El desarrollo del cerebro humano es un proceso prolongado y muy complejo que da inicio durante el desarrollo fetal y que se prolonga durante toda la vida. Éste órgano y el conjunto del sistema nervioso son las bases desde las que se regula el conjunto de funciones de nuestro organismo, tanto a nivel de funciones básicas de nuestros órganos como por ejemplo a la hora de permitir acciones como el movimiento voluntario.
Sin embargo, en ocasiones ocurren diversos problemas durante el desarrollo fetal, durante el parto o durante los primeros años de vida en los que el desarrollo cerebral no se produce adecuadamente y termina por impedir que se desplieguen diferentes habilidades o se lleven a cabo diversas funciones. Cuando estos problemas de origen cerebral generan la incapacidad de llevar a cabo el movimiento voluntario, estamos hablando de parálisis cerebral.
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¿Qué es la parálisis cerebral?
Se entiende por parálisis cerebral a la condición médica en el que la presencia de alteraciones o lesiones cerebrales durante el desarrollo cerebral provoca que se limiten en gran medida el desarrollo de la capacidad de movimiento y la psicomotricidad. Estas limitaciones son por lo general congénitas y suponen una alteración permanente que altera procesos como el aprendizaje.
Suelen aparecer problemas de movimiento, rigidez muscular, descoordinación, temblores, hipotonía y hipercinesia en las articulaciones. Este tipo de síntomas puede ser generalizado o verse en mayor medida en extremidades o en un hemicuerpo concreto. Además de ello la falta o dificultades de control motor provocadas por la parálisis cerebral puede generar dificultades en la alimentación, respiración y excreción. En ocasiones también la sensopercepción también se ve afectada.
Es frecuente que aparezcan retrasos en el desarrollo del sujeto y que o bien se tarde o bien no se superen diversos hitos propios de individuos sin esta problemática, dado la existencia de un problema en el sistema nervioso central que dificulta su correcta maduración. Puede acompañarse de discapacidad intelectual, si bien no se trata de un síntoma de esta condición.
La gravedad de esta parálisis puede ser enormemente variable pudiendo desde apenas notarse a suponer una severa discapacidad para el sujeto que lo padece, precisando de apoyo y cuidados constantes en los casos de mayor gravedad.
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Tipos de parálisis cerebral
No existe un único tipo de parálisis cerebral, sino que este término engloba diferentes subtipos de problemáticas. Algunos de los más habituales son las siguientes.
1. Parálisis cerebral espástica
Una de las formas más conocidas y frecuentes, se trata de un tipo de parálisis cerebral en la que los sujetos padecen un elevado nivel de rigidez muscular y grandes problemas a la hora de movilizar grupos musculares.
Puede haber tetraplejia (si bien también diplejia, paraplejia, o hemiplejia), convulsiones, apraxias, elevado nivel de excitación y activación y espasticidad. Suelen observarse posturas anómalas y contracciones, hipertonía y hiperflexibilidad.
2. Parálisis cerebral atáxica
De las formas menos frecuentes, suele cursar en forma de falta de tono muscular, descoordinación y falta de equilibrio. La marcha, en el caso de los que la tienen, es difícil y presenta riesgo de caídas. La coordinación oculomanual también se hace compleja, así como la orientación.
3. Parálisis cerebral discinética
En este subtipo de parálisis cerebral son frecuentes la hipotonía y la presencia de movimientos involuntarios distónicos o coreicos, a menudo en forma de contracción. Especialmente son visibles en los músculos de la cara, con lo que junto a los problemas auditivos que también suelen tener puede generar grandes dificultades en el área de la comunicación.
Etiología (causas)
Las causas de la parálisis cerebral pueden ser muy variadas, pero por lo general se deben a la presencia de alteraciones o lesiones durante el desarrollo fetal, durante el parto o bien en los primeros años tras el nacimiento.
Estas alteraciones y lesiones suelen ser congénitas, pero también pueden ser adquiridas a lo largo del desarrollo. Algunos de los trastornos adquiridos pueden ser meningitis, encefalitis e infecciones intrauterinas. También puede producirse accidentes cardiovasculares, traumatismo, o por anoxia durante el desarrollo o el parto. En algunas ocasiones se han producido casos de parálisis cerebral derivados de malos tratos en forma de golpes o zarandeos en bebés.
Tratamiento
Si bien se trata de una condición que no tiene cura ya que es producida por una lesión crónica e irreversible, es posible realizar diversos tratamientos desde una perspectiva multidisciplinar que permita al individuo reforzar y optimizar sus capacidades, crear y mejorar la comunicación y en definitiva procurar que alcance el máximo nivel de desarrollo y bienestar posible.
A nivel médico pueden requerirse muy diversas intervenciones en función de las dificultades que se presenten, desde la aplicación de fármacos relajantes y anticonvulsivos al uso de cirugía para tratar deformaciones articulares o colocar sondas gástricas. A nivel de prevención, es necesario cuidar la alimentación durante el embarazo (especialmente ante condiciones como hipertensión o diabetes) y evitar el consumo de sustancias como alcohol o drogas.
Una de las estrategias a emplear es la terapia ocupacional, que permita una estimulación adecuada del niño. También se requiere el uso de fisioterapia y logoterapia, de manera que se refuerce en lo posible las habilidades de movimiento y comunicación.
Otro de los aspectos a tener en cuenta, y uno de los que requieren mayor atención es la educación, puesto que la sintomatología dificulta en gran medida el aprendizaje normativo. Es necesario establecer planes individualizados para estos niños y dotarle de los apoyos necesarios. Es necesario estimular a estos sujetos y reforzar las funciones y tareas básicas de la vida diaria, o bien educar al entorno o cuidadores en caso de que no se valgan por sí mismos.
La psicoeducación es fundamental no solo para el menor, sino también para sus familiares. Es recomendable también la asistencia a grupos de apoyo en que menor y familia puedan encontrarse y compartir experiencias, pensamientos, dudas y sentimientos.
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Referencias bibliográficas:
- Colver, A.; Fairhurst, C. y Pharoah, P.O.D. (2014). Cerebral palsy. Lancet, 583(9924):1240 - 1249.
- Rosenbaum, P.; Paneth, N.; Leviton, A.; Goldstein, M. & Bax, M. (April, 2006). A report: The definition and classification of Cerebral Palsy. Developmental Medicine & Child Neurology, 49: 1 - 44.
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