Gran parte de lo que somos está definido por nuestra autoimagen, es decir, la concepción que tenemos de nosotros mismos. Esta autoimagen tiene un impacto importantísimo en los ámbitos más diversos de nuestra vida y puede jugar a favor o en contra de nuestra calidad de vida.
Como elemento regulador de nuestra conducta y nuestra emocionalidad, tiene efectos en la autoestima de cada persona, induce a estados emocionales positivos y negativos, modula nuestra manera de comportarnos y, de hecho, puede ser leída por las personas con las que nos relacionamos y hacer que se comporten de manera coherente con nuestra manera de percibirnos a nosotros mismos.
Las 4 claves para disfrutar de una buena autoimagen
Sin embargo, como muchos otros elementos constitutivos de nuestra manera de interpretar la realidad, la autoimagen puede ser gestionada para que se adapte a nuestras necesidades. Aquí hay cuatro ideas clave para que te sea más fácil aprender a gestionar de manera útil tu relación con tu propia persona.
1. Deja de tomar como verdaderos los juicios negativos sobre tu autoimagen
Los seres humanos somos incapaces de percibirnos a nosotros mismos de manera objetiva: tenemos tanta información sobre nuestra manera de comportarnos y sentir que la concepción de uno mismo es a la fuerza un resumen muy escueto y deja fuera muchísimos elementos y características que nos definen. Tener claro esto puede ayudarte a darte cuenta de que los complejos e inseguridades sobre uno mismo nunca se basan en algo cien por cien objetivo y que, por tanto, no tienen ningún valor de por sí.
Las ideas negativas sobre tu propia persona no describen una realidad objetiva e incontestable. Tenerlas en mente no te garantizan un conocimiento fidedigno y verdadero sobre ti, pero a menudo sí que te aseguran una gran fuente de preocupaciones, ansiedad y situaciones conflictivas. Por lo tanto, creer que no puedes cuestionar estas ideas preconcebidas relacionadas con una autoimagen negativa es, muchas veces, caer en el autoboicot, ponerse trabas.
Dejar de prestar atención a estas ideas negativas sobre tu propio ser no te hará estar más cerca de alcanzar una imagen puramente verdadera sobre ti (algo que, como ya he dicho, no se puede hacer), pero sí puede hacerte más fácil la existencia y evolucionar como persona.
2. Establece un buen diálogo interior
Este punto se deriva del anterior. Como la autoimagen es, en parte producto de la atención selectiva sobre las cosas que le definen a uno mismo, trabajar en su mejora implica hacer esfuerzos por dominar este foco de atención. Por ejemplo, si se te da mal un deporte y eso te afecta mucho al compararte con el resto de personas experimentadas en esta actividad, es bueno reflexionar sobre el hecho de por qué una actividad tan específica y con tan poca presencia en tus hábitos diarios debería definirte.
Si hay cosas que se te dan bien y notas que sueles pasar por alto, dedícate a localizarlas y en pensar hasta qué punto son producto de la suerte y no de méritos propios. Como esto puede ser un poco complicado, ayídate prestando atención a los juicios positivos que otras personas hacen sobre ti: esto te ayudará a encontrar esas fortalezas tuyas que desconocías hasta el momento.
3. Localiza puntos en los que quieras mejorar
Disfrutar de una buena autoimagen no es contentarse con una imagen inmóvil de uno mismo, sino que está apoyada por la noción de tener caminos que recorrer para mejorar como persona. Paradójicamente, conocer las propias imperfecciones puede ser beneficioso y alimentar la autoestima, ya que esto proveerá de metas hacia las que caminar. Ser consciente en tiempo real de este proceso de crecimiento personal es altamente satisfactorio, y saber que aún no se ha alcanzado el objetivo definitivo es indispensable para hacer que esta sensación no se desvanezca y para que puedas tomar el control de tu propia autoimagen.
Sin embargo, una cosa es localizar estas imperfecciones y reaccionar ante ellas y otra es sentir que la autoimagen está compuesta sólo de infinitas imperfecciones. Estar en esta situación es caer en el autoboicot, ya que la sensación de indefensión es tan abrumadora que no permite emprender proyectos de crecimiento personal.
4. Enfoca de manera positiva las relaciones con los demás
Mejorar la autoestima no consiste en estar pensando todo el día sobre uno mismo. El diálogo interior positivo debería darse tanto a nivel interno (pensamientos y percepciones sobre uno mismo) como a nivel externo, es decir, en las relaciones con los demás. Tener en cuenta esto hará que seas capaz no sólo de relacionarte de manera positiva con los demás, sino también de inducir a que el resto de personas tengan una actitud positiva contigo.
Así como a veces empezar con mal pie un diálogo puede hacer que la relación con alguien se convierta en una fuente de estrés y enfados, si nos proponemos transformar una conversación en algo de lo que ambas partes salgáis beneficiadas puedes aprovecharte de este efecto bucle. La retroalimentación de este tipo de dinámicas puede ser una buena herramienta que juegue a tu favor.
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