Se sabe que los deportes de contacto como el rugby, el boxeo o el hockey sobre hielo, en caso de no tomar la debida protección, pueden dañar nuestro cerebro por culpa de los golpes que se reciben en ellos.
Muchos jugadores de estos deportes han llegado a desarrollar demencias y trastornos mentales asociados a lesiones cerebrales que han provocado todo tipo de síntomas psiquiátricos al final de su vida.
Aunque el balompié no es un deporte considerado de contacto, su popularidad ha hecho preguntarse si puede suponer problemas para nuestro encéfalo, puesto que también se reciben impactos en la cabeza. ¿Es malo para el cerebro jugar a fútbol? Esta es la cuestión que vamos a responder a continuación.
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¿Es malo para el cerebro jugar a fútbol?
La práctica de deporte ha sido siempre recomendada. Toda actividad deportiva es saludable, potenciadora de nuestra salud física y mental puesto que, además de mantenernos en buena forma, ser activo físicamente es un factor de protección ante trastornos mentales como la depresión o la ansiedad y, también, ayuda a prevenir la aparición de enfermedades cerebrales como las demencias.
Pero pese a sus ventajas, la práctica de deportes de contacto como lo son el rugby, el hockey sobre hielo o el boxeo se ha asociado a lesiones a nivel cerebral y, a largo plazo, a enfermedades neurodegenerativas. No es que estos deportes sean malos para nuestra salud, sino que si son practicados de una forma poco responsable y precavida pueden suponer conmociones cerebrales que acaben en daño cerebral.
El fútbol (el europeo, el balompié de toda la vida) es sin lugar a dudas el deporte rey. Es practicado a nivel mundial y, si bien hay países en los que no tiene tanta fama, prácticamente casi todas las naciones del mundo tienen su propia selección nacional de este deporte. Pese a que no es un deporte de contacto, su popularidad y el hecho de que a veces se den pases con la cabeza ha hecho preguntarse a muchos si es malo para el cerebro jugar a fútbol.
Al igual que sucede con los deportes de contacto, no es que en sí mismo el fútbol sea malo. La práctica de cualquier deporte es saludable pero todos ellos implican ciertos riesgos que, si se toman las medidas de seguridad oportunas, los posibles daños que se puedan sufrir a causa de impactos en la cabeza serán más leves. En caso de darse, será necesario hacer un seguimiento del futbolista afectado para asegurarse de que su daño neurológico no vaya a más.
Por fortuna, para evitar la gravedad asociada a estos golpes, muchos deportes profesionales han ido aprobando el uso de equipos de protección reglamentarios, además de seguir unas normas y jugar de forma adecuada para evitar daños. Sin embargo, el fútbol no se caracteriza por tener protección para el cráneo, a pesar de que se usa la cabeza para lanzar el balón que, de hacerse con mucha fuerza, puede suponer un problema para nuestro cerebro.
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La encefalopatía traumática crónica
A lo largo del siglo XX se ha ido relacionando cada vez más los impactos en la cabeza producidos durante la práctica de deportes con demencias, enfermedades cerebrales y trastornos mentales. Uno de los primeros términos usados que relacionaba deportes de impacto con daño cerebral era la demencia pugilística, identificada por primera vez en los jugadores de boxeo aunque más tarde su diagnóstico se extendería a otros deportes de contacto.
Hoy en día este término ya no está en uso, siendo sustituido por el de encefalopatía traumática crónica, que se trata de una condición neurodegenerativa en la que el cerebro del afectado tiene tal daño debido a los golpes que ha recibido en vida que se induce a varios cuadros psiquiátricos. Es esta condición degenerativa considerada como la principal culpable de que los atletas profesionales de deportes de contacto tengan tasas de mortalidad por demencia más altas que la población normal.
La innumerable cantidad de veces que boxeadores, jugadores de rugby, hockey y fútbol americano reciben golpes en la cabeza, a pesar de tener protección, es presumiblemente la responsable de que presenten un mayor riesgo de padecer enfermedades neurodegenerativas, como la enfermedad de la motoneurona o Parkinson.
La encefalopatía traumática crónica solo se puede diagnosticar post mortem. En vida, el afectado por esta destrucción cerebral manifiesta un amplio abanico de síntomas. Problemas de memoria, irritabilidad, trastornos del estado de ánimo, ataques de ira, abuso de sustancias, disfunciones ejecutivas y demás problemas son los que marcan el día a día de muchos atletas retirados que en sus últimos años entran en una vorágine de problemas psiquiátricos.
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¿Son importantes las conmociones cerebrales en el fútbol?
A diferencia de lo que pueda parecer, el cerebro no es de goma, sino de gelatina. Es un órgano tremendamente blando que, a pesar de estar protegido por una dura pared de hueso craneal, no se salva de verse dañado cuando hay un golpe muy fuerte. El cerebro se encuentra flotando en líquido cefalorraquídeo, lo que lo dota de cierta libertad de movimiento que, cuando hay un impacto craneal, hace que rebote dentro del cráneo, pudiendo darse lesiones corticales.
Basta con una caída o un duro golpe en la cabeza para que nuestro cerebro se golpee contra las paredes del cráneo y se formen hematomas cerebrales, desgarros en los vasos sanguíneos, lesiones en los nervios o una pérdida del funcionamiento normal del cerebro tanto a corto como largo plazo. Estas caídas y golpes de cabeza suelen darse en los futbolistas con posiciones de campo, quienes pueden pasar la pelota con la cabeza o chocar entre sí y cayendo recibiendo un duro golpe en la cabeza.
En el fútbol las caídas y los golpes en la cabeza son más bien anecdóticas, poco comunes si se comparan con deportes de contacto. Cierto que a más de un futbolista profesional le han tenido que retirar del campo por un mal golpe, pero no son algo frecuente y, si se descansa una vez se han sufrido, dejando al cerebro tiempo para recuperarse, estos impactos difícilmente se van a convertir en una demencia futura.
No obstante, existen casos de futbolistas profesionales cuya muerte está asociada a haber recibido muchas conmociones cerebrales. Un ejemplo de ello es el exfutbolista inglés Jeff Astle (1942-2002), jugador del West Bromwich. Willie Steward, médico británico, indicó en un informe que Astle, quien murió con Alzheimer a los 59 años, presentaba encefalopatía traumática crónica resultado de las innumerables conmociones cerebrales que debió sufrir en vida. Jeff Astle era conocido como un experto en el pase de la pelota con la cabeza.
Pese al caso de Astle, todo parece indicar que los traumatismos cerebrales graves son poco comunes en el fútbol, aunque sí importantes. Cabe decir que la probabilidad de padecerlos varía según la posición que se tenga en el campo, siendo los jugadores con menor riesgo de padecer conmociones cerebrales los porteros con un riesgo equivalente a un tercio del riesgo que presentan el resto de jugadores, quienes corren de aquí para allá y pueden chocarse los unos contra los otros.
En un reciente estudio llevado a cabo por el grupo de Emma R. Russell y colegas (2021) se encontró que el riesgo de presentar una enfermedad neurodegenerativa era unas 3,5 veces mayor en ex-futbolistas profesionales que en la población general. Se encontró también que el riesgo era mayor entre todas las posiciones de jugadores de campo, siendo la más alta entre los defensas que tuvieron un riesgo 5 veces mayor en comparación con la población general. Había correlación entre las posibilidades de presentar demencias y lo larga que era la carrera profesional del futbolista.
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¿Cuáles son los signos y los síntomas de una conmoción cerebral?
Son varios los signos y síntomas que nos pueden indicar que estamos padeciendo una conmoción cerebral mientras jugamos a fútbol. Los síntomas de una conmoción cerebral no siempre aparecen inmediatamente después de darse el impacto, por eso es conveniente ir con cuidado y valorar lo fuerte que ha sido el golpe. Entre la sintomatología asociada a una conmoción cerebral y que deberían preocuparnos tenemos:
- Dolor de cabeza
- Mareos, náuseas y vómitos
- Problemas de equilibrio o de coordinación
- Visión borrosa
- Habla poco fluida, arrastrando palabras y diciendo cosas sin sentido
- Confusión y aturdimiento
- Falta de concentración e incapacidad para tomar decisiones
- Problemas de memoria
- Problemas de sueño: somnolencia, dificultades para conciliar el sueño, insomnio…
- Dormir más o menos que de costumbre
- Ansiedad e irritabilidad
- Síntomas depresivos
Muchos de estos síntomas coinciden con los propios de la encefalopatía traumática crónica, solo que en este caso aparecerían tras un golpe ocasional en el campo de juego. Igualmente, para evitar que esto evolucione en una encefalopatía a largo plazo es conveniente descansar por un tiempo, volviendo a jugar a fútbol solo cuando un profesional cualificado nos lo recomiende tras haber revisado nuestro estado de salud mental.
Las conmociones cerebrales son muy delicadas y, aunque es posible que quien la ha sufrido tenga la sensación de que ya se encuentra mejor, toda precaución es poca. Puede que ya no le duela la cabeza o le dé la sensación de que habla fluidamente, pero quizás sigan existiendo problemas de coordinación, equilibrio y velocidad de pensamiento. Solo un médico lo podrá saber con seguridad.
Pero pese a esto que es hasta de sentido común, lo cierto es que muchos jugadores, tanto de fútbol como de otros deportes, tienen miedo de defraudar a su equipo o entrenador, sintiéndose presionados a volver a hacer deporte aunque todavía no estén recuperados. Es por este motivo que en la mayoría de las ligas regladas y profesionales de deportes como el fútbol, el rugby, el baloncesto y demás hay normas sobre cuándo pueden volver a hacer deporte los jugadores que han sido diagnosticados de conmoción cerebral.
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¿Cómo prevenir las conmociones cerebrales en el fútbol?
Llegados a este punto, podemos entender que la respuesta a si es malo para el cerebro jugar a fútbol es un “depende”. Depende de cómo juguemos a este deporte, de si tomamos las medidas oportunas para prevenir que las conmociones cerebrales, en caso de darse, vayan a más.
Si nos protegemos, seguimos las reglas y nos comportamos con deportividad y de forma calmada, todo lo que nos supondrá jugar a fútbol será pasar un buen rato con nuestros amigos a la vez que hacemos actividad física, beneficiosa para nuestra salud.
A continuación vamos a ver algunas formas de prevenir las conmociones cerebrales, tanto en el fútbol como en cualquier otro deporte, con o sin contactos comúnmente.
1. Usar el equipo adecuado
Es de vital importancia usar el equipo adecuado al practicar cualquier tipo de deporte, no solamente fútbol. En el caso de este deporte es cierto que no hay cascos o protectores de cabeza, porque de normal no se espera recibir un gran impacto en el cráneo.
Sin embargo, dado que los pases también se pueden hacer con la cabeza, es fundamental que la pelota sea de buena calidad, no demasiado dura ni tampoco demasiado vieja.
No se puede prevenir por completo las conmociones cerebrales porque siempre habrá caídas y golpes, pero al menos el material adecuado ayuda a prevenir lesiones graves.
2. Jugar de forma segura
Siempre es preferible pasar la pelota con los pies que no con la cabeza, aunque el juego lo permita. No corras riesgos innecesarios y trata de priorizar siempre el uso de las piernas, limitando los pases con la cabeza.
Además, juega con deportividad, no empujes ni intentes hacer caer a los jugadores del equipo rival porque aunque creas que el impacto lo vayan a recibir ellos, puede que al hacer trampa también recibas parte del impacto tú también.
3. Parar cuando es necesario
Si te lesionas la cabeza al jugar a fútbol, deja de jugar inmediatamente. El entrenador debería saber cuándo uno de los jugadores no debería seguir jugando para evitar lesiones graves.
En caso de que sea un partido sin entrenador, entre amigos y amistoso, hazlo por ti mismo. Tu salud está por encima del resultado del partido y no debes correr el riesgo de lesionar la cabeza por segunda vez.
Una segunda lesión en el cerebro puede implicar la aparición del síndrome del segundo impacto que, aunque es poco frecuente, puede causar daño cerebral permanente e, incluso, la muerte.
Si te notas un poco mareado, pide a un amigo u otro jugador que te vigile sentándose a tu lado por unos minutos y que, en caso de ser necesario, te acompañe a urgencias para asegurarte de que no hay lesión cerebral grave.
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