La adicción al juego es un problema grave que afecta a las personas de muchas formas diferentes. Esto puede tener un gran impacto en su salud mental, sus relaciones, su vida laboral y sus finanzas.
Para combatir la adicción es importante romper el ciclo del juego, ya que, de otro modo, la persona caerá más en la ludopatía.
Así pues, la adicción al juego es un trastorno de salud mental grave que puede tener consecuencias devastadoras. Si no se trata, puede resultar en problemas personales, sociales, financieros y legales.
Hay muchas opciones de tratamiento disponibles para la adicción al juego, pero los mejores resultados provienen de una terapia individualizada adaptada a las necesidades de cada persona.
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¿Qué es exactamente la ludopatía?
La ludopatía es la adicción al juego. Este comportamiento adictivo aparece de forma progresiva y continua y que altera la forma de comportarse de una persona. La persona siente que necesita jugar más de lo que puede. Como decimos, el jugador se vuelve adicto a la adrenalina y a la posibilidad de ganar dinero.
Pese a lo que muchas personas piensan, la ludopatía o adicción al juego está reconocida como enfermedad por el Ministerio de Sanidad, la Asociación Americana de Psiquiatría y la OMS (Organización Mundial de la Salud).
La raíz cultural del problema
El juego es un gran negocio en todo el mundo. Solamente el año pasado, en nuestro país esta industria generó aproximadamente 42 millones de euros, y la cifra va en aumento. Y también de adictos.
De hecho, el juego ha sido un pasatiempo popular durante siglos, pero solo en los últimos años ha pasado a ser abordado por el ámbito de la salud mental.
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¿Qué consecuencias tiene este trastorno?
Se sabe que las personas se vuelven adictas al juego y esto puede hacer que pierdan el sentido de la responsabilidad, el cual no les permitiría dejarse llevar por su comportamiento.
La adicción al juego es un problema grave que puede tener un impacto enorme en el adicto y en quienes conviven con él. Cuando una persona tiene una adicción al juego, a menudo descuidará sus responsabilidades para perseguir su adicción.
Este es el motivo principal por el cual el tratamiento de la ludopatía no debe contemplar solamente la ayuda profesional, sino también el contar con un grupo de apoyo. Esta terapia debe ser global e incluir todos las áreas vitales del paciente.
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La ludopatía no es un hábito, es una adicción
El juego es algo que se ha convertido en una actividad común para muchas personas. Es fácil pensar en ello como algo que nos distrae de nuestros problemas, pero el juego puede tener consecuencias realmente graves para la salud mental.
Por lo general, se suele pensar que una persona ludópata lo es porque quiere, ya que, según los demás, “es tan fácil como no jugar a las tragaperras”. Solo tiene que dejar de hacerlo. Pero la realidad es mucho más compleja que esa visión tan simplificadora del problema.
Se trata de la emoción de aumentar las probabilidades de ganar, a pesar de saber que probablemente perderá. Se trata del ritual. Se trata de olvidar por un tiempo la realidad para existir en un mundo alternativo donde puedes ganar, donde tu suerte finalmente cambiará.
La adicción es diferente para cada persona, pero hay algunos rasgos comunes que comparten todos los que juegan.
El juego no es un comportamiento con el que se pueda romper fácilmente, es una adicción que necesita ayuda profesional y debe tratarse como tal.
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¿Cómo se produce la adicción al juego?
El juego es una experiencia altamente adictiva e inmersiva que atrae la atención del jugador. Los jugadores experimentan una sensación de poder, y algunos jugadores pueden incluso tener una sensación de superioridad sobre otros en el mundo del juego.
El trastorno de juego se caracteriza por un comportamiento de juego desadaptativo persistente y recurrente que causa angustia o deterioro clínicamente significativo.
Una persona con un trastorno del juego a menudo juega para escapar de los problemas, el dolor, la depresión, la soledad y otras emociones negativas.
Además de estos sentimientos de alivio ante las emociones negativas, el estado de ánimo de la persona puede cambiar según los resultados del juego. Estos cambios de humor pueden ser tan grandes que a las personas les cuesta controlar sus impulsos de jugar.
Es importante indicar que, realmente, la alteración no tiene que ver con la frecuencia con la que se juega. Por lo general, el juego pasa de ser un comportamiento esporádico a ser algo más habitual en un periodo que va entre los dos y los cinco meses. En esta etapa, el adicto aún cree que lo puede controlar.
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Se trata de un círculo vicioso en el que el adicto desarrolla una preocupación, ya que en algún momento puede darse cuenta de que está perdiendo mucho dinero y pensar que debe jugar para recuperarlo. Todo esto viene aderezado con una sensación de vacío y temor por el hecho de que otros puedan averiguar qué está ocurriendo realmente en su vida.