Las emociones son reacciones psicofisiológicas inherentes al ser humano. Todos tenemos emociones; sin embargo, estos estados son difíciles de entender y clasificar. De hecho, creemos que no siguen ninguna regla, y que cada persona expresa sus emociones de diferente manera.
Nico Frijda fue un conocido psicólogo e investigador alemán, que dedicó gran parte de su vida al estudio de las emociones. Así, en 2006, publicó un trabajo sobre las que consideraba las leyes de las emociones. En el que trataba de establecer patrones fijos en la forma en que las personas interactúan emocionalmente.
En Las leyes de la emoción, Nico Frijda ampliaba su teoría de las emociones expuesta en sus anteriores publicaciones. El libro revisa muchos estudios recientes sobre las emociones y aborda algunas de las preguntas básicas, aún sin respuesta, sobre la teoría de las emociones y sus hipótesis.
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¿Cuáles son las leyes de las emociones de Nico Frijda?
El profesor Nico Frijda establece en su obra doce leyes de las emociones. Aunque, por supuesto, existen excepciones a estas leyes, estas son válidas la mayoría del tiempo y establecen patrones precisos sobre nuestra forma de reaccionar frente a los acontecimientos. En este artículo repasamos las 12 leyes emocionales propuestas por Nico Frijda, que se pueden agrupar en 9 puntos.
1. La ley del significado situacional
La primera ley de Frijda establece que las emociones derivan de las situaciones. Una persona no elige una nueva emoción en función de la situación experiencial, esta ya ha sido interiorizada. Las personas respondemos dependiendo de nuestras experiencias previas y nuestras respuestas aprendidas.
Diferentes situaciones provocarán diferentes emociones en las personas, pero estas respuestas son parecidas entre los individuos. Las cosas aterradoras suelen asustarnos, una pérdida, en cambio, puede hacernos llorar, una ganancia normalmente nos hace felices. Como vemos si existen respuestas parecidas en función de las situaciones.
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2. La Ley de la Preocupación
El ser humano se preocupa por naturaleza. Nacidos en el mundo con una vida útil predeterminada, sabemos que moriremos algún día, lo que es una gran fuente de angustia. Mientras están vivos, tenemos muchas cosas por las que preocuparnos: familia, amigos, trabajo, dinero, salud, etc.
La ley de la preocupación establece que las emociones surgen de tener metas, preocupaciones o intereses en lo que nos sucede a nosotros mismos, o a otras personas. Cuando no tenemos intereses, no sentimos nada. De hecho, unos de los síntomas de la depresión es la pérdida de interés en realizar diferentes actividades.
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3. La ley de la realidad aparente
La realidad aparente es una ley que establece que las cosas que parecen reales pueden desencadenar una respuesta emocional, igual que las reales. La forma en que vivimos una situación determina la emoción que experimentamos. Si algo nos parece real, puede desencadenar una respuesta, buena o mala. Las películas, obras de teatro y libros nos afectan emocionalmente porque los percibimos como parte de la realidad.
También es difícil emocionarse por cosas que todavía no son obvias; aunque sean reales. En el caso del duelo, por ejemplo, la emoción correspondiente puede no surgir inmediatamente después de saber que un ser querido ha muerto, sino solo cuando nos damos cuenta de que no está aquí de alguna manera, por ejemplo, cuando descolgamos el teléfono para llamarlo y recordamos que ha fallecido. Es en ese momento, donde surgen las emociones.
4. Las leyes del cambio, la habituación y el sentimiento comparativo
Estas leyes explican por qué reaccionamos de forma más significativa a los cambios que a las experiencias a las que estamos acostumbrados, aunque estas puedan ser más duras o difíciles de sobrellevar.
Las leyes 4,5 y 6 exponen que nos acostumbramos a las experiencias de nuestra vida y, como resultado, nuestras emociones reaccionan más fácilmente a los cambios (en comparación con las cosas que permanecen igual). Siempre estamos comparando lo que experimentamos con lo que estamos acostumbrados, por lo que nuestras emociones responden más fácilmente a cosas que son diferentes a nuestro marco de referencia.
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5. La ley de la asimetría hedónica
La ley de la asimetría hedónica establece que no disfrutamos igual de las ganancias de lo que sufrimos pérdidas. No importa cuánto amemos a alguien, o cuán grande sea el premio ganador, las emociones positivas siempre se disipan con el tiempo. Pero hay ciertas circunstancias terribles a las que no podemos acostumbrarnos.
Si una situación es lo suficientemente mala como para hacer que una persona sienta un nivel extremo de miedo o ansiedad, nunca se acostumbrará a esas emociones. Esas emociones pueden permanecer durante mucho tiempo, incluso durante toda la vida si no se la atiende, por ejemplo, de forma terapéutica.
6. La ley de la conservación del impulso emocional
Aunque el refranero es sabio, el tiempo no cura todas las heridas, y si lo hace, lo hace de forma indirecta, simplemente lo guarda en un lugar en el que no tenemos acceso, pero sigue afectándonos. Esta ley establece que la energía emocional no se disipa. Los eventos pueden mantener su impacto emocional durante años, a menos que experimenten nuevamente o se resignifiquen de alguna manera.
Si volvemos a experimentar el evento o abordarlo, es cuando podemos cambiar nuestra definición de él y disminuir el impacto que tuvo en nosotros. Esta ley explica por qué algunos fracasos en la vida, el rechazo o las rupturas, aún pueden tener un impacto psicológico y emocional después de muchos años.
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7. La ley de cierre
Los estados emocionales intensos suelen conducir a acciones inmediatas y absolutas. En estos casos, no estamos abiertos a otros objetivos u opiniones que cambiarían la emoción, aunque esto tiene algunos matices.
Cuando una emoción toma el control de nosotros - nos invade -, nos dirige por un camino único hasta que otra emoción toma el control de nosotros y nos envía en la dirección opuesta. Este estado impide la toma de decisiones, y se revierte al disminuir la respuesta emocional.
8. La ley de la atención a las consecuencias
Somos conscientes que nuestras emociones tienen consecuencias y afectan al resto de personas, por lo que somos capaces de cambiarlas en consecuencia. Por ejemplo, la ira puede hacer que una persona tenga ganas de hacer daño a alguien, pero las personas generalmente no actuamos de acuerdo con esos sentimientos violentos. Tenemos otros recursos para dar salida a la emoción, por ejemplo, gritar o simplemente estar enojados en silencio, o en los mejores casos encontramos una forma de liberar la tensión, por ejemplo haciendo deporte o mediante una charla con un amigo. La gente suele controlar qué tan grande es su reacción a una emoción.
9. Leyes de la carga más ligera y la mayor ganancia
Los números 11 y 12 de las leyes de Nico Frijda, son las denominadas leyes de la carga más ligera y la ganancia más alta. Establecen que el impacto emocional de una situación o evento se basa en cómo se interpreta. Si cambiamos la forma en que vemos una situación, puede afectar cómo nos sentimos, y esta tendencia a la reinterpretación suele ser positiva.
La ley de la carga más ligera concretamente explica que las personas se esfuerzan más por cambiar su percepción de una situación si esta es negativa, como el miedo a una posible crisis global pensando que no vamos a vernos afectados.
La ley de la mayor ganancia explica la tendencia a reinterpretar los estados emocionales negativos como positivos. La ira, el dolor y el miedo no siempre son malos. La ira puede alejar a las personas, el dolor puede atraer a las personas y el miedo puede impedir que hagamos cosas que tal vez no haríamos de forma correcta o podrían hacernos daño.
Por último, estas leyes de las emociones hacen referencia al individuo y olvidan el marco social. Aunque se hable de ellas como leyes, por su búsqueda de patrones, cabe mencionar que no han sido reconocidas como tales por las distintas escuelas psicológicas. Sin embargo, proporcionan un gran marco para pensar en las emociones y puede ser un buen punto de partida para una discusión más profunda de las emociones individuales.