El bienestar psicológico surge, al menos en parte, de nuestra manera de experimentar lo que nos pasa a lo largo de nuestras vidas. Dicho de otro modo: nuestra salud mental está siempre ligada a lo que pasa a nuestro alrededor, aquello que ocurre más allá de nuestros cerebros.
Esto se ve claramente en los casos en los que aparecen problemas psicológicos causados por los problemas de infertilidad, una experiencia que, si bien no genera un gran malestar en todos los casos, en algunas personas puede llegara a desencadenar crisis importantes.
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Los problemas psicológicos ligados a la infertilidad en la pareja
El golpe emocional que para algunas personas supone saber que probablemente no tendrán hijos biológicos no siempre desaparece en unos pocos días. A veces, se transforma en problemas psicológicos que se mantienen vivos durante más tiempo.
A la larga, esto puede dar pie a que surjan síntomas de auténticos trastornos psicológicos, algunos de los cuales pueden ser calificados como trastornos. Veamos varios de los que suelen verse en psicoterapia, teniendo en cuenta que no suelen darse todos a la vez en la misma persona.
1. Falta de un objetivo vital claro
Para muchas personas, criar a al menos un hijo o hija y ver crecer a la descendencia es, básicamente, el objetivo más importante al que se puede aspirar, aquello que vertebra y da sentido a toda la vida adulta. La infertilidad trunca estas expectativas, sobre todo cuando se interpone entre el padre o la madre y el primer bebé, y ello a veces desencadena la aparición de trastornos del estado de ánimo, como la depresión.
2. Complejos a causa de los roles de género
Debido a la importancia que culturalmente le damos a la capacidad de ser madre, muchas mujeres viven la infertilidad prácticamente como una experiencia traumática; una situación desesperante que escapa al control de quien la padece en primera persona, y que a la vez "siempre está ahí", o por lo menos parece estar acechando en todo momento.
Del mismo modo, para muchos hombres también resulta extremadamente doloroso no poder tener hijos biológicos, e incluso puede generar serias inseguridades, dado que la paternidad se relaciona con el concepto de masculinidad y la virilidad.
Por supuesto, todas estas formas de malestar no surgen en sí de la incapacidad a la hora de tener hijos, sino de la interpretación de este hecho mediada por fenómenos culturales: los roles de género y los estereotipos que traen consigo. Sin embargo, eso no significa que los problemas psicológicos derivados de la infertilidad deban ser pasados por alto o incluso menospreciados, porque por mucho que se fundamenten (en parte) en convenciones sociales, el dolor emocional existe de verdad, y por ello hay que tomárselos en serio.
3. Disfunciones sexuales
Mentalmente, para algunas parejas (o miembros de esta) la paternidad y la maternidad están ligados a la genitalidad. Por eso, los casos de infertilidad son capaces de favorecer la aparición de disfunciones sexuales vinculadas a la inseguridad y el temor a hacer el ridículo. "No sirvo para esto", "esto no tiene sentido" son pensamientos relativamente habituales entre quienes creen que están biológicamente "averiados" para todo lo que tenga que ver con el sexo y la reproducción.
4. Aislamiento social
En cierta franja de edad, es normal que uno de los temas que surgen al socializar con otras personas de la misma generación sea la crianza de los hijos, las anécdotas graciosas cuidando al bebé, etc. Esto puede causar un sentimiento de agravio y soledad si se interpreta de un modo inadecuado, e incluso puede predisponer al aislamiento social, a no querer quedar con amigos o amigas para no volver a pasar por esa experiencia frustrante.
5. Crisis de pareja
Debido a todo lo anterior, los recuerdos dolorosos asociados a la infertilidad son capaces de hacer que la vida en pareja deje de resultar agradable, al ser un recordatorio constante de lo que produce frustración.
La psicoterapia aplicada a casos de infertilidad
Afortunadamente, si bien la infertilidad suele ser una condición duradera y no existen mejoras parciales (o se es capaz de tener un bebé viable, o no), los efectos psicológicos negativos vinculados a ella sí pueden ser tratados de manera eficaz si se cuenta con la ayuda profesional de psicoterapeutas.
En estas intervenciones, adaptadas a las características y necesidades de cada pareja o paciente, los psicólogos establecemos estrategias para ayudar a quienes nos visitan en dos vías paralelas: cambiar la manera en la que se interpreta la infertilidad, y promover hábitos de vida que ayuden a sentirse bien con los recursos con los que se cuenta.
De este modo, independientemente de si es posible o no tener un bebé con el paso del tiempo, los pacientes hacen suya una filosofía de vida en la que la felicidad no esté condicionada por la paternidad o la maternidad. Y, por otro lado, también se interviene en los posibles problemas de pareja que hayan podido emerger a causa de la mala gestión de las emociones ante la infertilidad.
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Referencias bibliográficas:
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