Durante siglos, la mayor parte de sociedades humanas del mundo occidental han discriminado a muchas minorías dependiendo de su identidad sexual e identidad de género. Hoy en día, si bien estas tendencias disriminatorias están a la baja, siguen existiendo, aunque a la vez hay cada vez más concienciación sobre lo negativo de este fenómeno.
En este punto de encuentro entre la discriminación que decae y la aceptación que remonta, surge la psicología afirmativa LGBT: una perspectiva terapéutica que invita tanto a cuidar del bienestar de las personas expuestas a los ataques por su identidad sexual o de género, por un lado, como a transformar la sociedad para que lo anterior no haga falta y todo el mundo sea tratado con igualdad.
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El impacto de las reivindicaciones LGBT en la psicología
La psicología es la ciencia que estudia el comportamiento, pero no hay que olvidar que el comportamiento también cambia a la propia psicología. Por ello, es normal que las transformaciones sociales hayan hecho que el punto de vista y las finalidades de las que parten los psicólogos hayan cambiado mucho en las últimas décadas.
Un ejemplo de esto es el modo en el que la sensibilización sobre los problemas de los colectivos LGBT han contribuido a hacer la psicología una herramienta más rica y útil para ayudar a una parte de la población que se sigue sintiendo vulnerable en muchos aspectos: lesbianas, gays, bisexuales y trans. Donde hace décadas había una ciencia que consideraba la homosexualidad como algo intrínsecamente patológico, hoy hay una que no pone la etiqueta de enfermedad a las formas de orientación sexual o de identidad de género que se alejan de lo heterosexual y de lo cisgénero (es decir, de la correspondencia convencional entre sexo y género), y que a la vez reconoce que la discriminación expone más a estos colectivos a problemas psicológicos, estadísticamente.
De esta manera ha surgido la psicología afirmativa, un ámbito de trabajo que se centra en las necesidades de las personas no heterosexuales y no cisgénero. Su vertiente aplicada, la terapia afirmativa, tiene como meta comprender los mecanismos de la construcción de la identidad LGBT y, a partir de ellos, ayudar a las personas con problemas derivados de la discriminación y la presión social vinculada a ella.
Objetivos de la terapia afirmativa
Estas son algunas de las finalidades fijadas frecuentemente desde la psicología afirmativa LGBT al ayudar a personas que buscan ayuda.
1. Tratamiento de las secuelas por homofobia y transfobia
Lamentablemente, incluso en los países con mayores índices de aceptación de la homosexualidad (como España) y de la comunidad trans los ataques con violencia física o verbal son relativamente habituales. Muchas veces, estas agresiones se producen incluso durante la infancia, en contextos de acoso escolar, y la llegada a la vida adulta no evita que se puedan volver a repetir situaciones parecidas.
Esto puede facilitar que se desencadenen alteraciones psicológicas como la ansiedad o la depresión, así como el trastorno dismórfico corporal. Y es que más allá de las heridas físicas, el paso por estas experiencias contribuye a no estar conformes con el propio cuerpo, a culparse a uno mismo por lo ocurrido, a aislarse socialmente e incluso a tener más dudas sobre la propia identidad.
Comprender lo que implica pasar por esta clase de vivencias es fundamental para ofrecer ayuda profesional a esta clase de víctimas, muchas de las cuales reciben ataques continuados de forma cotidiana. Y por ello, es una de las metas de la psicología afirmativa LGBT.
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Acompañar y asesorar a la hora de decidir ser madre o padre
La maternidad y la paternidad son roles fuertemente mediados por las convenciones sociales; por ello, es normal escuchar muchas críticas acerca de quién debería o no debería tener hijos, y acerca de cuáles son las estrategias de crianza más útiles y cuáles no. Si a esto le añadimos el factor de la identidad sexual y de la identidad de género, a esta presión social hay que sumarle la tendencia a discriminar culturalmente a las minorías que se salen de la norma en estos temas, y la existencia de barreras legales e institucionales que siguen alimentando la idea de que solo se puede tener hijos si se es heterosexual y cisgénero.
Por ello, los psicólogos podemos especializarnos en ayudar a las personas que se sientan mal ante la perspectiva de en primer lugar tener que elegir si criar o no a un bebé, y segundo, lidiar con la frustración y la ansiedad que muchas veces provoca el tener que luchar para conseguirlo.
Búsqueda del propio espacio en los ambientes LGBT
No hay que olvidar que lo LGBT no es homogéneo, y que incluso dentro de los grupos representados por este acrónimo hay varios "círculos sociales" o sub-colectivos. En ocasiones, la formación de estas sub-categorizaciones responde a una tendencia cuya existencia hay que reconocer: la discriminación dentro de los propios colectivos LGBT.
Este último factor puede hacer que muchas personas experimenten dificultades para encontrar su sitio y su identidad incluso en espacios en el que nadie sea heterosexual, por ejemplo. Si bien para solucionar esto no basta con psicoterapia, también es cierto que la psicología afirmativa puede contribuir tanto a evitar formas de malestar totalmente innecesarias, como a ayudar a que las víctimas de discriminación sean conscientes que no tienen nada que ocultar y que deben ver estos ataques como un problema social, no como un defecto de ellas como individuos. De esta manera, además, se contribuye a volver realmente inclusivo un entorno predispuesto a aceptar las formas no convencionales de sexualidad y de expresión de la identidad de género.
Aceptación de la propia identidad
Finalmente, el proceso de aceptarse a uno mismo contribuye a que las personas pertenecientes a estas minorías se sientan bien con su identidad durante la mayor parte del tiempo, y no solo no la traten como un tabú, sino que normalicen su existencia y así lo muestren en sus relaciones sociales y en la expresión de su sexualidad.
Conclusión
Está claro que queda mucho por hacer a nivel cultural, institucional y político para que los colectivos LGTB dejen de tener razón de ser a causa de la desaparición de la discriminación. Sin embargo, parte del cambio pasa también por la difusión de la cultura del cuidado mutuo y la aceptación, y estos son precisamente los pilares de la psicología afirmativa. Por eso, los psicólogos que podemos poner un granito de arena con nuestro trabajo en este ámbito lo hacemos sabiendo que no solo ayudamos al individuo que asiste a nuestra consulta; también invitamos al proceso terapéutico a toda la sociedad.