Hacerse pipí en la cama es una experiencia que muchos niños experimentan durante su infancia y que a menudo suele generar preocupación entre los padres, si se prolonga en el tiempo o si sucede de forma continuada. Este fenómeno, también conocido como enuresis nocturna o incontinencia urinaria, afecta a un gran porcentaje de niños en todo el mundo, especialmente entre los 4 y los 7 años.
Aunque se trata de una etapa transitoria y normal dentro del desarrollo infantil, puede resultar confusa tanto para ellos como para los padres, que en muchas ocasiones desconocen los motivos y si se trata de un problema relativamente grave.
¿Qué es la incontinencia o enuresis nocturna?
La enuresis nocturna se define como la “emisión involuntaria de orina durante el sueño en niños a partir de los 4 o 5 años de edad, que es el momento en el que se considera que ya tienen la capacidad para controlar su vejiga por la noche”. Según la Healthy Children Organisation, aproximadamente 2 de cada 10 niños tiene algún problema de incontinencia urinaria entre los 4 y los 7 años, y 1 de cada 10 lo tiene todavía a partir de los 7 años. A partir de los 8 años es menos común, pero existen casos que pueden durar hasta la adolescencia.
Generalmente se da más en niños que en niñas, en menores con trastornos del neurodesarrollo, como el TDAH, y en aquellos que tienen un sueño especialmente profundo.
Según Patricia Quintana, psicóloga infantil especializada en problemas de control de esfínteres, se trata de una situación relativamente normal, puesto que muchos niños necesitan más tiempo que otros para aprender a controlarlo, sin que ello suponga ningún tipo de problema ni se considere una conducta regresiva. Sin embargo, advierte la experta, que es importante conocer las posibles causas que la generan.
¿Cuáles son las principales causas de la enuresis nocturna?
Las causas de la enuresis nocturna son muchas y muy diversas y, en la mayoría de los casos, confluyen múltiples factores.
Componentes físicos
Una de las razones más frecuentes que hacen que haya “accidentes de pipí” en la cama es una maduración lenta del sistema nervioso del niño, que puede hacer que no registre correctamente las señales de su vejiga mientras duerme profundamente. Quintana asegura a Psicología y Mente que algunos niños simplemente no se despiertan cuando su vejiga está llena, y no hay una causa emocional ni conductual detrás de ello; no se dan cuenta y se les escapa el pipí.
También es habitual que algunos niños produzcan una mayor cantidad de orina durante la noche porque su cuerpo no libera suficiente hormona antidiurética, que es la encargada de reducir la producción urinaria mientras dormimos, asegura. Asimismo, existen ciertas características físicas, como una vejiga de menor capacidad o más activa, las infecciones de orina recurrentes, o bien el estreñimiento crónico, que puede presionar la vejiga y hasta dificultar su buen funcionamiento.
Componentes emocionales
Los componentes emocionales también pueden influir en la incontinencia nocturna en los niños, especialmente si pasan por cambios importantes en su vida (como conflictos familiares, la separación de los padres, una mudanza, la llegada de un hermano, el inicio de un nuevo curso escolar, etc.).
No obstante, es fundamental entender que incluso cuando existe un factor emocional, la enuresis sigue siendo involuntaria. No se trata de un acto de rebeldía ni de una forma de llamar la atención, asegura la neuropsicóloga infantil Ana Aznar.
Componentes genéticos
Uno de los aspectos que más se investiga actualmente es el papel de los componentes genéticos en la enuresis nocturna. Diversos estudios han demostrado que hay una clara tendencia genética en los escapes de pipí en los niños: si uno de los padres mojaba la cama de pequeño, existe una posibilidad de alrededor del 40% de que su hijo también lo haga. Si ambos lo hicieron, ese porcentaje puede superar el 70%. Esta información ayuda a reducir la estigmatización del niño, ya que permite comprender que no se trata de una elección consciente, sino de una predisposición hereditaria.
¿Cómo se debe tratar la enuresis nocturna infantil en casa?
Dado que en muchos casos la enuresis se resuelve por sí sola con el paso del tiempo, no siempre es necesario iniciar un tratamiento médico ni psicológico. De hecho, la mayoría de los pediatras recomiendan esperar hasta los 6 o 7 años antes de considerar intervenciones específicas, a no ser que existan otros síntomas que sugieran una causa orgánica. Sin embargo, hay ciertas pautas o comportamientos que los padres pueden implementar desde casa para acompañar al niño en este proceso.
Lo más importante es evitar los reproches o castigos. El niño no tiene control sobre lo que le sucede mientras duerme, y convertir el problema en motivo de vergüenza solo hará que se ponga más nervioso y que la situación empeore aún más. “Los padres deben cambiar su perspectiva: no se trata de un comportamiento que se deba corregir, sino de un proceso en el que se debe acompañar al menor”, explica Ana Aznar. También es importante establecer ciertas rutinas antes de dormir, como ir al baño, y reducir la ingesta de líquidos por la noche.
A nivel psicológico, puede ser útil trabajar con el niño aspectos relacionados con la autoestima, la frustración y la gestión de las emociones. Y es que, aunque los escapes de pipí son físicamente “inofensivos”, pueden tener un impacto negativo en su seguridad y hacer que se sienta culpable o, incluso, que tema la hora de ir a dormir. En cualquier caso, el acompañamiento emocional por parte de los padres es esencial, concluye Patricia Quintana.
¿Te interesa este contenido?
¡Suscríbete a “La vida con hijos”!
Nuevo newsletter de contenido exclusivo sobre crianza, educación y pareja.
Al unirte, aceptas recibir comunicaciones vía email y aceptas los Términos y Condiciones.

