Las personas narcisistas tienen varias necesidades, y ninguna de ellas es psicológicamente saludable. La mayoría de ellas se orientan hacia la dominación y las usan con tal de lograr ser el centro de atención.
Pueden mostrarse cautivadores y, después, enumerar con todo tipo de detalles los muchos defectos que tú, sí, tú, tienes. Para nada ellos van a reconocer que son imperfectos, aunque en las profundidades de su ser eso sea lo que más les escueza.
Podemos decir que las necesidades de los narcisistas son bastante variadas. Las vamos a comentar a continuación no solamente con el propósito de conocerlas, sino para que también nos sirvan para identificar a aquellas personas narcisistas de nuestro entorno que se alimentan de atención a costa de nuestra salud.
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¿Qué es la personalidad narcisista?
Las necesidades de las personas narcisistas constituyen todo un conjunto de prácticas que son gravemente dañinas para su entorno más cercano. Su forma de ser los hace comparables a auténticos depredadores, solo que a diferencia de los tiburones, los leones o los tiranosaurios rex en la naturaleza, los narcisistas lo hacen dentro de las sociedades humanas, buscando a víctimas de las cuales aprovecharse. Les da igual el contexto o la circunstancia, solo se preocupan de ser el centro de atención o la admiración de los demás, aunque eso implique hacer daño a otras personas.
Pero a pesar de que bien los podemos asemejar con depredadores, se diferencian de los que hay en la naturaleza porque, mientras que un animal salvaje lo podemos venir o ya nos sugiere cierta peligrosidad, los narcisistas no dejan de ser personas cuya primera impresión no nos causa miedo alguno. Son individuos muy hábiles a la hora de cautivar, mostrándose muy agradables al principio, extrovertidos y sabiendo conectar profundamente con las personas. Son personas que no se nos pasaría por la cabeza del vacío, inestabilidad y daño que alberga su interior.
Por fortuna, los psicólogos sí sabemos cómo son, y podemos tener intuir, al menos ligeramente, cuando estamos delante de uno. Sabemos que los narcisistas llevan a cabo conductas que están dentro de un espectro, moviéndose entre comportamientos prosociales y también antisociales. Es decir, pueden hacer cosas buenas por los demás, sobre todo al principio de la relación, y después pueden hacer lo peor de lo peor, haciendo daño.
Esta ambivalencia conductual es lo que tanto confunde a sus víctimas, de lo que sin duda los narcisistas se aprovechan: “¿Cómo que te trato mal? ¿A caso no recuerdas lo mucho que he hecho por ti?”, “¡Eres tú el egoísta! ¡Tú eres el que me maltrata!” y así podríamos continuar ad perpetuum.
Sea cual sea su forma de ejercer su dominancia y llamar la atención, nos debe quedar clara una cosa: son personas profundamente infelices. Los narcisistas están muy acomplejados por como son, y desearían realmente ser mejores, expertos en absolutamente cualquier habilidad y bien dotados en cualquier cosa que se nos venga a la cabeza. Quieren ser perfectos, pero saben que no lo son y, lejos de aceptar sus debilidades y contrastarlas con sus fortalezas, prefieren buscar las flaquezas de los demás con tal de exagerarlas y sentir que, pese a todo, ellos están por encima de los demás.
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¿Cuáles son las necesidades de las personas narcisistas?
Son varias las necesidades de las personas narcisistas, y todas ellas nos sirven para entender que por lo general no son personas felices. Quienes muestran este tipo de personalidad suelen experimentar un continuo malestar psicológico, inmersas en constantes conflictos con sus allegados, lo que se traduce en tener unas relaciones sociales malsanas y que no paran de deteriorarse.
Este deterioro de sus relaciones incrementan todavía más sus necesidades de atención, validación externa y dominación. A causa de ello, progresivamente van entrando en un círculo vicioso cuyo resultado siempre es el mismo: desavenencias y soledad. Incluso la persona más incondicional de círculo social, sea su madre, su padre, hermanos o amigos, tienen un límite, sobre todo si han estado sometidos constantemente al cruel trato del narcisista.
Acaba perdiendo sus relaciones y vuelve a la soledad, donde se da cuenta de que no es nadie sin otras personas a las que explotar. Esto le produce un malestar cada vez mayor, un deterioro en su salud que acaba motivándolo para incurrir en conductas arriesgadas, como pueden ser las adicciones.
A continuación vamos a ver en profundidad cuáles son las necesidades de las personalidades narcisistas. Ya advertimos que algunas de ellas pueden incluso parecernos paradójicas.
1. Amor y admiración
El narcisista necesita suministro constante de admiración, validación y aprobación. Necesita que todo aquel que forma parte de su círculo social esté cerca de él o de ella, como la familia, los amigos, la pareja, los compañeros de trabajo… Ansían con mucha intensidad ser el foco de atención de toda situación, consiguiéndolo gracias a que sus conducta, de grandilocuentes y extravertidos gestos, pasa difícilmente desapercibida.
Quieren que les quieran y les admiren, pero no corresponden. Podríamos decir que se valen del principio “mucho pido y poco doy”. Demandan mucha atención, cuidados y admiración, pero jamás lo devuelven como es debido. Lo más parecido a ello, en caso de que algo devuelvan, es un amor dañino, falto de empatía y sin reciprocidad.
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2. Confianza a su manera
Otra de las necesidades de las personas narcisistas es tergiversar, interpretar a su manera, la confianza. Cuando los acabamos de conocer, nos harán creer que son esas personas en las que se puede confiar, las perfectas para recurrir en cualquier momento. Nos llegarán a convencer de que nadie nos entiende mejor que ellos, haciendo que caigamos en su telaraña de difícil escapatoria.
Lo irónico es que ellos no van a confiar en nosotros ni en nadie. Necesitan poner distancia afectiva, siendo fríos desde el punto de vista emocional y desconfiados. De hecho, esto es una de las características fundamentales del trastorno de personalidad narcisista.
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3. Necesidad de control
Controlar implica tener la sensación de poder. Tener bajo su dominio a una o varias personas para reforzar su identidad, fundamentada en la idea de que cuantas más personas tengan bajo su influencia más importante es. Esta obsesión por controlar a los demás, a llevar el timón en cada circunstancia, es en realidad una forma de camuflar su baja autoestima.
Necesitan controlarte, convertirte en su marioneta, para sentirse felices por un mínimo instante, creyendo que esta es la forma adecuada para convertirse en alguien importante. De no conseguirlo, de no lograr la admiración y dominación sobre otras personas, sienten que no son nadie, que no valen lo más absoluto, siendo conscientes de sus muchas inseguridades y baja autoestima. Por esto decimos que son depredadores, puesto que necesitan de los demás para tener autoestima e identidad propia.
4. Necesidad de mentir
Mienten más que hablan. Se podría decir que la mentira es su lengua materna. Los narcisistas nos intentarán hacer creer en sus infinitas virtudes, intentándonos convencer de que, estando a su lado, solo nos van a pasar cosas buenas e increíbles. Nos prometerán una vida esplendorosa a su lado, creyendo que emiten una suerte de halo de buena fortuna y quien esté cerca de ellos gozarán de su triunfo.
Sin embargo, ese triunfo no significa nada si se fundamenta en imaginaciones, sueños, maravillosos y castillos en el aire, tan ligeros y débiles que se esfuman con el soplido del sentido común. Pero, aunque todo es inventado, los narcisistas se llegan a creer sus propias falsedades, convierten sus más absurdas y surrealistas mentiras en realidad, al menos en el escenario de su mente. Es tarea inútil tratar de discutir sobre sus desvaríos si no se es profesional.
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5. Creación de relatos fantásticos
La creación de relatos fantásticos y su rentabilización es una necesidad que va un paso más allá de la mentira. Es un rasgo propio de los narcisistas el crear una imagen de ellos mismos, asumirla y, más tarde, tratar de encasquetársela a sus presas. ¿Quién dijo que la fantasía no se podía comercializar? Estas personas, hombres y mujeres, son verdaderos mercaderes de la fantasía, de un relato deslumbrante con el cual sobrevivir y ascender posiciones, ganarse influencias.
Con el fin de sacarle partido a sus engaños no dudan en cruzar la que para muchos mortales sería una línea sagrada, un límite inexpugnable: la ética y el respeto. Da igual que se difunda información falsa, muy dañina para otras personas o que incurra en graves muestras de falta de respeto. ¿A quién van a respetar si consideran que los demás valen menos que ellos? Carecen de escrúpulos y esto puede hacer que cometan incluso actos delictivos. Al fin y al cabo, como piensan que están por encima de los demás, a veces sienten que la ley no va con ellos.
6. Ocultación de sus debilidades
Con tal de asegurarse de que su cuento de que están por encima de los demás es convincente, de que son mejores que los demás y que por ello tienen derecho a pisotearles y llamar constantemente su atención, los narcisistas son expertos en ocultar sus debilidades. Su inseguridad, baja autoestima, miedo a la soledad, frustración… son muchas las emociones negativas que, en forma de autocríticas silenciosas, pasan por su mente, siendo consciente de todas ellas, hechos que arruinarían sus fantasías.
No quieren que se conozcan sus debilidades. Si ya le cuesta sufrirlas por dentro, más le va a costar sufrirlas por fuera. Son personas que se sienten vacías, y se podría decir que su comportamiento dañino, predatorio, irrespetuoso con las personas que dice querer son en realidad un mecanismo de afrontamiento a su malestar psicológico. Están tan acomplejados consigo mismos que, para sentirse mejor, necesitan detectar en los demás complejos, fallos y debilidades, exagerar su importancia y sentir que los demás son peores a él.
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7. Nunca tienen la culpa
El narcisista es consciente, al menos hasta cierto punto, de que no es perfecto, aunque nunca lo va a admitir. Esto implica que en caso de cometer un error, lejos de asumir sus consecuencias, va a encasquetárselas a los demás. Nunca tienen la culpa, si ha ocurrido algo malo tiene que ser por culpa de otras personas, acusándolas de haberlo hecho adrede o, simplemente, porque como no son tan perfectos como ellos pues era cuestión de tiempo que lo hicieran mal.
Salir con un narcisista es sinónimo de que nos culpe todo el rato de las cosas malas que han ocurrido en la relación. Trabajar con él significa que, el día que un proyecto no se entrega a tiempo o que se ha hecho un informe de forma incorrecta, la culpa va a recaer en nosotros. Hagan lo que hagan ellos y hagas lo que hagas tú, son siempre las víctimas de tus malos actos o de la incompetencia ajena. Podríamos decir que son expertos en echar balones fuera, aunque esto implique destrozar la autoestima y sentimientos de los demás.
Reflexión final
Viendo todas estas necesidades de los narcisistas, aguantar a uno de ellos puede resultar psicológicamente muy agotador. Seguramente, mientras leías todas ellas, se te haya venido a la cabeza alguien que reúna alguna de estas características y, con un poco de suerte, se trata de una persona a la que puedes apartar de tu vida sin demasiada complicación, como puede ser un compañero de trabajo con el que apenas interactúas o un compañero de la universidad que le gusta ser el centro de atención. Si te alejas de ellos, su influencia no surte efecto.
La cosa se complica cuando esa persona narcisista es más cercana, como un “amigo” o un familiar. Es imprescindible saber reconocer a este tipo de personas, porque lo único que nos van a traer si no ponemos un poco de distancia con ellos es malestar y sufrimiento. Suena cruel, pero así es. Aunque sea un familiar o alguien que, aparentemente ha hecho mucho por nosotros, si su forma de ser supone pisotear nuestros derechos como individuos, lo mejor es mantenerla bien lejos.
Claro que poner distancia no es sencillo. Puede que nos duela y que, incluso, quedemos como los malos de la película, pero debemos priorizar nuestra salud mental y no reírle las gracias ni satisfacer las egoístas y crueles necesidades de una persona que, como decíamos, no deja de ser un depredador social. No nos conviene tener cerca nuestro a una persona tan acomplejada consigo misma que, lejos de mejorar o aceptar sus defectos, los busca en los demás para hacer daño. Su forma de satisfacer sus necesidades no es más que otra forma de maltrato. Hay que evitar las garras de estos depredadores para ser feliz.
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