La filosofía es una disciplina del conocimiento que está orientado al estudio de las causas primeras, los fines últimos y también de la esencia de las cosas y, para ello se han desarrollado un sinfín de teorías y conceptos que posibiliten al ser humano responder a una amplia variedad de problemas fundamentales sobre diversas cuestiones. Y, entre ellos, cabe destacar el concepto del logos.
En este artículo veremos en qué consiste el logos en filosofía y cuál ha sido su relevancia dentro de esta disciplina a lo largo de la Historia.
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¿Qué es el logos en Filosofía?
En primer lugar, hay que destacar que la palabra logos procede del griego (Λόγος, -lôgos-, "léghein") y puede ser traducida de diferentes maneras: cálculo, razón, razonamiento, pensamiento, habla, argumentación o discurso mediante la palabra o razón.
Esta palabra también podría ser entendida como “sentido” o “inteligencia”, y se ha llegado a traducir en lenguas romances como verbo. Además, según la filosofía de Aristóteles el logos es uno de los tres modos de persuasión en la retórica, como también lo son el ethos y el pathos.
Heráclito (550-480 a.C.), utilizó por primera vez en el siglo V a.C. la palabra logos en su “Teoría del ser” cuando dijo: "No a mí, sino habiendo escuchado al logos, es sabio decir junto a él que todo es uno”. De esa forma tomó al logos como a la gran unidad de la realidad, por lo que Heráclito pedía que el ser humano la escuchara; en otras palabras, decía que deberíamos esperar a que la realidad se manifieste sola en vez de presionar.
El “ser” para Heráclito, entendido este como el logos en filosofía, es la inteligencia que ordena dirige y se encarga de dar la armonía al devenir de los cambios que transcurren a lo largo del tiempo en la misma existencia; por lo tanto, el logos en filosofía trata de una inteligencia sustancial, que se encuentra presente en todas las cosas y cuando el ser humano pierde el sentido de su propia existencia es porque se ha apartado del logos.
Por lo tanto, el logos en filosofía nació como una doctrina de la Grecia Clásica de la mano de Heráclito, el filósofo que estableció por primera vez que el ser humano debía interpretar y acercarse al mundo por medio de la razón o del logos, imponiéndose de forma progresiva al mythos.
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El mito frente al logos en Filosofía
En la Antigua Grecia predominaba el pensamiento mítico y arcaico, que es el que está considerado como irracional y el que se encargaría de dar una explicación de los hechos por medio de la imaginación, siendo el pensamiento asociado al mythos (Homero, siglo VIII a.C.).
Por el otro lado, estaría el pensamiento lógico y moderno, que sería el que se asocia a las teorías filosóficas de Heráclito y Heródoto, siendo este tipo de pensamiento el que es considerado como racional, al ser explicado a través de las verdades comprobadas y es el que estaría asociado al logos en filosofía.
Los dos tipos de pensamiento convivieron durante un largo tiempo hasta que el logos terminaría por imponerse sobre el mythos y, de esta forma, el pensamiento racional terminaría triunfando sobre el tipo de pensamiento irracional, dándose este proceso entre los siglos VI y V a.C. El mito terminaría por desacralizar para llegar a convertirse en una obra literaria, de arte o en un cuento, hasta que dejó de desempeñar una función sacra, pensado a ser profano.
Por lo tanto, el mito podría decirse que es un tipo de pensamiento acrítico e infundado, basado en un saber animista y emocionalmente comprometido; mientras que el logos en filosofía se refiere a un tipo de pensamiento relacionado con el saber crítico y fundamentado.
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Heráclito y el logos en filosofía
Como hemos visto, el logos en filosofía comenzó a ser teorizado dentro de esta disciplina del conocimiento por medio del filósofo Heráclito, quien le dio un significado relacionado con el tipo de pensamiento racional, frente al mythos o pensamiento irracional imperante en aquella época y, con el paso del tiempo, el logos terminaría por erigirse como la base de toda la filosofía y el pensamiento occidental, siendo este último el que ha llegado a desarrollarse a lo largo de la historia hasta llegar a nuestros días.
Por lo tanto, hay un tradicional consenso a la hora de considerar a Heráclito como el padre del logos, siendo este un filósofo que consideró que el ser humano tiene en su interior logos (razón), una herramienta muy poderosa que debe usar para aprender y conocer la realidad desde el raciocinio y, en base a ello, dirigir sus propios comportamientos. Así, el logos sería lo que dirige al universo y lo que debería guiar a las personas, quienes no siempre escuchan al logos.
En este sentido, para Heráclito, el logos sería el que domina el universo y, por tanto, al ser humano también, al posibilitar la armonía y el orden de las cosas en la vida.
El logos en filosofía, además, ha recibido diferentes significados. Por ejemplo, el logos era para Platón el discurso articulado que permite dar razón de un argumento o una cosa y también sería un intermediario en la formación del mundo.
En cambio, para Aristóteles, quién entendía que la lógica se es la que se ocupa del discurso declarativo (del discurso que niega o afirma) éste entonces pasó a constituirse en el objeto fundamental de la lógica como "logos apophantikos" ("discurso declarativo”). Por lo tanto, para Aristóteles el logos estaba concebido como contenido semántico.
Para los estoicos, quienes se encargaron de desarrollar la tesis de Heráclito sobre el logos, este era el principio divino que se encargaba de regir y dominar la naturaleza y el universo divino.
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¿Por qué ha sido tan importante para los filósofos?
El logos es un concepto que ha tenido una gran trascendencia debido a su crucial importancia a la hora de pasar del mito al logos. Podríamos decir que el logos es la base de la filosofía que consiguió ir evolucionando a lo largo de la historia hasta nuestra época.
Para Filón de Alejandría el logos era considerado como la ley moral y el principio unificador de lo inteligible, siendo así el intermediario entre las criaturas y su creador; por lo tanto, sería la realidad que se encarga de mediar entre la trascendencia absoluta del creador y la finitud de las criaturas o seres, incluido el ser humano.
Es importante destacar la importancia que llegó a tener el logos en filosofía durante la época de la Ilustración (en Europa durante el siglo XVIII), cuando se llegó a desarrollar la concepción de la capacidad de raciocinio del ser humano como una fuente ilimitada, siendo esta la única vía que posible para conocer la verdad. Por lo tanto, desde esta perspectiva, el ser humano es fundamentalmente un ser racional y, por ello, para descubrir la verdad debe apoyarse en su raciocinio para progresar y adquirir conocimientos sobre diversos ámbitos.
Bajo esta perspectiva, podemos destacar la tesis filosófica de Hegel (siglo XVIII), un filósofo que llegó a considerar al logos como un concepto absoluto, de forma que concebía que todo lo que rodea al ser humano es racional y no existe nada que se saliera de lo común.
En el siglo XXI, el logos en filosofía sigue siendo considerado como un sinónimo de “razón” y también como el principio universal que se encarga de regir a todos los seres humanos.
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La definición del logos según la Psicología
Una vez que hemos visto qué es el logos en filosofía, resulta conveniente mencionar qué significa dentro de la psicología, y más concretamente en la logoterapia. Esta fue una escuela vienesa de psicoterapia que fue desarrollada por Viktor Frankl después de la psicología individual de Alfred Adler y del psicoanálisis de Sigmund Freud.
En este ámbito de la Historia de la Psicología, la búsqueda del logos era “la búsqueda del sentido de la existencia”, el principal objetivo del trabajo terapéutico y existencial. De acuerdo con la logoterapia, para lograr encontrar el significado y sentido que orientan las acciones o las praxis de todos los seres humanos es necesario acercarse al logos.