"Tengo depresión viviendo en el extranjero y no sé cómo salir de esta situación". Este es un motivo de consulta común entre las personas que acuden a sesiones de psicoterapia online, ya que al vivir en un país en el que aún se sienten algo perdidos, prefieren contratar los servicios de un psicólogo de su lugar de origen.
Este tipo de quejas es tan solo una señal más de que se sienten alienados del país al que han emigrado, y en el que sienten que no cuentan con el apoyo que necesitan.
El problema de la depresión entre quienes emigran
Cada vez son más las personas que deciden movilizarse y sentar raíces en el extranjero, lejos de sus ciudades o pueblos de origen. Los motivos subyacentes a tal decisión son de lo más diversos.
En algunos casos, la migración es puesta en marcha por el deseo de cumplir un objetivo personal, como vivenciar nuevas experiencias o cursar ciertos estudios en el extranjero. Pero en tantos otros, la migración está más bien condicionada por una necesidad.
Muchas personas escogen vivir en otro país con el fin de obtener un mayor ingreso económico, asegurarse para ellos mismos o para sus hijos una mejor calidad de vida; también a modo de huida de desastres naturales o conflictos bélicos.
Con tan solo una breve reflexión acerca de los motivos que conducen a una persona a emigrar de su país podremos notar que la experiencia en su totalidad, en la extensa mayoría de ocasiones, está lejos de ser sencilla. Gran parte de nuestra estabilidad psicológica, en especial a nivel emocional, deviene del hecho de contar con una red de apoyo y contención significativa para nosotros.
Al trasladarse a otro país, es esperable que los vínculos interpersonales en el país de origen sufran, en mayor o menor medida, ciertas carencias. Por tal motivo, uno de los principales desafíos de los migrantes es establecer nuevas relaciones sociales en el sitio al que se han trasladado.
Teniendo esto en consideración, no es ninguna sorpresa que las investigaciones científicas respecto del tema pongan en evidencia que, en primer lugar, son las personas que se sienten más solas aquellas que presentan mayores riesgos de sufrir trastornos psicológicos como la depresión. La distancia puede ser muy dolorosa para las personas que se han trasladado al extranjero y, dadas las particularidades de los fenómenos migratorios, podría desencadenar en algunas de ellas un episodio depresivo difícil de superar.
El rechazo social en la experiencia de migrar
Como bien decíamos anteriormente, son diversas las causas que llevan a una persona a migrar. Aunque la experiencia de vivir en el extranjero es en cierto grado difícil o dolorosa para muchos, es cierto que algunos casos presentan mayores vulnerabilidades que otros. Sin duda, la razón por la cual una persona emigra y las condiciones bajo las cuales lo lleva a cabo influyen en su vulnerabilidad.
Por ejemplo, en algunos casos, el acto de movilizarse al extranjero puede ser involuntario —es decir, podría tratarse de una migración forzada— lo que sin lugar a dudas posiciona a la persona o familia en una situación más delicada y, a la vez, susceptible a sufrir un deterioro en su bienestar. Por otro lado, adaptarse a las normas sociales, al idioma y a la cultura del nuevo país es todo un desafío.
Este proceso puede ser turbulento para algunas personas o poblaciones, ya que debemos considerar que en ciertos sectores de la sociedad todavía persiste una visión poco integradora hacia las personas que han emprendido un proceso migratorio. Varios investigadores afirman que las poblaciones inmigrantes, en especial las provenientes de países del tercer mundo, son poblaciones de riesgo para desarrollar síntomas ansiosos o depresivos, ya que les resulta difícil adaptarse a un nuevo medio sociocultural cuando perciben una mirada de “desamparo” o “rechazo”.
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¿Cómo se manifiestan los síntomas depresivos en el extranjero?
En este contexto, es comprensible que se gesten en muchas personas los síntomas propios de un cuadro depresivo. Dado el caso, podrían experimentar un sentimiento profundo de desinterés y que les resulte difícil sentir placer ante los eventos y/o pasatiempos que solían disfrutar. También, que les cueste salir de la cama y seguir con su rutina, incluso cuando esta sea desafiante o novedosa al estar viviendo en otro país.
A menudo, las personas que comienzan a sentir síntomas depresivos estando en el extranjero tienden a presentar sentimientos de ruina o culpa —en general, ligada a las personas o proyectos que se dejaron atrás, en su país de origen—, y en caso de necesitar contención de sus seres queridos, en general por videollamadas o mensajes de texto, se sienten como una “carga” al ser atendidos.
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¿Qué hacer si sufro depresión y estoy en el extranjero?
En caso de estar experimentando la mayoría de los síntomas antes desarrollados, es posible que estés atravesando un episodio depresivo. Es importante ser capaz de reconocerlos para poder pedir ayuda a tiempo. No obstante, también es crucial recalcar que un diagnóstico solo puede ser llevado a cabo por un profesional de la salud mental capaz de analizar y tratar el caso en toda su particularidad.
1. Buscar ayuda profesional
Por ese motivo, el primer —y principal— consejo para las personas que están sintiendo un estado de ánimo muy bajo en el extranjero es acceder a la consulta con un profesional. Es evidente que, como hemos desarrollado, dadas las particularidades de los fenómenos migratorios, es posible encontrarse con ciertas dificultades a la hora de acceder a un tratamiento psicoterapéutico. Por ejemplo, podría suceder que no se hable con fluidez el idioma del país de origen, o que los costos en éste sean demasiado elevados para pagar una consulta o sostener un tratamiento en el largo plazo.
Sin embargo, existen ciertas alternativas para conseguir ayuda profesional que a continuación pretendemos facilitar. Una de las posibilidades para sortear estas dificultades es averiguar si existe una línea telefónica de ayuda pública —tanto en el país en el cual se reside como en el de origen— que permita obtener asistencia profesional gratuita. Afortunadamente, cada vez existen más psicólogos y psiquiatras que se desempeñan en este tipo de dispositivos. Además, muchos están formados para brindar atención especial a las personas migrantes, dada la masividad de este fenómeno en algunas regiones del mundo. Otra alternativa es, en caso de poder permitírselo pero no hablar la lengua con fluidez, consultar con un profesional de la nación de origen que trabaje bajo la modalidad online, por videoconferencia.
2. Contactar con otros migrantes
Son muchas las personas que han pasado por momentos difíciles a la hora de emigrar, y por lo tanto, los sitios en los que se reúnen pueden ser espacios seguros para compartir la propia experiencia y buscar contención y ayuda. A día de hoy existen muchos grupos en redes sociales, particularmente en Facebook, en los cuales las personas suelen brindar información valiosa para quienes se encuentran en el extranjero. Tales redes de contacto pueden ser útiles para conocer gente nueva. Como señalamos anteriormente, el sentimiento de soledad puede ser uno de los principales propulsores del malestar, y la pertenencia a nuevos grupos sociales pueden revertir tal situación.
3. Adoptar un estilo de vida activo
Muchas personas que emigran entran en un bucle de vivir para trabajar y trabajar para vivir. Sin embargo, la depresión se nutre de esta clase de estilos de vida monótonos y marcados por la falta de estímulos. Es importante hacer ejercicio físico, exponerse a nuevas experiencias, y buscar el contacto con los demás, ya sean amigos o familiares.
Javier Ares Arranz
Javier Ares Arranz
Psicólogo especialista en Depresión, Ansiedad y Pareja.
El hecho de contactarse con otras personas, en sí mismo, supone una acción. Lo mismo implica pedir ayuda profesional o a un amigo o familiar. A las personas que están sufriendo un episodio depresivo les cuesta emprender esta clase de acciones dado que el estado de ánimo que están experimentando puede ser abrumador. Sin embargo, el hecho de actuar, a pesar del desgano o malestar que sienten, es el primer —y gran— paso para sortear esta compleja situación. La situación en su totalidad puede ser muy difícil, y por ese mismo motivo es importante recordarlo: a pesar de todo, del otro lado siempre hay alguien dispuesto a ayudar.