La fortaleza emocional es la capacidad que nos permite afrontar las distintas situaciones, gestionando y controlando adecuadamente nuestras emociones con la finalidad de alcanzar nuestros objetivos.
No se trata de no sentir emociones, sino sentirlas y poder encontrar el equilibrio entre las positivas y las negativas para lograr beneficiarnos de ellas. Hay distintas estrategias que pueden ser útiles para entrenar la fortaleza emocional.
En este artículo hablaremos de qué es la fortaleza emocional y qué estrategias podemos usar para que esta capacidad aumente.
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¿Qué es la fortaleza emocional?
Al afirmar que alguien es fuerte emocionalmente, no nos referíamos a mostrar emociones intensas, sino todo lo contrario. Consideraremos que un sujeto tiene fortaleza emocional cuando es capaz de gestionar sus emociones y hacer frente a las distintas situaciones sin que su estado emocional se desequilibre.
Aunque es imposible no vernos influidos por nuestras emociones (Y tampoco sería funcional si esto sucediera), sí que es beneficioso lograr un cierto control de ellas. Poder valorar de manera distante nuestras emociones e intentar tener una visión más racional y objetiva de la situación, puesto que de este modo será más fácil que evitemos quedarnos anclados en problemas sin importancia o que resolvamos de modo efectivo los que sí pueden tener solución.
Es normal que ante situaciones estresantes, ante acontecimientos adversos, en un primer momento reaccionemos mal o nos mostremos afectados. Ahora bien, para lograr afrontar los hechos más problemáticos y salir de situaciones de crisis, es primordial que actuemos aprendiendo a gestionar nuestros procesos psicológicos y no nos mostremos pasivos.
En término más vinculado con la fortaleza emocional es la resiliencia, entendida esta como la capacidad que muestran algunos sujetos para desarrollarse y progresar favorablemente aunque las situaciones de crisis. Estos individuos que se muestran resilientes son capaces de mostrar mayor equilibrio emocional ante acontecimientos estresantes: perder el trabajo, tener que emigrar, etc.
Así pues, la fortaleza emocional nos permite afrontar adecuadamente los distintos problemas o sucesos difíciles de nuestra vida. El único modo de superar una situación complicada es que nosotros mismos cojamos las riendas de nuestra vida y realmente queramos mejorar. Identificar y aceptar el problema es imprescindible para el proceso del cambio.
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Estrategias para ser una persona emocionalmente fuerte
Como ya hemos visto, la fortaleza emocional se considera una capacidad, y como tal no todos los sujetos la presentan igual. Como es obvio, no todas las personas se muestran fuertes emocionalmente, y hay algunas que tendrán mayor predisposición que otras. Pero aunque puede haber influencia genética, esta nos es determinante, y es posible entrenar esta capacidad para lograr un mayor nivel y dominio de ella.
Veamos pues qué técnicas pueden sernos útiles para conseguir ser más fuertes emocionalmente.
1. Conócete a ti mismo/a
Para lograr ganar en fortaleza emocional lo primero es conocer nuestras emociones y ser conscientes de ellas. De esta forma, es necesario que no huyamos de nosotros mismos y dediquemos tiempo a conocernos, a saber cómo nos encontramos, cuál es nuestro estado y cuál es el modo adecuado de proceder.
Habitualmente vivimos solo centrados en el exterior, en todo lo que nos rodea, sin prestarle atención a lo que nos sucede en nuestro interior. Sin el autoconocimiento es muy poco probable que logremos afrontar adecuadamente las situaciones que suponen un reto, ya que no entenderemos el porqué de nuestras reacciones ni seremos capaces de anticiparlas en cierto grado.
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2. Acepta cualquier tipo de sensación
Negar o prohibirnos tener sensaciones o emociones negativas no es funcional, dado que contrariamente a lo pretendido, esta negación termina por dar más importancia a las emociones negativas y no deja que estas desaparezcan.
Del mismo modo, las emociones negativas no son disfuncionales por sí mismas, y nos ayudan a saber cómo nos encontramos señalándonos que es el momento de realizar un cambio si queremos mejorar. Es decir, actúan como indicador de nuestro estado.
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3. Plantéate las dificultades como retos
Un modo adecuado de afrontar las dificultades y situaciones complicadas en las que nos encontremos consiste en plantearlas como retos, como objetivos que debemos superar. Es habitual que ante una situación estresante nos bloqueemos y no sepamos cómo actuar. Es en este punto cuando es importante mantenerse activo y afrontar la situación viendo qué posibilidades de mejora existen y cuáles son las distintas alternativas que podemos adoptar.
Apuntar también que hay veces donde la situación escapa de nuestras manos y no podemos hacer nada para cambiarla, la mejor opción en este caso consistirá en trabajar nuestras emociones y modificar la percepción y valoración que hacemos de los hechos. Es inútil malgastar nuestras fuerzas en algo que es invariable.
4. Sé flexible
Muchas veces no logramos solucionar un problema porque no somos capaces de verlo de modo distinto y solo valoramos una única posibilidad, sin tener en cuenta todas las múltiples alternativas que puede haber. La fortaleza emocional se vincula con la flexibilidad mental, con la capacidad de tomar distancia con respecto a nuestras emociones, a la situación en la que nos encontramos y cómo nos sentimos para poder plantear otro modo de concebir la situación más funcional y con mayor posibilidad de mejora.
La vida es un continuo de nuevas situaciones, algunas buenas y otras no tanto, no adaptarse a los cambios, supone un impedimento para que sigas evolucionando y desarrollándote favorablemente.
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5. No te culpes por todo
Sabemos que ante un problema es funcional aceptar nuestra parte de responsabilidad para así poder hacerle frente. Pero esta implicación no debe entenderse como un modo de culpabilizarse, ya que la culpa en sí no es ni útil ni funciona, en muchas ocasiones nos hunde más en vez de darnos fuerza para lograr una mejora.
No por autocastigarnos y culparnos continuamente lograremos que la situación mejore. Los sujetos con fortaleza emocional son conscientes de sus actos y se hacen responsables de ellos, pero siempre respetando y queriéndose a uno mismo. Es imposible lograr ser fuertes si nosotros mismos no nos lo permitimos ser.
6. Busca el equilibrio entre lo racional y lo emocional
Como vimos en la definición de fortaleza emocional, para lograr hacer frente a las distintas situaciones, una de las estrategias que se utiliza consiste en observar con perspectiva los acontecimientos para lograr mayor control de nuestras emociones y valorar de modo más racional los hechos.
Tanto la lógica como las emociones son necesarias y funcionales para un correcto desarrollo de nuestra vida, pero como sucede con la mayoría de variables, el punto óptimo será el equilibrio. Es decir, actuar con influencia de ambos, pero sin dejarnos llevar solo por uno de ellos.
7. Lucha por tus objetivos
No dejes que el miedo o las inseguridades te paralicen; ser fuerte emocionalmente también implica afrontar nuestros objetivos pese a las adversidades o dificultades que nos podamos encontrar. Como ya vimos anteriormente, las dificultades no las debemos ver como muros insuperables sino como retos que podemos alcanzar.
Podemos tener múltiples objetivos colocados secuencialmente, de esta manera habrá algunos que necesitarán mayor tiempo para alcanzarlos y otros que requerirán menor complejidad y se conseguirán más fácilmente. Estos últimos ayudan a mantenernos motivados para lograr los primeros.
8. Mantente motivado/a
Para alcanzar y mantener la fortaleza emocional es fundamental que nos mantengamos motivados, que nos marquemos objetivos y metas para alcanzar. Para aumentar la fortaleza emocional es esencial entrenar las habilidades de automotivación, para afrontar las distintas situaciones que pueden acontecer y lograr superarlas y salir fortalecidos de ellas.
Como ya vimos no solo perseguiremos grandes metas, los objetivos pequeños también son fundamentales para mantenernos activos y fuertes para seguir progresando.
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9. Valora también lo positivo
En ocasiones, y más cuando no estamos pasando por un buen momento, únicamente nos focalizamos en lo negativo, sin tener en cuenta los sucesos positivos que nos acontecen. Sabemos que en la vida no todo es positivo o negativo y debemos ser conscientes de ello.
Ver que siguen aconteciendo sucesos positivos, por pequeños que sean, cuando estamos en un mal momento, nos ayuda a mantenernos motivados y seguir mostrándonos fuertes emocional y mentalmente. Para ejercitar nuestra focalización de la atención, y que cada vez nos sea más fácil valorar las cosas buenas, dedica unos minutos al final del día a reflexionar y pensar tres cosas positivas que hayan sucedido y cuál ha sido tu contribución en ellas.
10. Deshazte de las influencias negativas que no te aporten
Para lograr un mayor equilibrio emocional y mental es necesario que el ambiente que nos rodea sea el adecuado. Así que, siempre que puedas, desprenderte de todo lo que te perjudique y no te aporte nada bueno contribuirá a tu equilibrio emocional. Aléjate de los entornos y personas que te desestabilizan y no te ayudan a afrontar y gestionar las distintas situaciones de manera óptima.