceso de mejora aunque debemos entender que, aunque nuestra ayuda sea bienintencionada, no debemos olvidar que no todo lo que hagamos le ayudará e, incluso, corremos el riesgo de empeorarlo.

Por este motivo es muy importante seguir los siguientes consejos que nos servirán para ayudar a nuestro ser querido y evitar acciones que, aunque las hagamos pensando en su bien, lo único que harán serán entorpecer su mejoría.

1. Informarse detalladamente

No es posible ayudar a una persona con TEPT sin saber qué es. Además de los síntomas que hemos visto en el apartado anterior, el estrés postraumático se puede manifestar de múltiples formas. Conviene saber cuáles son las opciones de tratamiento y si existen grupos de ayuda por la zona.

Conocer casos de famosos que lo padecen, como por ejemplo Lady Gaga o Ariana Grande, puede ayudar a entender más a fondo el trastorno, puesto que cuanta más visibilidad tiene a través de un famoso mayor concienciación se genera.

La mejor arma contra este problema es estar informado, dando a entender a la persona que le hemos dedicado un tiempo a tratar de comprender mejor lo que le pasa y que queremos hacer todo lo posible para que se mejore.

2. Elegir un momento para hablar

Solo podremos comprender a la persona que padece el TEPT hablando directamente con ella, aunque esto no lo podremos hacer ni en cualquier momento ni en cualquier lugar. Debemos escoger un momento y un lugar donde no haya ni distracciones ni interrupciones.

Una vez se hayan dado estos requisitos, tocará dejarle hablar. Expresarse y hablar de lo que a uno le pasa siempre es de gran ayudar para recuperarse de cualquier problema, tanto una enfermedad médica como un trastorno porque, si bien no es una terapia en sí misma, sentir que se es escuchado y atendido nos otorga bienestar y calma.

Es muy importante que, cuando la persona con estrés postraumático nos hable de sus sentimientos, evitemos cualquier impulso de cuestionar su sufrimiento, hacer suposiciones, dar consejos gratuitos o espetarle un “sé cómo te sientes”. Si nosotros no padecemos estrés postraumático no vamos a saber lo que él o ella siente.

Otro punto muy importante es que no lo debemos presionar. Si no está listo ni dispuesto a hablar por ahora, lo mejor será dejarlo tranquilo. Sea como sea, debemos decirle y hacerle entender que lo que queremos es ayudarle, saber cómo se siente y cuando quiera y se sienta más preparado para hablar que podrá contar con nosotros.

3. Hacer planes con él o ella

Muchas personas con trastornos mentales se van aislando de su entorno y, a su vez, sus seres queridos van progresivamente dejándolo de lado al ver que no se anima a hacer tantas cosas como antes. Este retraimiento también se da con el estrés postraumático, y lo único que hace es empeorar el trastorno.

Por este motivo, como soporte emocional que somos, debemos hacer planes con él o ella, intentar que no se sienta abandonado y ver si se anima a hacer aquellas cosas que antes le gustaba hacer. Cualquier actividad es válida: salir a pasear, coger la bicicleta, pintar, ver las flores del campo…

La idea de hacer todo esto es que, además de sentirse que todavía forma parte del mundo, se active y vaya progresivamente mostrando interés en hacer cosas por sí mismo, volviendo a sus antiguas aficiones, sintiendo que la vida vale la pena vivirla.

No obstante, no debemos insistirle demasiado al comienzo, sobre todo si se niega totalmente a hacer cualquier actividad de momento. Es totalmente normal, todavía está empezando su camino para sanar. Podemos motivarlo de forma sutil, con pequeñas cosas mundanas. Hacerlo demasiado de golpe lo único que conseguirá es que se encierre más en sí mismo y sienta más malestar.

4. Fomentar el contacto con familiares y amigos

Como comentábamos con el punto anterior, suele pasar que las personas con trastornos, y en especial con el TEPT y demás trastornos de la ansiedad, las personas acaban aislándose, apartándose de sus seres queridos como familiares y amigos cercanos. Otras veces son esas personas las que acaban dejándolo de lado, puesto que en muchas ocasiones al paciente le cuesta poner de su parte.

El aislamiento es lo peor que le puede ocurrir a una persona, y más si padece un trastorno mental tan grave como lo es el TEPT. Como seres queridos y gran parte de su mundo que somos en estos momentos debemos hacer un esfuerzo para que se mantenga conectada con otras personas, haciéndole ver que sigue siendo alguien querido y que no son pocas las personas que se preocupan por él o ella.

5. Tolerancia y paciencia

Debemos ser tolerantes y pacientes. Las personas que padecen este tipo de trastronos suelen encontrarse muy volubles e irritarse demasiado, incluso por cosas que nos pueden parecer auténticas nimiedades. No es que sean malas personas, no es que lo hagan a posta: es un síntoma de su trastorno mental. No nos lo debemos tomar como algo personal y debemos intentar mantener la calma.

6. Alerta: suicidio

Si la persona dice explícitamente que se quiere morir, se comporta de una forma que nos hace pensar que podría suicidarse o nos ha confesado que ha fantaseado con la idea del suicidio las alertas deben ser activadas. No debemos perder la calma, pero debemos actuar con rapidez por lo que pueda pasar.

Es fundamental evitar a toda costa que la persona se quede sola. Si vive sola deberíamos plantearnos pasarnos un tiempo en su casa para asegurarnos de que no sucede nada y que, en caso de que así sea, llamar a emergencias antes de que sea demasiado tarde. Estando en su casa podremos eliminar cualquier objeto potencialmente peligroso: pastillas, cuchillos, cuerdas, armas de fuego, detergentes...

Algunos recursos útiles en caso de posible intento de suicidio:

Teléfono de la Esperanza: 91 459 00 55 – 717 003 717 Fundación ANAR: 900 20 20 10 El teléfono contra el suicidio: 911 385 385 Teléfono contra el suicio en Barcelona: 900 92 55 55

7. Iniciar terapia

Todos los consejos anteriores son muy útiles y deben ser tenidos en cuenta cuando tengamos a un ser querido con TEPT; ahora bien, debemos asumir que la persona solo se recuperará significativamente si recibe ayuda profesional. Es por este motivo que debemos motivarlo a iniciar terapia psicológica y, en caso de que sea necesario, médica.

Ir a terapia y recibir un adecuado soporte emocional por parte de sus familiares y amigos acelerarán el proceso de sanación de nuestro ser querido con TEPT. La evaluación y el asesoramiento que hará el psicólogo, además de descartar cualquier problema médico que pueda empeorar el trastorno, son fundamentales a la hora de delimitar el curso del trastorno.

Para animarle a iniciar la terapia podemos acompañarlo a sus citas con el psicólogo y el médico. La primera sesión suele dar un poco de miedo pero si lo acompañamos tendrá menos que temer, lo cual facilitará su enganche a la terapia. Además, esto es una forma de demostrar que lo apoyamos y queremos que se recupere.

¿Cómo puedo lidiar con la ira o con un comportamiento violento?

Haber presenciado un evento altamente traumático nos cambia por completo. Una persona que era tranquila, agradable y amable puede convertirse en agresiva, taciturna y depresiva tras haber vivido un atentado terrorista o una violación. El sufrimiento psicológico es tan grande que la personalidad y comportamiento cambian radicalmente. En muchas ocasiones, la persona paga el sufrimiento con su entorno más cercano, tanto verbal como físicamente, pero por mucho que sufra nosotros no nos merecemos ni tenemos que aguantar este trato.

Es común que las personas con TEPT tengan ira, una reacción totalmente normal al trauma, pero la cual puede arruinar las relaciones en la familia y hacer que sea muy difícil ayudarle. Esta emoción puede asustarnos, pensar que se ha convertido en un auténtico monstruo y que nos va a hacer daño a nosotros o se lo va a hacer a sí mismo. Debemos actuar rápidamente.

Si la ira lo lleva a comportarse de forma agresiva e intenta hacernos daño, por muy cruel y grave que fuera el evento que vivió, no podemos no hacer nada. Tenemos que protegernos a nosotros mismos, a nuestros seres queridos y, también, a quien padece TEPT de sí mismo. Si vemos que empieza a comportarse agresivamente deberemos acudir a un lugar seguro, pedir ayuda de inmediato y si hay que recurrir a emergencias lo tendremos que hacer. Nuestra integridad física es lo primero.

¿Cómo cuidarse a uno mismo?

Naturalmente, está muy bien querer ayudar a los demás, especialmente si están pasando por algo tan grave como es el estrés postraumático, ahora bien, no podemos pensar antes en los demás que en nosotros mismos. Suele pasar que cuando queremos ayudar a un ser querido muy cercano acabamos olvidándonos de nuestro propio bienestar. No podemos ayudar a otras personas si no estamos bien ni nos ayudamos a nosotros mismos. A continuación veremos cómo cuidarse a uno mismo, evitando que el estrés ajeno nos dañe.

1. La culpa no es nuestra

Muchos se sienten culpables al ver que su ser querido con TEPT no mejora. Piensan que ellos tienen todo en su mano para mejorar la salud de su familiar o amigo, cosa que no es así. Por mucho que nos esforcemos, que una persona con estrés postraumático mejore depende de muchos factores, entre ellos su propia voluntad, recibir psicoterapia y factores contextuales que no están bajo el control de nadie. Si él no mejora la culpa no es nuestra.

2. Buscar apoyo de familiares y amigos

De la misma manera que los familiares y amigos deben ayudar a la persona que sufre estrés postraumático también deben ayudarse mutuamente. Al crear una red de apoyo emocional no se debe pensar únicamente en el bienestar del afectado con TEPT, sino también en toda la estructura. Los familiares y amigos se apoyan los unos a los otros, escuchándose y aprendiendo maneras de descargar el estés que provoca ayudar al ser querido que tiene un problema psicológico.

3. Dedicarse tiempo a uno mismo

Cada uno de nosotros tenemos una vida y debemos vivirla. Dedicarse tiempo a uno mismo es crucial para tener una buena salud. Sí, algo de tiempo deberemos dedicarle a nuestro ser querido con TEPT y él o ella debe saber que nosotros vamos a estar para lo que necesite, pero también tenemos derecho a divertirnos, a seguir siendo quienes somos, a invertir tiempo a la persona más importante en nuestras vidas: nosotros mismos.

No nos debemos sentir mal porque nos lo estemos pasando bien y la persona afectada por estrés postraumático no. Tanto si nos lo pasamos bien como si nos lo pasamos mal él o ella seguirá igual. Sentirse bien no es dejarla de lado, dejarla de lado es ignorarla, no quererla escuchar o olvidarla en una esquina mientras sufre. Si ya le hemos prestado atención y sabe que estaremos para lo que necesite cuando lo necesite, ¿qué razón hay para no seguir viviendo nuestra vida?

4. Mantener buenos hábitos

Es muy común que, a causa del desgaste que provoca ayudar a una persona con TEPT, acabemos descuidando nuestros hábitos de salud. Puede pasar que comamos comida basura, rápida de hacer y que nos atraquemos de vez en cuando. En otros casos pasa lo contrario, que se come menos. Es muy común que se deje de hacer deporte.

El dicho ya es clásico: mente sana en cuerpo sano. No podemos disfrutar de una salud mental plena si no mantenemos unos buenos hábitos de salud. Necesitamos alimentarnos bien, tomando una dieta sana y variada que cubra todos los requisitos energéticos y nutricionales, además de hacer ejercicio con cierta frecuencia.

Hacer deporte nos dará vitalidad, optimismo e incrementará nuestro estado anímico, siendo esto un factor protector del estrés que nos puede “contagiar” aquella persona a la que cuidamos. Con tan solo hacer un paseo de 30 minutos al día es suficiente como para poder tener los beneficios de haber hecho una actividad deportiva moderada ¿por qué no lo hacemos?

5. Acudir al psicólogo

Ir al psicólogo no es cosa únicamente de quien padece estrés postraumático. De la misma manera que vamos al dentista para asegurarnos de que no tenemos caries o vamos al médico a hacernos un chequeo y descartar cualquier enfermedad, debemos ir al psicólogo para asegurarnos de que estamos bien.

Cierto que nos puede dar un poco de miedo. No es cómodo ir al psicólogo la primera vez y pensar que nos pueden encontrar “algo” no es agradable, sin embargo, ¿no es mejor prevenir que curar? Si estamos bien, entonces estupendo. Si tenemos algún problema, mejor aprender cómo gestionarlo para poder convertirnos en la mejor versión de nosotros mismos y poder disfrutar plenamente de nuestras vidas.

Resumen

Ayudar a una persona con estrés postraumático es un proceso continuo, complejo y que requiere de mucha paciencia y tolerancia. Cada persona es distinta, y su forma y ritmo de recuperación puede ser muy variada. Los amigos, familiares y demás seres queridos pueden ser un importante apoyo emocional que puede ser de gran ayuda para el seguimiento del tratamiento y la sensación de mejora. Recibir el apoyo del entorno próximo ayuda en la sanación.

Documentarse sobre el estrés postraumático, acudir a un psicólogo, evitar a toda costa cualquier intento de suicidio y animar a la persona a activarse son acciones fundamentales a lo largo del proceso. También debemos pensar en nosotros mismos, puesto que no se puede ayudar a nadie si no estamos en nuestras plenas facultades. Tratar de mejorar la vida de alguien sin mejorar la nuestra propia antes hará que todo nuestro esfuerzo y desempeño sea un proceso estéril de resultado.

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Graduado en Psicología con mención en Psicología Clínica por la Universidad de Barcelona. Postgrado de Actualización de Psicopatología Clínica en la UB.

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