La muerte es misteriosa. No sabemos qué hay en el otro lado, a pesar de que sí sabemos que se da en un instante, en un abrir y cerrar de ojos una persona puede haber dejado de vivir.
Hay muertes que nos pillan por sorpresa, que no nos esperábamos para nada y que nos provocan todo tipo de incógnitas, sentimientos y pensamientos, experiencias todas ellas que conformarán el duelo ante esa pérdida, más intensa si es por causa del fallecimiento de un ser querido.
No obstante, hay casos en que las muertes están prácticamente anunciadas, sobre todo si la persona que se cree que va a fallecer pronto está muy enferma o padece una condición terminal.
En estos casos, familiares e incluso el propio enfermo se van haciendo a la idea de que se acerca el final, y van preparándose para tal experiencia. Viven un duelo anticipado, un duelo por una persona que todavía sigue viva. Veamos más a fondo cuáles son las particularidades de este tipo de duelo.
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¿Qué es el duelo anticipado?
El duelo anticipado es el proceso por el que pasan algunas personas antes de que se dé el fallecimiento de un ser querido o se confirme su muerte. Se da cuanto varias circunstancias apuntan y hacen prever que tarde o temprano un ser querido, como un familiar, una pareja o un amigo, va a morir.
Así pues, podemos decir que es como el duelo convencional, solo que en vez de ocurrir después de la muerte de un ser querido, se hace sabiendo que ese acontecimiento está cerca de ocurrir.
Las emociones que se dan a lo largo del duelo anticipado pueden ser tan intensas como las que se vivirían en un duelo por pérdida reciente y súbita. La diferencia aquí es que las personas que lo viven pueden prepararse mejor para la muerte de su ser querido, gestionar las emociones que le provoca y también zanjar asuntos pendientes aprovechando el tiempo que le queda a su ser querido, como puede ser pedirle perdón por los errores del pasado o pasar tiempo juntos y rememorar momentos felices.
Por regla general, este tipo de duelo aparece ante los dos siguientes supuestos.
Ser querido enfermo terminal
El más común de los supuestos en el que aparece el duelo anticipado es cuando un ser querido padece una enfermedad crónica y terminal, como puede ser ciertos tipos de cáncer, esclerosis múltiple o Alzhéimer. Los médicos y otros responsables del paciente ya han informado a la familia que el enfermo fallecerá en cuestión de tiempo.
Es gracias a esto que los parientes comienzan a elaborar la pérdida, o al menos algunos aspectos de la pérdida, antes de que la muerte se produzca.
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Desapariciones y accidentes de gran envergadura
El segundo supuesto, y este no es tan común, es cuando desaparece un ser querido en circunstancias extrañas o violentas, y no se tiene la certeza de si sigue viva o no.
La familia, aunque no haya perdido la esperanza, anticipa que de algún modo la persona ya ha fallecido, y tratan de hacerse a la idea de esa posibilidad. Este es el caso de las desapariciones y los accidentes de gran envergadura (p. ej., desastres aéreos, hundimientos de barco…) en los que se tarda en conocer el número total de víctimas.
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Emociones vividas en el duelo anticipado
Los duelos no se viven de forma igual para todo el mundo, sino que resulta ser una experiencia con particularidades y vivencias únicas relacionadas con aspectos como la relación con el fallecido, las características individuales del doliente y, también, lo traumático que haya sido el fallecimiento.
En el caso del duelo anticipado, esto es todavía más diverso, algo que se evidencia en el hecho de que no podemos hablar de unas fases únicas y universales en este caso como sí se sugiere en los casos de duelo convencional.
Entre las principales emociones y pensamientos que se dan a lo largo del duelo anticipado encontramos:
- Tristeza.
- Enfado.
- Ansiedad y estrés.
- Depresión.
- Culpa.
- Miedo por la incertidumbre.
- Fatiga.
- Entumecimiento emocional.
- Falta de concentración.
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Ventajas e inconvenientes del duelo anticipado
El duelo anticipado surge como preparación para lo que inevitablemente va a ocurrir. Aunque uno se prepare psicológicamente para la muerte de un ser querido, es difícil que llegado el momento no acabe afectando, pero por suerte si ha habido una preparación previa contribuye a que el duelo tras la muerte sea más llevadero, las emociones que despierta sean mejor gestionadas y haya menor riesgo de que queden secuelas emocionales a largo plazo.
Podemos destacar una serie de ventajas de vivir un duelo anticipado:
- Reconocer la realidad de la pérdida de forma gradual.
- Resolver temas pendientes y asuntos inacabados ahora que se agota el tiempo.
- Cambiar aspectos de uno mismo, dar valor al presente y disfrutar del tiempo que queda.
- Prepararse para la pérdida con un progresivo desapego emocional y oportunidad de expresar las emociones.
- Planificar el futuro que todavía le queda a esa persona.
Sin embargo, algunos autores también consideran que el duelo anticipado puede traer consigo ciertos inconvenientes en caso de no ser adecuadamente gestionado:
- Provoca una preocupación exagerada.
- Se anticipa la pérdida antes de que ocurra, lo cual puede provocar mayor ansiedad e impedir disfrutar del presente.
- Puede aparecer sintomatología depresiva.
- Una de las reacciones de ser consciente de la muerte cercana es rendirse y no disfrutar de la vida que queda, tanto la propia como la de quien va a morir.
- Entorpece el cuidado, sintiendo que ya no hay nada que hacer y se priva al paciente del cuidado y el soporte emocional, deseando que el final llegue lo antes posible.
- Existe riesgo de abandono del enfermo.
¿Cómo afrontar el duelo anticipado?
Es fundamental entender que el duelo, sea anticipado o no, es un proceso sano y normal cuando se pierde a alguien o algo. Si bien en este caso particular hablamos de duelos ocasionados por el fallecimiento de un ser querido, lo que nos debe quedar claro es que las emociones negativas experimentadas no son patológicas, sino que son la reacción totalmente saludable de que uno sienta que ha perdido algo. El duelo se siente cuando uno siente que ha perdido algo, que su vida ha cambiado tanto que necesita adaptarse a su nueva realidad.
En el caso del duelo anticipado, esto es una reacción normal, aunque pueda interferir en nuestro bienestar cotidiano. Como hemos comentado antes, hacerse ya a la idea del fallecimiento de un ser querido puede servirnos para aprovechar el tiempo que queda y solucionar cualquier conflicto, discusión o mal recuerdo que tuvimos con él o ella, conseguir que antes de que parta de este mundo todo lo que quedaba pendiente de solucionar sea solucionado de una vez.
El dolor que provoca el duelo anticipado es algo inevitable, y es preferible sufrirlo ahora que no después del fallecimiento de ese ser querido. La mente necesita prepararse para la pérdida y el duelo es un proceso de adaptación, una oportunidad para gestionar lo que sucede. Si esto se hace antes de que suceda el acontecimiento final, que no es más que la muerte de ese ser querido, el dolor posterior a la muerte será más llevadero, breve y habrá menos posibilidades de que deje secuelas emocionales.
No obstante, cabe decir que si bien no se debe tratar de evadir el dolor asociado al duelo anticipado, esto no quiere decir que uno se deba cruzar de brazos y dejar que sucedan las cosas. Hay una serie de estrategias que se pueden llevar a cabo para hacer que este período sea menos intenso y traumático, que las emociones sean gestionadas más adecuadamente y que degenere en depresión.
Se debe encontrar una forma de no quedarse todo el dolor para uno mismo. Compartirlo con los demás miembros de la familia y otros seres queridos de la persona enferma puede ayudar a pasar mejor este momento tan duro. Revelando nuestras emociones, preocupaciones, sentimientos y pensamientos nos pueden ayudar a ver que otros seres queridos también los tienen y servirá para recibir y dar apoyo.
Aunque son momentos duros, no debemos rendirnos ni abandonarnos. Nuestra salud física y psicológica son aspectos que deben ser cuidados, sobre todo en este período. Hay que dormir lo suficiente, realizar ejercicio con frecuencia, comer adecuadamente y relacionarse con amigos. No debemos sentirnos culpables por disfrutar y aprovechar nuestras vidas mientras nuestro ser querido está muriendo. La enfermedad es quien se lo está llevando, no nosotros.
En caso de que el duelo anticipado sea ocasionado por la desaparición de un ser querido, es fundamental acudir a un psicólogo. Los casos de desapariciones y accidentes graves en donde todavía no se ha encontrado el cadáver del ser querido son situaciones muy delicadas y traumáticas. En estos casos es fundamental recibir ayuda psicológica especializada en este tipo de situaciones.
Lo fundamental ante todo, y en caso de que se trate de una persona enferma que pronto ya no estará entre nosotros, es pasar tiempo junto a ella. Si hay algo que se tiene que perdonar o pedir perdón por ello, ahora es el mejor momento para hacerlo. También es el momento idóneo para decirlo lo mucho que la queremos, lo mucho que la valoramos y recordar momentos felices juntos.