Intervención Asistida con Animales: una terapia especial

El uso de animales no humanos en terapia con pacientes tiene ya muchos años de recorrido.

Desde hace miles de años, los animales han acompañado al ser humano en el curso de la historia jugando diferentes roles que han facilitado nuestra supervivencia y nuestro bienestar. 

La domesticación puso determinadas especies a nuestro servicio adecuándose a las necesidades del ser humano, sin embargo, no se ha tenido en cuenta el bienestar emocional y físico del animal. Por suerte, en los últimos años, el proceso de evolución del ser humano ha ido de la mano de la concienciación, la educación y el respeto hacia los animales. 

Aunque es cierto que en España queda mucho por hacer en cuánto a educación y tradiciones que no impliquen el dolor y sufrimiento animal, nos congratula que cada vez existan más iniciativas formativas que aportan un conocimiento real sobre el animal para proporcionarle una vida más adecuada a su etología. Las nuevas generaciones vienen con ganas de hacerlo bien y parece que la empatía con los seres vivos se abre camino.

Pero, ¿por qué introducir nuestro ámbito de trabajo con un párrafo sobre el bienestar animal? Porque, como psicólogos, si queremos enfocarnos a trabajar con las emociones y el bienestar humano y queremos un animal como facilitador y compañero, nuestra herramienta debe estar bien cuidada y equilibrada ya que también es un ser emocional como nosotros.

La Intervención Asistida con Animales

Pero empecemos por el principio: una Intervención Asistida con Animales (IAA) es una fórmula en la que intencionalmente se incluye o se incorpora a un animal con el objetivo de promover la mejoría en los ámbitos de la salud, la educación y lo social con el fin de obtener beneficios terapéuticos en los seres humanos. 

Si, como lees, son terapias o intervenciones, aunque no pretendo entrar en el debate del intrusismo típico que sufrimos los psicólogos en todas nuestras disciplinas; las IAA son otro foco de malas praxis donde encontramos profesionales con perfiles alejados del ámbito socio-sanitario-educativo llevando a cabo “Terapias Asistidas con Animales”. 

Siendo un ámbito poco regulado y todavía con muchas lagunas legales para considerarlo una técnica psicológica y/o terapéutica bien es cierto que cada vez tenemos más acogida en órganos académicos públicos. Desde octubre de 2015, gracias a la Universidad Internacional de Andalucía (UNIA) y la Universidad de Jaén, se ha puesto en marcha el Máster Oficial en IAA con el fin de regular la profesión. Además, en Madrid, a través de la Universidad Rey Juan Carlos se está acercando a todos los públicos la necesidad de inculcar y concienciar valores de respeto y cuidado de los animales desde edades tempranas (Cátedra de Animales y Sociedad - Oficina de Intervenciones Asistidas con Animales).

Los orígenes de esta estrategia

Centrándonos en nuestra profesión, la introducción de perros en consulta tiene sus comienzos en el renombrado Dr. Sigmund Freud al que su perro Jofi apoyaba durante sus sesiones de psicoterapia. No fue hasta 1953 que el Dr. Borris Levinson, comenzó a plantear las bases de la Terapia Asistida con Animales gracias a su perro Jingles, compañero motivador y facilitador del nexo entre paciente y profesional. 

Con estos precursores y dentro de un extenso abanico de experiencias y estudios científicos encontramos como las IAA traen consigo beneficios a nivel integral: disminución del estrés, disminución de la presión arterial y frecuencia cardíaca, así como, disminución de sentimientos de soledad y abandono, aumento de la interacción social y funcionamiento socio-emocional estable.

Los beneficios de las terapias con animales

Aunque este ámbito suele centrarse más en el trabajo con niños y personas con algún tipo de alteración en alguna de las áreas mencionadas anteriormente, todos somos candidatos para beneficiarnos de lo que nos aportan los animales.

¿Y qué tipos de beneficios específicos nos aportan entonces? Por ejemplo, acariciar a un animal ayuda a reducir la presión arterial y, por tanto, origina un estado de relajación, mientras que jugar o pasear con él favorece la práctica de la actividad física, asociada a una creación de hábitos y rutinas asociadas a nuestra necesidad ocupacional. Desde un punto de vista emocional, el animal fomenta y mejora tanto las habilidades comunicativas como las sociales y, a su vez, potencia las emociones positivas y la autoestima.

Es importante tener en cuenta que la eficacia de un tratamiento con animales no depende del animal si no de los valores, conocimientos y habilidades del psicólogo para introducir esta técnica de la forma más eficaz. Se tiende a cargar mucha responsabilidad en el animal y en pretender una herramienta polivalente que se adecue a las necesidades específicas de cada paciente y esto es un sesgo importante que estamos observando en alumnos y profesionales que llevan a cabo IAA. 

El papel fundamental del animal es el de facilitar y motivar, aportando así diferentes estímulos que enriquecen y complementan la interacción entre profesional y paciente. El animal participará en las sesiones dentro de un protocolo de bienestar que tenga en cuenta sus emociones y sobre todo, su estrés. Tomando como ejemplo el mundo del caballo y la equinoterapia, el esfuerzo está en dejar a un lado la monta y fomentar el trabajo “pie a tierra” que nos permite conocer al animal desde su etología y aprender sobre su comunicación.

Conclusión

Sin duda alguna, los animales pueden llegar a ser unos grandes maestros que nos enseñan a mirar muy dentro de nosotros, son un espejo, un radar que nos informa a través de su lenguaje no verbal de cuando no estamos siendo claros o coherentes. 

La reacción de los animales nos ayuda a observarnos mejor, a valorar nuestro uso de la comunicación y su eficacia. A ellos no se les puede pasar la responsabilidad, si algo no funciona en nuestra interacción con ellos la necesidad será la de tomar conciencia sobre qué les estamos pidiendo y sobre todo, cómo se lo estamos pidiendo. 

De esta forma, la eficacia pasa por encontrar la mejor versión que ofrecer a los demás e incluso, a nosotros mismos. Y ese es precisamente el objetivo principal de las intervenciones asistidas con animales: mejorar la calidad de vida de los pacientes con la ayuda de aquellos que pueden sacar lo nuestro lado más natural y emocional. 

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