Apnea del sueño en niños: síntomas, causas y tratamiento

Resumen de cómo es la apnea del sueño en niños, para saber detectarla y tratarla a tiempo.

Apnea del sueño en niños: síntomas, causas y tratamiento

La noche es la parte del día en la que intentamos descansar. El sueño es ese período de nuestra rutina en la que reponemos energías, además de hacer que el organismo descanse y se repare.

Si en la adultez tener una calidad de sueño mala afecta muy negativamente sobre nuestra salud física y mental, más críticos son los problemas del sueño durante la infancia. No poder dormir bien se traduce en problemas de desarrollo cognitivo y crecimiento perjudicado.

Uno de los problemas del sueño que pueden sufrir los más pequeños es la apnea del sueño en niños, una trastorno que, si bien es relativamente poco común, puede afectar tan seriamente a la salud de nuestros hijos que nos conviene conocerla muy bien. A continuación vamos a profundizar sobre qué es, sus causas, síntomas y tratamiento.

¿En qué consiste la apnea del sueño en niños?

El síndrome de apnea obstructiva del sueño (SAOS) en niños es un trastorno respiratorio del sueño que afecta aproximadamente al 2% de los infantes, especialmente entre los 2 y 5 años de edad. Este problema se caracteriza por episodios repetidos de obstrucción de las vías respiratorias mientras se duerme, pudiendo darse de manera parcial (hipopnea) o total (apnea).

Este trastorno suele deberse a un estrechamiento o bloqueo en las vías aéreas superiores mientras se duerme.

Debido a que el pequeño no puede respirar bien mientras duerme, sus pulmones no reciben suficiente oxígeno lo cual provoca que haya una reducción de este gas en sangre (hipoxemia), y también puede darse un incremento de la retención de CO2 (hipercapnia). Esta interrupción de la ventilación pulmonar puede repetirse hasta unas 400 veces cada noche, impidiendo que el afectado disfrute de un sueño profundo reparador.

No dormir bien por la noche a causa de que no se puede respirar bien afecta a la salud física y mental de adultos y niños, pero este problema trae consigo consecuencias diferentes según la edad. Mientras que en adultos con apnea suelen presentar somnolencia diurna, en el caso de los niños se manifiestan problemas de conducta, atención e hiperactividad, lo cual puede hacer que la apnea del sueño no sea adecuadamente diagnosticada pensándose que detrás del problema conductual del pequeño hay algún trastorno psicológico.

La causa de base en los adultos suele ser la obesidad, mientras que en los niños suele ser un problema en las adenoides y las amígdalas, sobre todo por agrandamiento de las mismas.

Sea lo que sea lo que lo cause, cabe destacar que puede perjudicar el desarrollo físico e intelectual de niños y niñas, motivo por el cual es tan importante el diagnóstico y tratamientos tempranos para así poder evitar cualquier complicación que afecte al desarrollo cognitivo y conductual de los pequeños.

Sintomatología

Los signos y síntomas que se pueden observar en el niño con apnea del sueño mientras está durmiendo son:

  • Ronquidos
  • Pausas en la respiración
  • Sueño agitado o intranquilo
  • Resoplidos, tos o atragantamiento
  • Respiración por la boca
  • Hipersudoración nocturna
  • Enuresis: orinar mientras duerme
  • Terrores nocturnos y pesadillas
  • Despertarse pronto
  • Sed excesiva al levantarse
  • Cefaleas matutinas

En bebés y niños todavía muy pequeños, la apnea obstructiva del sueño no se manifiesta siempre en forma de ronquidos. En su caso puede suceder que simplemente manifiesten una alteración del sueño y dificultades para tener un sueño reparador.

Apnea del sueño en la infancia

Estando despiertos, los niños con apnea del sueño pueden manifestar los siguientes problemas relacionados a su trastorno del sueño.

  • Bajo rendimiento escolar
  • Problemas de atención
  • Problemas de aprendizaje
  • Problemas de conducta
  • Poco aumento de peso (crítico en niños muy pequeños)
  • Hiperactividad
  • Retraso en el crecimiento

La apnea obstructiva del sueño en niños y niñas puede implicar múltiples complicaciones en la salud física y psicológica del afectado, entre las cuales podemos destacar retraso en el crecimiento, problemas cardíacos y la muerte.

Causas y factores de riesgo

La obesidad suele ser una causa común detrás de la apnea obstructiva del sueño en adultos. Sin embargo, en el caso de niños y niñas, a pesar de que esa es también una causa, la más común suele ser un agrandamiento de las amígdalas y las adenoides o vegetaciones, masas de tejido ubicadas en la parte posterior de la cavidad nasal.

También puede aparecer este problema del sueño a causa de anomalías craneofaciales y trastornos neuromusculares.

Además de la obesidad, entre los factores de riesgo para la apnea del sueño en niños tenemos:

  • Síndrome de Down
  • Anomalías en el cráneo o en la cara
  • Parálisis cerebral
  • Enfermedad neuromuscular
  • Enfermedad de células falciformes
  • Bajo peso al nacer
  • Antecedentes familiares de este trastorno del sueño

Diagnóstico

El diagnóstico de la apnea del sueño pediátrica es un tanto complicado, puesto que es necesario llevarlo a cabo mientras el afectado duerme. El médico revisará los síntomas y antecedentes médicos del niño y le realizará una exploración física estando despierto, incluyendo examen de cuello, boca y lengua para comprobar el estado de la amígdala y las adenoides.

Pero, como para detectar este problema es necesario ver cómo duerme el niño, el médico posiblemente indicará a los padres del afectado varias pruebas para diagnosticar la afección. Entre las pruebas usadas encontramos:

1. Polisomnografía

El médico evalúa la afección del niño o niña durante un estudio del sueño nocturno. En esta prueba se utilizan sensores puestos sobre todo el cuerpo para registrar la actividad de las ondas cerebrales, el patrón de respiración, los niveles de oxígeno, la frecuencia cardíaca, la actividad muscular y los ronquidos mientras el niño duerme.

2. Oximetría

En caso de que los pediatras tengan la sospecha de que el niño sufre apnea obstructiva, y no se requiera o no se disponga de una polisomnografía completa, un registro de los niveles de oxígeno mientras duerme podría ofrecer ayuda para confirmar el diagnóstico. La oximetría puede hacerse en casa.

3. Electrocardiograma

Para realizar un electrocardiograma es necesario colocar parches con electrodos conectados a una máquina que mide los impulsos eléctricos provenientes del corazón del niño. El equipo pediátrico puede usar esta prueba para determinar si el pequeño padece una enfermedad cardíaca que pudiera estar detrás de la apnea del sueño.

Tratamiento

Son dversas las opciones terapéuticas para tratar la apnea del sueño en niños. Cada caso requerirá de un tratamiento particular, siendo principalmente los siguientes.

1. Medicamentos

La vía farmacológica para tratar este tipo de apnea incluye los esteroides nasales tópicos, como fluticasona y budesonida, que pueden aliviar los síntomas de este trastorno del sueño en algunos niños con apnea obstructiva del sueño leve. En el caso de los niños con alergias el montelukast parece servir para aliviar los síntomas, tanto usándolo solo como con esteroides nasales.

2. Extirpación de las amígdalas y adenoides

Cuando el niño padece apnea del sueño moderada o severa, una de las opciones terapéuticas, aunque drástica, consiste en la extirpación de las amígdalas y las adenoides.

Este tipo de intervención recibe el nombre de adenoamigdalectomía y solo se recurre a ella cuando un otorrinolaringólogo considera que es la mejor opción de la que se dispone para mejorar la calidad de vida del pequeño, abriendo así las vías respiratorias.

3. Terapia de presión positiva en las vías respiratorias

En la terapia de presión positiva en las vías respiratorias se utilizan varias máquinas que soplan aire a través de un tubo y una mascarilla colocada sobre la nariz y/o la boca.

Esta máquina envía presión de aire hacia la parte posterior de la garganta del pequeño, para así mantener sus vías respiratorias abiertas. Esta opción es recurrida cuando los medicamentos o la extirpación de la adenoides y las amígdalas no han sido eficaces.

4. Dispositivos bucales

Otra opción son los dispositivos bucales, como aparatos dentales o boquillas, que pueden ayudar a expandir el paladar y los conductos nasales. También sirven para mover la mandíbula inferior y la lengua del niño hacia adelante, para que de esta forma las vías respiratorias superiores se mantengan abiertas. Cabe decir, igualmente, que son pocos los niños que obtienen beneficios con dispositivos bucales.

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