A lo largo de toda nuestra vida, las relaciones interpersonales tienen un papel fundamental para nuestra salud mental y bienestar. Sin embargo, no todas las personas experimentan las relaciones y comunicaciones sociales de la misma forma. Algunos trastornos mentales dificultan ajustarse a las normas relacionales tradicionales y es importante tener cuidado para no dañar a estar personas con una vinculación mal establecida.
En este artículo sobre cómo viir con alguien con TLP exploraremos el Trastorno Límite de la Personalidad y ofreceremos algunos consejos para cómo facilitar las relaciones con estas personas. Afectando a aproximadamente el 1-2% de la población, este trastorno puede influir en la forma en que una persona experimenta sus emociones, se relaciona con los demás y maneja los desafíos cotidianos.
¿Qué es el TLP?
El trastorno límite de la personalidad, también conocido como trastorno borderline, es una alteración psicológica que afecta la forma en que una persona piensa, siente y se relaciona con los demás. Las personas que lo experimentan a menudo enfrentan emociones intensas y cambiantes, lo que puede dar lugar a patrones de comportamiento impredecibles. Los síntomas más característicos son la dificultad para establecer relaciones estables, una imagen de sí mismos inestable, miedo al abandono, impulsividad y cambios de humor bruscos. Estos síntomas pueden influir en la manera en que la persona se percibe a sí misma y a los demás, lo que a su vez impacta en las relaciones cercanas.
Es importante notar que el trastorno límite de la personalidad no es simplemente una cuestión de "mal genio" o "drama", sino que es una condición mental legítima que puede causar un gran sufrimiento emocional. A menudo, las personas que lo padecen enfrentan dificultades para regular sus emociones y pueden sentirse atrapadas en ciclos de comportamiento que parecen estar fuera de su control. Para quienes conviven con alguien que tiene trastorno límite de la personalidad, es crucial adquirir conocimiento y habilidades para manejar las complejidades de esta situación y gestionar las situaciones sociales con responsabilidad emocional y afectiva.
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Consejos para vivir con una persona con TLP
A continuación, vamos a proponerte cinco consejos para que seas consciente de qué forma debes tratar y vivir con una persona que tenga TLP. En general, evita la infantilización y posicionarte de manera superior a esta persona, y trata la situación social desde la compasión y el respeto. ¡Vamos allá!
1. Comunicación empática
Conviviendo con una persona con TLP, la comunicación se convierte en un puente esencial para la construcción de una relación sólida. La empatía y la comprensión son fundamentales en cada interacción para generar entornos de apoyo y entendimiento mutuos, en los que las personas que experimenten este trastorno no se sientan rechazadas por este.
La clave principal está en la escucha activa. No se trata solo de oír las palabras que se dicen, sino de captar las emociones que subyacen en ellas. A menudo, lo que no se dice en voz alta es igualmente importante. Prestar atención a las expresiones faciales y al lenguaje corporal puede proporcionar pistas cruciales sobre cómo se siente la persona en ese momento. Además, la validación juega un papel crucial. Reconocer y validar los sentimientos de la persona muestra que te importa y comprendes su experiencia. Aunque no estés de acuerdo con su perspectiva, demostrar que entiendes por qué se sienten así puede ayudar a construir un puente de confianza.
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2. Estableciendo límites saludables
En cualquier relación, la definición de límites saludables es esencial para el respeto mutuo y la convivencia armoniosa. Esto adquiere una relevancia aún mayor cuando se trata de convivir con alguien que tiene trastorno límite de la personalidad. Establecer límites claros puede contribuir significativamente a la estabilidad emocional y al bienestar de ambas partes. Los límites actúan como guías que definen lo que es aceptable y lo que no lo es en la relación. Son necesarios tanto para tu propia autodefensa como para ayudar a la persona con el trastorno a entender las expectativas y las dinámicas de la convivencia.
Es importante recordar que establecer límites no significa rechazar o aislar a la persona. Más bien, se trata de comunicar de manera respetuosa cuáles son tus propias necesidades, capacidades y límites emocionales. Esto puede incluir el tiempo que estás dispuesto a invertir en conversaciones, actividades conjuntas o el grado de ayuda que puedes brindar en momentos de crisis.
3. Fomentando la estabilidad y la rutina
Las personas que experimentan TLP a menudo enfrentan desafíos para manejar los cambios y las emociones subyacentes a estos. Por ello, la búsqueda de estabilidad y la construcción de rutinas son aliados valiosos. Establecer una estructura predecible puede proporcionar un sentido de seguridad y control.
Crear una rutina diaria que incluya momentos para la relajación, la reflexión y el autocuidado puede ayudar a reducir el estrés. Además, mantener un entorno ordenado y organizado puede tener un impacto positivo en su bienestar emocional. La estabilidad y la rutina no solo brindan beneficios a la persona con el trastorno, sino que también pueden contribuir a un ambiente más armonioso para todos los involucrados.
Froilan Ibáñez
Froilan Ibáñez
Psicólogo Clínico Educativo y pericial
4. Apoyo profesional y autocuidado
Es importante que seas consciente de que no eres capaz de hacerlo todo por ti mismo. Al fin y al cabo, no estás estableciendo una relación con esta persona como si fueses su terapeuta, sino como amigo/a o compañero/a. Debes buscar y maximizar su bienestar, pero también ser capaz de identificar en qué momentos no eres capaz de seguir actuando como un apoyo y decidir autocuidarte. De la misma forma que te cuidas a ti mismo/a, debes ser responsable con la otra persona y ayudarle a buscar un apoyo profesional o terapéutico en caso de necesitarlo. Puedes hacer esto ayudándole a buscar en Internet, pidiendo opiniones a personas cercanas o acompañándole a su primera sesión de terapia. Muestra apoyo, pero sé consciente de cuándo debes parar.