Si pensamos en la depresión como uno de los trastornos mentales más graves y frecuentes en todo el mundo, nos daremos cuenta de que es una problemática que es necesario combatir.
Y para ello parte de la solución pasa por analizar el problema e intentar desentrañar sus causas. En este sentido han sido muchos los autores que a lo largo de la historia han intentado generar hipótesis y teorías respecto a cuál es el origen de la depresión.
A nivel psicológico, una de las más conocidas es la teoría conductual de la depresión de Lewinsohn, la cual vamos a comentar a lo largo de las próximas líneas.
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Depresión: una breve descripción del problema
De cara a comprender la teoría conductual de la depresión de Lewinsohn es necesario comprender en primer lugar el tipo de problemática que la teoría de este autor pretende explicar: la depresión.
Se entiende por depresión uno de los principales trastornos del estado del ánimo (y uno de los problemas mentales más frecuentes en todo el mundo) el cual se caracteriza por la existencia continuada durante la mayor parte del día y la mayor parte de los días de al menos dos semanas de un estado de ánimo triste y/o la presencia de anhedonia (pérdida de la capacidad para sentir placer y satisfacción), además de otros síntomas como desesperanza, pasividad, problemas de sueño, pérdida de apetito y peso, pérdida de líbido sexual o ideas de muerte y suicidio.
Es habitual también que exista clinofilia o tendencia a permanecer encamado e inactivo. La persona suele ser incapaz de verse capaz de salir de dicha situación, a menudo con rumiaciones constantes de tipo aversivo y viéndose a sí mismo, al mundo y al futuro como algo hostil y negativo.
La depresión es un trastorno que genera gran malestar y resulta profundamente invalidante en todos los ámbitos. A nivel socio-relacional es habitual que las personas deprimidas se aislen progresivamente, y aunque inicialmente el entorno tiende a mostrar apoyo y comprensión a la larga puede producirse un alejamiento hacia la persona. En lo laboral y académico se percibe una gran pérdida de rendimiento.
Existen muchas teorías que intentan proporcionar una explicación respecto a las causas que pueden generar una depresión, entre las cuales se encuentra la teoría conductual de la depresión de Lewinsohn. Veamos en qué consiste.
La teoría conductual de la depresión de Lewinsohn
La teoría conductual de la depresión de Lewinsohn es una de las principales teorías dentro del ámbito de la psicología que pretende proporcionar una explicación respecto a por qué surge la depresión. Esta teoría parte de la corriente conductista, centrándose en explicar la depresión en base a procesos de asociación y condicionamiento vinculados a la realización de conductas y las consecuencias de dichas acciones.
Concretamente, la teoría conductual de la depresión de Lewinsohn establece que la principal causa de la depresión es la existencia de una falta de reforzamiento de las conductas emitidas por el sujeto en la mayor parte los aspectos de su vida.
Esto implica que las acciones que lleva a cabo la persona no le suponen una gratificación o satisfacción en la mayor parte de ámbitos, algo que a la larga hará que cada vez lleve a cabo menos conductas. Ello tendrá como consecuencia que poco a poco el sujeto se haga cada vez más pasivo y con el tiempo que aparezcan la mayoría de síntomas de la depresión.
El hecho de no ver de manera contingente que las acciones que lleva a cabo supongan o tengan como consecuencia nada positivo que le anime a repetirla, especialmente en contextos en los que la persona esperaría obtenerlas, generará que el nivel de actividad decaiga. Además de ello, a nivel cognitivo la persona puede empezar a sentir emociones como culpabilidad, baja autoestima y pensamientos negativos derivados de la atribución de dicha falta de reforzamiento a elementos internos y estables.
La explicación de las causas
Los motivos por los cuales puede no darse este reforzamiento pueden ser múltiples, y en esta teoría se contemplan que pueden ser tanto ambientales como disposicionales.
Por un lado podemos encontrarnos con que el entorno o ambiente que rodea al sujeto no es suficientemente reforzador per se (por ejemplo un entorno frío o incluso hostil con las acciones del sujeto), que la persona no tenga las suficientes habilidades para obtenerlos o tenga dificultades para ello (especialmente a nivel social), o que la percepción del sujeto de lo que le resulta reforzante pueda estar sesgada.
Asimismo, la depresión no empezaría de cero: tal y como Lewinsohn propuso en una reformulación de su teoría original, en el inicio de las depresiones suele haber un suceso desencadenante que hace que la conducta habitual de la persona se altere y a partir de la cual empiece una disminución del reforzamiento (y posteriormente de la actividad del sujeto).
Aparecerían también expectativas negativas y sentimientos negativos hacia uno mismo, generando un malestar profundo y con afectación en los diversos ámbitos vitales. Se establecería una secuencia de causas que acabarían desembocando en la cada vez menor actividad y reforzamiento y en el surgimiento de la depresión.
Factores de riesgo y de protección
La teoría de Lewinsohn también analiza la existencia de algunos factores que pueden llegar a facilitar o a dificultar que aparezca la depresión: los factores de riesgo y los factores de protección.
En el primero de los casos, el hecho de hallarse en situaciones aversivas con gran frecuencia, una situación socio-económica precaria, la actuación como cuidador (especialmente en el caso de niños pequeños), haber tenido depresiones antes, tener baja autoestima y ser mujer son considerados factores que pueden aumentar la probabilidad de padecer depresión.
Por otro lado exponerse con frecuencia a situaciones positivas, percibirse como competente, tener alta autoestima y tener una buena red social de apoyo son factores protectores, de manera que dificultan que pueda surgir una depresión.
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¿Por qué se mantiene el estado depresivo?
Además de ofrecer un marco explicativo que nos puede orientar a la hora de establecer por qué aparece la depresión, la teoría de Lewinsohn también pretende explicar los mecanismos por los cuales esta se mantiene a lo largo del tiempo.
También desde una perspectiva conductual, el autor establece que en los primeros momentos tras el inicio de la depresión es habitual que quien la sufre reciba comprensión y atención por parte del entorno y el medio, de manera que su estado se ve reforzado al suponer la atención una mejora de su situación.
Sin embargo, esto implica que el malestar se ve potenciado al transformarse las conductas del sujeto en algo que le genera una estimulación positiva (la atención recibida), con lo que permanece vigente.
Por otro lado, cuando el entorno deja de otorgar atención al sujeto este comienza a recibir una menor estimulación positiva, algo que por otro lado favorece el mantenimiento de la conducta depresiva al ser la falta de reforzamiento de la conducta lo que motivó el inicio de la depresión.
Referencias bibliográficas:
- American Psychiatric Association. (2013). Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. Quinta edición. DSM-V. Masson, Barcelona.
- Belloch, A.; Sandín, B. y Ramos, F. (2002). Manual de Psicopatología, Vol. I. McGraw-Hill. Madrid.
- Lewinsohn, P.M., Gotlib, I.H. y Hautzinger, M. (1997). Tratamiento conductual de la depresión unipolar. En V.E. Caballo (dir.), Manual para el tratamiento cognitivo-conductual de los trastornos psicológicos, vol. 1 (pp. 493-541). Madrid: Siglo XXI
- Vázquez, F.L., Muñoz, R.F., Becoña, E. (2000). Depresión: diagnóstico, modelos teóricos y tratamiento a finales del siglo XX. Psicología Conductual, 8 (3): 417-449.
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