Del ‘hacerlo todo juntos’ a marcar vuestros espacios viviendo en pareja

Hay quienes, desde una visión idealizada de las relaciones de pareja, asumen que el amor verdadero consiste en ir a todos lados con la persona a la que se quiere, compartir con ella todo lo que nos pasa por la cabeza, y en definitiva, ni siquiera pensar en la idea de hacer planes que no incluyan a esa persona.

Sin embargo, en este tipo de situaciones ocurre algo paradójico: mientras que esta manera de ver las cosas puede llegar a durar meses en quienes están en las etapas iniciales de noviazgo y aún no viven juntos, tan pronto como pasan a convivir en un mismo hogar aparece la necesidad de establecer límites, algo que no siempre resulta fácil de conseguir sin dar lugar a malentendidos o discusiones.

Por eso, en este artículo haremos un recorrido por varias ideas y consejos útiles para pasar de esa pretensión a hacerlo todo juntos, por un lado, a saber marcar los límites individuales de cada miembro de la relación de pareja, por el otro. Y es que conjugar lo común y lo personal en los noviazgos y matrimonios es imprescindible para que el vínculo amoroso se mantenga estable, tal y como veremos.

¿Por qué es bueno mantener nuestra individualidad en las relaciones?

El mito de la media naranja está muy extendido, y por eso, no son pocos quienes creen que las personas involucradas en relaciones de pareja pasan a formar parte de una especie de super-organismo, como si sus mentes se uniesen en una especie de consciencia compartida entre dos. Nada más lejos de la realidad: los noviazgos y matrimonios nunca dejan de ser vínculos entre dos individuos perfectamente definidos, y que como tales siguen manteniendo su personalidad, sus valores, sus intereses, etc.

Es verdad que, en la práctica, las relaciones de pareja tienden a establecerse entre quienes tienen muchas cosas en común (la idea de que “los polos opuestos se atraen” describe más la excepción que la norma) y que debido a esto muchas de las características de estas dos personas serán tan parecida que parece que se solapan. Pero se trata de un espejismo. Incluso en aquellos rasgos y patrones de comportamiento que son muy parecidos y se dan en los dos, sigue existiendo individualidad.

Ahora bien, como existen algunas expectativas y creencias muy difundidas que llevan a intentar el modelo de la media naranja a las relaciones amorosas, esa manera no resuelta de atender a las necesidades e intereses de cada individuo suele generar crisis de pareja. Hacer ver que esa necesidad de un espacio propio no existe y que todo debe ser compartido no hace que esta desaparezca por arte de magia; sigue estando ahí, pero sin gozar de reconocimiento y tensionando la relación.

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Consejos para saber marcar vuestros espacios conviviendo en pareja

Sigue estos consejos para dar el paso de pretender hacerlo todo juntos en un inicio a aceptar y apreciar la individualidad de cada uno estableciendo límites personales.

1. Dividid el tiempo libre en actividades juntos y actividades por separado

Para convivir en pareja sin problemas de coordinación y dar lugar a malentendidos por el hecho de tener expectativas diferentes sobre a qué dedicará su tiempo cada uno, es recomendable crear un horario lo más detallado posible. Este no debe incluir únicamente las obligaciones y responsabilidades domésticas de cada persona, sino que también debería establecer categorizaciones distintas para el tiempo libre reservado para hacer cosas juntos, por un lado, y el tiempo de ocio en el que cada uno puede hacer sus cosas por separado, por el otro. Esto último no hace falta que sea exacto, pero debería incluir al menos un mínimo de horas a la semana en el que ambos os comprometéis a ofrecerle al otro y a vosotros mismos esas dos formas de tiempo libre, sin dejar que uno de los tipos absorba totalmente al otro.

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2. Hablad abiertamente de las conductas vinculadas a los celos si las detectáis en la relación

Si aparecen problemas por celos, es importante no pasarlos por alto y hablar sobre lo ocurrido, de modo que ambos lo conozcáis como un problema que no debe ser normalizado. De no ser así, os acostumbraréis a validar la idea de que una persona puede tener control sobre la otra influyendo sobre aspectos que en realidad solo conciernen a esta última, y la convivencia dará lugar a una relación tóxica basada en los reproches constantes.

3. Aprended estrategias de asertividad

Una persona que no se atreve a decir nunca que no, difícilmente será capaz de establecer y defender su espacio personal en una relación de pareja. Por eso, es importante afrontar ese miedo a decepcionar al otro y defender los propios intereses sin caer una y otra vez en las ganas de contentar al otro. Si te cuesta mucho lograrlo, es recomendable asistir a terapia psicológica para, desde ahí, reforzar la asertividad y la autoestima.

4. Aseguraos de que ambos participáis en la organización de la casa

Algo tan sencillo como no haber decidido absolutamente nada acerca de qué tipo de muebles comprar para el piso en el que se vive en pareja ni el modo en el que las habitaciones deben estar organizadas puede hacer que una persona se sienta extranjera en su hogar, algo que ocurre mucho cuando todas las decisiones de este tipo las toma siempre quien “sabe acera de cómo decorar”. Es importante que ambos miembros de la relación tengan al menos una parte del hogar que ellos han diseñado y que pueden usar de acuerdo a sus necesidades.

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5. Evitad que toda la vida social se reduzca al círculo de amigos de una de las personas

Saber mantener los espacios individuales en una relación de pareja también pasa por mantener vínculos sociales con amigos sin generar desigualdades y desequilibrios. Por ejemplo, es recomendable mantener grupos de amigos por ambos lados, en vez de incluir a uno de los miembros de la relación en el grupo de amigos del otro y dejar que toda su vida social más allá de la familia se reduzca a eso.

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Soy Javier Ares, psicólogo especializado en tratar problemas emocionales y de pareja, y ofrezco sesiones presenciales y online.