En las últimas décadas el estilo de vida que llevamos ha sufrido grandes modificaciones. Nuestra calidad de vida ha aumentado, disfrutamos de más comodidades y tareas que antes requerían grandes esfuerzos se han vuelto sencillas gracias a la tecnología. Por otro lado, la introducción de las pantallas en nuestro día a día nos ha vuelto menos tendentes a la socialización y a la salida al exterior.
Esto ha conllevado un nivel de actividad física mucho menor, hasta el punto de que muchas personas pasan toda su jornada sentadas frente a un ordenador sin ni siquiera cumplir con las recomendaciones mínimas de la Organización Mundial de la Salud respecto al movimiento. El sedentarismo no es el mejor aliado para nuestra salud. De hecho, un estilo de vida sin movimiento alguno se asocia con diferentes riesgos para nuestro estado físico y mental. En este artículo hablaremos de ellos.
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¿Qué entendemos por sedentarismo?
Lo cierto es que no hay una definición concreta de lo que es el sedentarismo. En términos generales, este podría considerarse como la ausencia de actividad física practicada de manera regular. En el caso de Europa, se estima que más de la mitad de la población lleva una vida poco activa, con movimiento insuficiente para cumplir con los mínimos requeridos para una buena salud.
Si estás pensando que una vida activa es sinónimo de pasarse el día en el gimnasio, te equivocas. Lo cierto es que con media hora diaria de ejercicio en intensidad moderada ya se pueden obtener beneficios considerables, mejorando la salud mental y reduciendo el riesgo de sufrir distintas patologías como la diabetes, la obesidad o diferentes tipos de cáncer. Añadido a esto, el movimiento habitual ayuda a mantener el sistema locomotor en forma, mejorando la capacidad física y el funcionamiento en jóvenes y mayores.
Como ya adelantamos, el estilo de vida que la mayoría de nosotros llevamos se ha vuelto marcadamente sedentario. La industrialización y la informatización han reducido notablemente el esfuerzo físico que los humanos deben realizar en diferentes trabajos y procesos. Hoy en día, son muchas las personas que se dedican a empleos de oficina, en los que no hay ningún tipo de requerimiento físico. El teletrabajo ha eliminado incluso el desplazamiento, lo que reduce notablemente las opciones de movimiento a lo largo del día.
Peligros del sedentarismo para la salud física y mental
Lo cierto es que el sedentarismo implica una serie de riesgos para la salud física y mental. A continuación, vamos a comentar algunos de ellos.
1. Riesgo de enfermedad cardiovascular
Cuando una persona lleva una vida sedentaria, aumenta notablemente su riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular, así como de padecer hipertensión arterial.
2. Muerte prematura
Se estima que las personas que llevan una vida sedentaria poseen un 20% más de probabilidad de fallecer de manera prematura. En otras palabras, no tener actividad física puede reducir la esperanza de vida.
3. Menopausia difícil
La menopausia se define como un período fisiológico en la vida de la mujer en el que tienen lugar importantes cambios hormonales. Esto da pie a la interrupción de la menstruación, aunque este proceso suele ser progresivo. Típicamente, la menstruación se vincula con síntomas como sofocos, aumento de peso, pérdida de la líbido, períodos irregulares, sudores nocturnos, etc. Aunque todas las mujeres pasan por esta situación inevitablemente, parece que aquellas con un estilo de vida activo viven esta transición de manera más liviana, mientras que las que llevan una vida sedentaria suelen tener síntomas más intensos.
4. Trastornos del sueño
La vida sedentaria también puede interferir en la calidad de nuestro descanso. Generalmente, la inactividad durante el día puede conducir a problemas para conciliar el sueño adecuadamente por las noches.
5. Niveles altos de estrés
Una vida sin movimiento suele vincularse con mayores niveles de estrés. El ejercicio físico es el mejor ansiolítico natural, ya que nos permite desconectar, liberar energía y sustancias en el organismo que mejoran nuestro estado de ánimo general. Renunciar a estos ratos de movimiento puede hacernos más vulnerables al estrés, especialmente en momentos en los que pasamos por algún desafío o dificultad.
6. Letargo
Una vida activa nos permite mantenernos motivados, con fuerza y energía para afrontar lo que se nos ponga por delante. Por el contrario, el sedentarismo suele volvernos más letárgicos, desganados y perezosos. Una vez que entramos en la espiral de la inactividad, todo se nos suele hacer cuesta arriba, nos resulta más difícil encontrar las ganas de hacer cosas, cumplir con nuestras actividades, salir, etc.
7. Aislamiento
Cuando hacemos ejercicio solemos estar más abiertos a salir al exterior, relacionarnos y mantenernos activos. Sin embargo, el sedentarismo puede dañar nuestra salud mental, ya que promueve el aislamiento. Si no realizamos ningún tipo de actividad, es fácil caer en la espiral de quedarnos en casa, evitando cada vez más hacer salidas, planes, quedadas….
8. Obesidad
La falta de ejercicio puede contribuir al desarrollo de obesidad. Esto puede vincularse con diferentes problemas de salud derivados del exceso de peso.
Cómo implementar un estilo de vida más activo
Puede que al leer estas líneas te sientas identificado con un estilo de vida sedentario. Si crees que no te estás moviendo lo suficiente y te gustaría tener más actividad en el día a día, a continuación veremos algunas claves que pueden ayudarte a mejorar en este sentido.
1. Camina siempre que sea posible
Es posible que estés recurriendo al coche en situaciones en las que quizá no es necesario. Muchas veces, la comodidad nos hace recorrer distancias cortas y asequibles a pie en algún transporte, lo que reduce nuestro movimiento a lo largo de la jornada. Si no vives lejos de tu trabajo, puede que te ayude recorrer esa distancia hasta la oficina caminando. Esto te permitirá, además, disfrutar de algo de aire libre y reducir las emisiones contaminantes para el medio ambiente.
2. Realiza estiramientos y pausas
Si trabajas muchas horas frente al ordenador, es posible que termines la jornada agarrotado. Mejorar tu movilidad es posible si realizas pausas cada cierto tiempo y aprovechas ese momento para hacer algún estiramiento.
3. Redescubre el movimiento
Muchas personas asocian el movimiento con el hecho de hacer intensos entrenamientos. Sin embargo, esto no tiene por qué ser así. Si no te consideras alguien amante del ejercicio, puede que simplemente no hayas localizado aquello que te produce disfrute. El movimiento no se puede conseguir únicamente yendo al gimnasio, también es posible a través del baile, los paseos con tu mascota o el senderismo por la naturaleza. Piensa en aquello que encaja más contigo y dale una oportunidad.
4. Si tienes poco tiempo, haz rutinas en casa
Muchas personas afirman no moverse porque no tienen tiempo para hacerlo. Cierto es que muchas veces sacar tiempo para el deporte es complicado cuando tenemos muchas responsabilidades en el día. Aunque lo ideal es hacer ejercicio en el exterior, puede que te ayude hacer algunas rutinas rápidas desde casa. Para ello puedes buscar en internet o recurrir a distintas apps.
5. Dale al descanso la importancia que merece
Mantener un estilo de vida activo no significa pasarse el día sin parar. Hacer ejercicio es incompatible con la ausencia de descanso, por lo que reservar tiempo para saber hacer una pausa y recargar pilas es esencial. El descanso permite recomponerse para mantener la energía y la motivación. Sin descanso, el movimiento excesivo deja de ser algo beneficioso y se convierte en un agente tan dañino como el propio sedentarismo.
6. Pon a punto tu hogar
Como ya comentamos, hacer ejercicio es posible de muchas formas. Cuando hay falta de tiempo, convertir tareas cotidianas en una oportunidad de movimiento es una gran idea. El mejor ejemplo lo encontramos en las tareas domésticas. Aunque a priori no lo parezca, limpiar, ordenar y cuidar de tu espacio en casa es una manera de moverse. Además, tener en orden tu casa también te brindará mucha serenidad mental.
Conclusiones
En este artículo hemos hablado acerca de algunos riesgos asociados a un estilo de vida sedentario. La falta de movimiento en la vida diaria se víncula con peligros para el estado físico y mental. Sin embargo, los cambios en la sociedad no han hecho más que aumentar la tendencia de las personas a la inactividad y el aislamiento. Actualmente, más de la mitad de la población europea no cumple con los mínimos recomendables en materia de ejercicio físico, lo que se traduce en mayores riesgos para la salud de la sociedad en su conjunto.
Una falta de ejercicio y movimiento habitual puede aumentar el riesgo de muerte prematura, problemas de salud mental, trastornos del sueño, niveles altos de estrés, aislamiento, obesidad, etc. Ante esta situación, es recomendable adoptar algunas medidas para empezar a tener un estilo de vida más activo. Ejemplo de ello puede ser caminar siempre que sea posible al ir al trabajo, realizar estiramientos de vez en cuando al estar sentado, buscar formas de movimiento acordes a nuestros gustos, saber descansar, hacer rutinas de ejercicio en casa si hay poco tiempo libre y realizar las tareas domésticas.
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