La disprosodia es una alteración en la pronunciación y la entonación de las palabras, cuya causa se ha relacionado con daños neurológicos importantes. Se trata de una de las manifestaciones del Síndrome del acento extranjero, aunque también se presenta en personas con Parkinson, entre otras condiciones. Además es una alteración que ha permitido estudiar las relaciones entre lenguaje, estado afectivo, procesamiento emocional y comunicación.
A continuación veremos qué es al disprosodia y cuáles son sus principales características.
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¿Qué es la disprosodia?
El término “disprosodia” se compone, por un lado, del vocablo “dis” que quiere decir separación, divergencia o dificultad. Y por otro lado, se compone de la palabra “prosodia”, que en gramática es la rama encargada de enseñar la pronunciación y acentuación correcta de las palabras.
En fonología, la prosodia estudia los rasgos fónicos que afectan a la métrica, por ejemplo el ritmo o la estructura de los versos, pero especialmente los acentos y la entonación.
Así pues, la disprosodia es la dificultad para pronunciar o entonar adecuadamente las palabras. Se caracteriza por alteraciones en la intensidad, las pausas, el ritmo, la cadencia y la entonación de las palabras. Como tal, la persona que tiene disprosodia puede comprender el lenguaje y vocalizar las respuestas deseadas, no obstante, encuentran dificultades para controlar la manera en que enuncia dichas respuestas.
Disprosodia y síndrome del acento extranjero
Una de las condiciones más estudiadas en relación con esto es el síndrome del acento extranjero, que consiste en una pronunciación repentina con tono y acentuación no habituales.
De hecho, los primeros estudios en disprosodia son también los primeros estudios realizados con este síndrome. A inicios del siglo XX, el neurólogo francés Pierre Marie estudió el caso de una mujer que, después de sufrir un accidente cardiovascular, modificó drásticamente y repentinamente su entonación.
Aunque han sido pocos, a partir de entonces se han reportado casos similares, que actualmente han llevado a estudiar la relación entre hemiplejia y alteración en los patrones del habla.
Otras condiciones en las que puede manifestarse la disprosodia es en el Parkinson (en este caso ha sido de hecho muy estudiada), en el Trastorno del Espectro del Autismo, en algunos tipos de depresión y esquizofrenia.
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Diferencia entre disprosodia y discapacidad prosódica
Al manifestarse como un cambio importante en la entonación y la pronunciación, la disprosodia puede confundirse con la expresión de un estado de ánimo determinado o incluso con una dificultad para el procesamiento de la información emocional. No obstante, no necesariamente es así.
Para establecer diferencias entre la disprosodia y el procesamiento afectivo han surgido términos importantes. Uno de ellas es la “discapacidad prosódica”.
Mientras que la disprosodia se refiere a la ausencia de medios físicos y/o lingüísticos para indiciar el estado afectivo por medio de la entonación; la discapacidad prosódica se refiere al fenómeno contrario: un “déficit afectivo” previo puede quedar reflejado a través de esquemas prosódicos atípicos (Gallardo y Moreno, 2010).
Causas
Las causas de la disprosodia se han atribuido principalmente a daños neurológicos graves. Los más estudiados han sido tumores y traumas cerebrales, generalmente ocasionados por accidentes cerebrovasculares, aunque en algunos casos también se ha relacionado con traumatismo cerebral y/o craneal.
No obstante se han reportado también casos de disprosodia después de cirugías en la laringe, lo que puede indicar que no necesariamente hay una etiología únicamente neurológica.
Recientemente la disprosodia se ha explicado por funciones cognitivo-afectivas relacionadas con áreas corticales del hemisferio cerebral derecho. Y de manera aún más reciente ha comenzado a investigarse la participación de la estructura subcortical y la relación de la prosodia con la comunicación y el procesamiento emocional en distintos síndromes
Tipos de disprosodia
A partir de lo anterior han surgido dos principales tipos de disprosodia, con síntomas también diferenciales, disprosodia de tipo lingüístico y disprosodia de tipo emocional. Cada uno de estos tipos hace referencia a las modificaciones en el discurso individual de la persona, y lejos de tratarse de manifestaciones excluyentes, ambos tipos suelen estar muy relacionados.
1. Disprosodia de tipo lingüístico
Se trata de una alteración en la intención del discurso, debida principalmente a las variaciones verbales. Por ejemplo, para la persona puede ser difícil enunciar una pregunta de manera distinta a una afirmación, lo que dificulta entablar comunicación con otras personas. Así mismo tiene dificultades para enfatizar ciertas palabras o para revelar la intención de una expresión.
2. Disprosodia de tipo emocional
Se caracteriza por una dificultad para transmitir o expresar emociones a través del habla, y en ocasiones puede incluir dificultades para comprender las emociones que se transmiten en el habla de las otras personas, debido precisamente a los cambios importantes en la entonación y a la dificultad para controlarlos.
La gravedad de la disprosodia emocional puede variar según el daño neurológico, y tal como lo hemos dicho antes, no significa que la persona ha perdido la capacidad de experimentar emociones, sino que hay una dificultad para expresarlas y/o comprenderlas. Esto último ha sido especialmente importante en la comprensión de distintos diagnósticos psiquiátricos o neurológicos como las que hemos mencionado a lo largo de este texto.
Tratamiento
La disprosodia, especialmente de tipo lingüístico, suele evaluarse y tratarse con terapia de lenguaje. Sobre todo incluyendo ejercicios de identificación de señales prosódicas en situaciones naturales, es decir, practicando conversaciones cotidianas.
Aunque sus efectos en la disprosodia de tipo emocional son menos prometedores, también existen estrategias para mejorar la expresión de emociones que complementan las terapias de lenguaje.
Referencias bibliográficas:
- Caekebeke, J.F., Schinkel-Jennekens, A., van der Linder, M.E., Bruruma, O.J. y Ross, R.A. (1991). The interpretation of dysprosody in patients with Parkinson’s disease. Journal Neurologycal, Neurosurgery & Psychiatry, 54(2): 145-148.
- Gallardo, B. y Moreno, V. (Eds.). (2010). Estudios de Lingüística clínica. Volumen 5. Aplicaciones Clínicas. Universitat de Valencia: Valencia.
- Sidtis, J. J. y Van Lancker, D. (2003). A Neurobehavioral Approach to Dysprosody. Seminars in Speech and Language, 24(2): 93-105.
- Pell, M. (1999). Fundamental Frequency Encoding of Linguistic and Emotional Prosody by Right Hemisphere-Damaged Speakers. Brain and Language. 69 (2): 161–92.
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