El aparato locomotor del ser humano es una verdadera obra de arte a nivel biomecánico, pues músculos, huesos y articulaciones trabajan en conjunto con la finalidad de obtener el mayor rango de movimiento y funcionalidad con el mínimo coste posible. Nuestro sistema osteoarticular está compuesto por 206 huesos, 360 articulaciones y más de 600 músculos esqueléticos, que permiten el movimiento voluntario de las extremidades y cabeza.
El esqueleto, por su parte, está compuesto por dos secciones diferentes: la axial y la apendicular. El sistema esquelético axial consiste en 80 huesos que definen el eje central humano, es decir, el cráneo, los huesos auditivos, el hioides, la reja costal, el esternón y la columna vertebral. Por otro lado, el esqueleto apendicular está compuesto por 26 huesos diferentes, que definen la anatomía y funcionalidad de nuestras extremidades.
Más allá del sistema óseo, el muscular reporta una variabilidad inusitada. Normalmente, dentro del segmento locomotor, solo englobamos a la musculatura estriada: aquella que se controla de forma voluntaria. Por ello, en esta temática nos dejamos fuera los músculos viscerales y el cardíaco, por ejemplo, pues estos se mueven sin que el ser humano sea del todo consciente de ello.
La cara y el cuello son unos de los subsistemas musculares más complejos del ser humano, pues nos permiten desde la comunicación hasta la deglución y la respiración, es decir, todo lo que nos define tanto como individuos como especie. En honor a este intrincado sistema, hoy te lo contamos todo sobre los músculos del cuello y sus particularidades.
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El cuello y sus funciones
A nivel fisiológico, el cuello no es más que el punto de unión entre la cabeza y el tronco. Esta estructura es el hogar del esófago proximal, la tráquea, la glándula tiroides y las paratiroides, además de servir como autopista nerviosa y sanguínea para que lleguen todos los nutrientes e información necesarios al cerebro.
Se trata de una parte integral del organismo humano y destaca por su complejidad, ya que presenta muchos planos y compartimentos diferentes.
La funcionalidad del cuello se puede dividir en distintos frentes y facetas. Estas son los siguientes:
- Digestiva: en el cuello se produce la deglución, o lo que es lo mismo, el paso de los alimentos desde la boca al estómago. El esófago funciona como vía intermedia.
- Fonatoria: en el cuello se encuentran las cuerdas vocales, consideradas como el corazón de la fonación humana. La vibración de estas cuerdas nos permite emitir sonidos.
- Respiratoria: desde la laringe a los bronquios, la tráquea se extiende con la finalidad de otorgarnos vía libre para el intercambio gaseoso con el medio ambiente.
- Auditiva: la tensión muscular en el cuello puede traducirse en problemas auditivos, pues las estructuras óticas están muy relacionadas con el cuello.
- Hormonal: la tiroides se encuentra en el cuello. Esta estructura glandular controla la frecuencia cardíaca, interviene en el metabolismo glucídico, mantiene la temperatura corporal y muchas cosas más.
Como puedes ver, el cuello es esencial para la supervivencia del ser humano, a nivel tanto fisiológico como hormonal y anatómico. Sin este puente de unión, sería imposible comunicar el centro de organización nerviosa (el cerebro) con el resto del cuerpo (tronco y extremidades).
Los músculos del cuello más importantes
Las estructuras del cuello están divididas en tres planos diferentes y bien diferenciados: el compartimento vertebral, el visceral y el vascular. A nivel muscular, se pueden detectar tres grupos funcionales bien diferenciados. Veamos cuáles son.
1. Triángulo anterior
Esta sección se ve definida por el borde anterior del músculo esternocleidomastoideo, el límite inferior de la mandíbula y la línea media del cuello propiamente dicho. Como su propio nombre indica, estos grupos musculares cubren la cara anterior del cuello, es decir, lo que se detecta al mirar “de frente” a un ser humano. A su vez, el triángulo anterior se divide en diversas subsecciones.
1.1 Músculos superficiales
Son los que se encuentran de forma más externa. Entre ellos, destaca el músculo esternocleidomastoideo, ubicado desde el manubrio esternal y el tercio medial de la clavícula hasta la apófisis mastoides y la línea nucal superior. Sus funciones incluyen la rotación contralateral de la cabeza, inclinación homolateral y flexión del cuello.
1.2 Músculos suprahioideos
Como su propio nombre indica, este grupo muscular se encuentra localizado por encima del hueso hioides y lo conectan con el cráneo. Como grupo, sostienen al hioides y suponen la masa muscular del suelo de la boca, permitiendo que hablemos, deglutamos y respiremos, entre otras muchas otras cosas.
En este grupo se engloban los siguientes componentes: músculo esternohioideo, músculo geniohioideo, músculo milohioideo, y las porciones anteriores y posteriores del músculo digástrico.
1.3 Músculos infrahioideos
La otra cara de la moneda, es decir, las secciones musculares localizadas por debajo del hueso hioides. Son 4 pares musculares en forma de bandas poderosas situados en la parte anterior del cuello, que responden a las siguientes designaciones: el músculo esternocleidohioideo, músculo esternotiroideo, músculo tirohioideo y músculo omohioideo.
Como hemos dicho, estos no son solo un músculo, sino que tenemos dos de cada uno, uno en cada “mitad” del plano sagital del cuello. Estos músculos tienen orígenes e inserciones diferentes, pero su función es única: movilizar al hioides en varias direcciones.
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2. Músculos laterales
Los músculos laterales son fácilmente palpables, así que te animamos a hacer la prueba por ti mismo a la hora de localizarlos. Están compuestos por tres pares musculares: el escaleno anterior, medio y posterior. Se originan en las vértebras cervicales CII a CVII, y encuentran su punto de inserción en las costillas 1 y 2.
Como podrás imaginar, la función principal de estos pares musculares es elevar la costilla primera y, además, nos permiten inclinar la cabeza hacia un mismo lado: si inclinas el cuello hacia el lado izquierdo, podrás notar al tacto la tensión de los escalenos del lado derecho (y viceversa). También son esenciales en el proceso de inspiración.
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3. Triángulo posterior
La sección posterior de los músculos del cuello está compuesta por aquellos grupos musculares que conectan el cráneo con la columna vertebral y la cintura escapular (escápulas y clavículas). De nuevo, diferenciamos varios subgrupos dentro de este conglomerado.
3.1 Capa superficial
Esta engloba al trapecio y los esplenios (capitus y cervicis). El más importante de todos es el trapecio, pues une prácticamente la totalidad del cuello con la espalda. Sus funciones principales son la elevación y rotación del omóplato, la estabilización de la escápula, producción de movimientos depresores y actúa como extensor de la cabeza y de la columna cervico-dorsal.
3.2 Capa profunda
La musculatura profunda del cuello posterior incluye a los músculos transversoespinales o transversoespinosos. Entre otras cosas, son los encargados de la estabilidad cérvico-craneal, pero no vamos a detenernos mucho en sus particularidades por la complejidad anatómica que encierran.
3.3 Capa “más” profunda (deepest layer)
También conocida como triángulo suboccipital, esta capa está compuesta por los siguientes tres músculos: músculo recto posterior mayor de la cabeza (superior y medial), músculo oblicuo superior de la cabeza (superior y lateral) y músculo oblicuo inferior de la cabeza (inferior y lateral).
Por este conglomerado muscular pasan la arteria vertebral, el arco posterior del Atlas (la primera vértebra cervical, C1) y el nervio suboccipital. Su función más clara es otorgarle una función motora fina a la cabeza y cuello.
Resumen
Como puedes ver, los músculos del cuello se dividen en siete secciones totales: tres del triángulo anterior, una lateral (a cada lado del cuello) y tres del triángulo posterior. Sus funcionalidades son muy variadas, pues estas van desde la deglución hasta la fijación estructural, pasando por el habla, la respiración, la producción de movimiento y otras muchas cosas más.
La cabeza es tan versátil a nivel postural gracias a estos grupos musculares, así que sin ellos, algo tan sencillo como girar la cabeza para evitar un peligro sería imposible. Como agolpamos casi todos nuestros centros sensitivos en la región cefálica, es esencial que esta pueda ser capaz de adoptar distintas posturas y movimientos, con la finalidad de recibir el máximo de información posible para responder adecuadamente a las presiones ambientales.
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