En el mar de Joló, cerca de las costas de la península de Zamboanga, vive una comunidad en plena comunión con el océano. Son los bajau, también conocidos como los “nómadas del mar”, que siguen ejerciendo sus prácticas centenarias en pleno siglo XXI. Estas tradiciones están relacionadas con la pesca, que ha sido su modo de vida durante generaciones. Los bajau están completamente adaptados al buceo en aguas profundas, y pueden permanecer bajo la superficie nada menos que 5 minutos (y, en ocasiones, mucho más).
¿Quiénes son los bajau, los “nómadas del mar”? En este artículo os proponemos un viaje por esta fascinante cultura.
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Los bajau y el mar
Los bajau o badjao se encuentran localizados en los actuales países de Indonesia, Malasia y Filipinas. Es un pueblo muy antiguo, de procedencia incierta, que habla una lengua malayo-polinesia y que siguen creencias sincréticas, una mezcla de Islam y animismo, aunque muchos de ellos son musulmanes sunníes.
Los bajau viven en casas de madera suspendidas en el mar mediante pilares del mismo material y que se hunden bajo sus aguas. Se cree que, probablemente, llegaron al mar presionados por otros pueblos. Desde entonces, los bajau han vivido literalmente en el agua, podríamos decir, ya que muchos de ellos apenas pisan la tierra en toda su vida. Durante el día, se adentran en el océano a bordo de sus lepas, pequeñas embarcaciones de madera construidas por ellos mismos a la manera tradicional. Una vez en mar abierto, se cubren los ojos con unas gafas de buceo de madera y se calzan con unas aletas del mismo material, que les permiten “caminar” sobre el lecho marino.
Tras una serie de respiraciones profundas, durante las cuales su metabolismo se ralentiza y sus latidos se espacian, los cazadores del mar se sumergen en las aguas, en busca de peces y crustáceos. Su única herramienta de pesca es una especie de lanza, fabricada también por ellos mismos, que les permite ensartar a los peces.
Su principal fuente de alimento es el mar, por lo que los bajau son expertos nadadores y buceadores. Su capacidad pulmonar es inaudita; pueden permanecer más de 5 minutos bajo el agua (a veces, hasta 10), gracias a un duro y continuo entrenamiento que empieza en la infancia. Además de ello, un reciente estudio ha demostrado que los bajau poseen el bazo de un tamaño superior a la media humana, lo que podría beneficiarles en sus actividades submarinas. Veamos por qué.
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La adaptación genética al mar
La doctora Melissa Llardo, del Centro de Geogenética de la Universidad de Copenhague, estaba completamente maravillada por la capacidad que demostraba esta comunidad asiática de permanecer largos minutos bajo el mar.
Para estudiar las habilidades de estos cazadores marinos, se trasladó a una comunidad bajau y, con el consentimiento de la tribu, inició una serie de investigaciones al respecto. Llardo realizó un descubrimiento sorprendente: el bazo de los bajau era nada menos que un 50% más grande que el de los saluan, un grupo que vive en la principal isla de Indonesia. A pesar de estar étnicamente emparentados con los bajau, los saluan no se dedican a la pesca submarina, lo que podría explicar las diferencias genéticas existentes entre ambas comunidades.
Pero ¿qué relación tiene el bazo con todo esto?
El bazo y el oxígeno
El bazo es un órgano que está situado próximo al páncreas y cuya función es, entre otras, producir linfocitos y filtrar la sangre. Cuando una persona se encuentra debajo del agua, el bazo se contrae para poder ahorrar energía ante el descenso brusco de oxígeno. En un ser humano medio, la inmersión durará unos segundos, dependiendo de sus capacidades físicas y su entreno previo.
En el caso de lo bajau, el mayor tamaño del bazo podría estar vinculado a su resistencia bajo el agua, ya que permite una mayor liberación de oxígeno en sangre durante el buceo. Al menos, así concluye el estudio de la doctora Llardo: esta mutación genética facilitó a los bajau una mejor adaptación a su vida subacuática.
Existen, sin embargo, otros factores relacionados con la resistencia submarina de este pueblo. Según Richard Moon, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Duke (Estados Unidos), el entrenamiento continuo de los bajau desde la infancia ayuda a conseguir una mayor adaptación pulmonar, que evitaría que los vasos sanguíneos se rompieran a causa de la elevada presión submarina.
Por otro lado, el estudio de los bajau podría ayudar a entender el funcionamiento de la hipoxia aguda y sus posibles soluciones, ya que este mal implica una pérdida rápida de oxígeno que puede llevar a la muerte. Si conseguimos comprender cómo consiguen los bajau soportar los altos niveles de presión bajo el agua y el consecuente descenso del oxígeno en la sangre, quizá estaremos más cerca de encontrar el remedio.
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Una comunidad alegre y llena de color
Los bajau son un pueblo alegre, gran amante de las fiestas, la música y el color. Cuando cae la noche y los pescadores regresan a sus casas, generalmente se lleva a cabo una pequeña celebración, que incluye música y danza. Sin embargo, las bodas son los momentos más aplaudidos: en ellas, las mujeres realizan un baile en el que imitan, con sus manos y su cuerpo, los movimientos de las olas del mar. A los hombres no se les está permitido participar en este tipo de danzas; solo el novio tiene el honor de unirse a las bailarinas.
La vestimenta de los bajau es colorida y llena de fantasía, realizada con una tela tradicional llamada dastar, aunque actualmente es muy usual ver a miembros de las comunidades vestir a la occidental. La venta del excedente de pesca, así como de recuerdos para turistas, les proporciona los ingresos necesarios para obtener todo lo necesario para vivir, como ropa o utensilios de cocina.
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El cambio climático y la pesca masiva, serias amenazas para los bajau
El estilo de vida tradicional de este pueblo está siendo amenazado por dos factores de suma importancia: por un lado, el cambio climático, que provoca tormentas marinas que suponen un peligro para la pesca en las frágiles lepas; y por otro, la pesca masiva, que está dejando a los bajau sin fuente de alimento. Es por ello por lo que muchos de ellos están emigrando a tierra firme, donde se ganan la vida como ganaderos o agricultores.
En un mundo globalizado donde las reservas naturales peligran, comunidades tradicionales como los bajau lo tienen francamente difícil para seguir ejerciendo su estilo de vida. Afortunadamente, cada vez existe más concienciación sobre el tema, y las costumbres de este pueblo de los mares de Filipinas, Malasia e Indonesia gozan cada vez de más respeto y admiración. Esperemos que los bajau puedan seguir disfrutando, en el futuro, de su absoluta armonía con el océano.