La sangre, el tejido conectivo líquido que circula por capilares, venas y arterias de los vertebrados, es una de las bases principales de la vida de los seres pluricelulares.
Este fluido se encarga de permitir la defensa localizada ante infecciones, de participar en el transporte de nutrientes y oxígeno hacia las células, de modular la termorregulación corporal, de transportar hormonas, enzimas y otras sustancias y, por último (pero no menos importante), de los procesos de coagulación y cicatrización.
En este último terreno, las plaquetas o trombocitos son importantísimos. Estos fragmentos citoplasmáticos sin núcleo (derivados de los megacariocitos) viajan al lugar de cualquier lesión que esté perdiendo sangre, se apilan en la zona fracturada del vaso sanguíneo formando un tapón plaquetario y la hemorragia cesa. Este mecanismo, junto a otros muchos, impide que tenga lugar el shock hemorrágico.
Sin la existencia de las plaquetas, los seres humanos moriríamos tras cortes o traumatismos severos que provocan la pérdida de sangre, pues eventualmente, el corazón se quedaría sin líquido que bombear y se produciría la defunción en poco tiempo. Siguiendo este tren de pensamiento, lo más natural es preguntarnos qué pasa cuando un ser humano no presenta las concentraciones adecuadas de plaquetas o trombocitos en sangre. Aquí veremos en qué consiste la trombocitopenia.
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¿Qué es la trombocitopenia?
La trombocitopenia es una afección caracterizada por un conteo plaquetario bajo en la sangre del paciente. En condiciones de normalidad, el torrente sanguíneo transporta entre 140.000 y 440.000 unidades plaquetarias por microlitro (μl) de sangre. Cuando este valor cae por debajo de 50.000 plaquetas por μl, se pueden producir hemorragias tras lesiones relativamente menores, como un raspón o un estresor mecánico superficial. Por debajo de las 10.000 plaquetas por μl, las hemorragias pueden producirse incluso sin lesiones y la vida del paciente corre peligro.
En general, se estipula que una trombocitopenia es tal cuando la cantidad de trombocitos o plaquetas circulantes en sangre es menor a 100.000 unidades por μl o milímetro cúbico (mm3).
Una de sus variantes, la trombocitopenia inmune, presenta una prevalencia anual de un adulto enfermo por cada 62.000-25.000 habitantes, dependiendo del género. Aunque la destrucción de las plaquetas por el sistema inmunitario no es la única causa posible, este dato nos demuestra que la trombocitopenia no es común en la sociedad general.
Posibles causas
Existen varios motivos por los cuales el conteo plaquetario en la sangre del paciente puede ser anormalmente bajo. A continuación encontrrás un resumen.
1. Producción baja de plaquetas
Las plaquetas son sintetizadas en la médula ósea, por la fragmentación en los bordes citoplasmáticos de los megacariocitos (las células precursoras). De todas formas, diversas condiciones pueden truncar la producción plaquetaria en el interior de los huesos largos (además de vértebras, costillas y otras estructuras óseas especializadas).
Por ejemplo, en la anemia aplásica, las células madre de la médula ósea están dañadas y, como resultado, el tejido medular está vacío (aplásico) o contiene muy pocas células (hipoplásico). Los tratamientos con quimioterapia, radioterapia, la exposición a sustancias químicas tóxicas, el uso de algunos medicamentos, las infecciones virales, factores no conocidos o ciertos trastornos autoinmunes pueden propiciar esta condición.
2. Destrucción elevada de las plaquetas
En condiciones normales, las plaquetas son eliminadas por los macrófagos del sistema retículoendotelial, tras unos 8 o 10 días en el torrente sanguíneo. En la trombocitopenia inmune ya citada, el sistema inmunitario del paciente produce anticuerpos que se adhieren a las membranas de las plaquetas y megacariocitos, señalizándolos. Esto provoca que las células inmunitarias terminen destruyendo a las plaquetas y sus precursores, aunque en realidad no supongan ninguna amenaza para el organismo.
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3. Acumulación excesiva de plaquetas en el bazo
El bazo es un órgano esencial en el sistema circulatorio, pues se encarga de filtrar y destruir las células sanguíneas dañadas, prevenir infecciones (maduración de linfocitos) y almacenar glóbulos rojos y plaquetas.
Cuando el bazo se agranda por ciertas infecciones, cirrosis, cánceres, anemias y algunos trastornos metabólicos, se produce una retención plaquetaria que puede ser patológica. En una situación normal, el bazo almacena del 35 al 40% de las plaquetas del cuerpo, pero en caso de esplenomegalia, este valor puede aumentar a un 80%.
Síntomas de la trombocitopenia
Como has podido comprobar, la trombocitopenia puede ocurrir por falta de síntesis de plaquetas, un ataque autoinmune mal dirigido o por una acumulación de estos fragmentos celulares en el bazo. Más allá de la etiología y del patrón que ha provocado el surgimiento de la enfermedad, la sintomatología es similar en todos los casos, dependiendo más del conteo plaquetario que del agente causal.
Como podrás imaginar, los primeros signos de la enfermedad serán hematológicos, sobre todo a nivel superficial y visible. Uno de los más evidentes son las petequias, pequeñas lesiones de color rojo formadas por la extravasación de los glóbulos rojos cuando se daña un capilar sanguíneo. Se parecen a sarpullidos y pueden surgir en agrupadas en zonas, como las piernas o el abdomen.
De todas formas, cabe destacar que los pacientes con más de 50.000 plaquetas por mililitro de sangre rara vez muestran síntomas, mientras que los que tienen menos de 20.000 en la misma cantidad de líquido son proclives a sufrir sangrados espontáneos. Entre medias de ambos valores límites, encontramos síntomas como la tendencia a la formación de hematomas púrpuras, el sangrado de las encías o nariz sin razón aparente, menstruaciones demasiado abundantes, sangrado anormal tras un corte y muchas cosas más.
Por otro lado, cuando el conteo plaquetario es menor a 10.000 plaquetas por microlitro, pueden tener lugar sangrados internos esporádicos. Si estas hemorragias se producen en el entorno cerebral, el paciente puede perder la vida rápidamente.
Tratamiento
Si el conteo plaquetario es menor a 100.000 unidades por microlitro pero se encuentra cerca de este valor, se toma un enfoque conservador y se suele esperar y monitorizar al paciente. El tratamiento comienza cuando el número de plaquetas se sitúa entre 20.000 y 30.000 por μl o menos.
Como método “salvavidas” inicial en los casos más graves, se realizan transfusiones de plaquetas. Existen concentrados plaquetarios que se pueden recetar a pacientes trombocitopénicos como medida profiláctica, sobre todo cuando el conteo plaquetario es menor a 10.000 unidades por microlitro de sangre. De todas formas, esto aborda la sintomatología inmediata, pero no trata el agente etiológico subyacente.
Para acabar con un cuadro de trombocitopenia, es necesario categorizarla dentro de las categorías antes nombradas. Si el problema es la baja producción de plaquetas por falta de células madre hematopoyéticas (anemia aplásica), se puede recurrir a la transfusión de estos cuerpos celulares precursores. De todas formas, este proceso es muy delicado, ya que hay que buscar donantes compatibles y el cuerpo puede rechazar el trasplante. Si se produce un rechazo, la vida del paciente puede correr grave peligro.
Si la causa es un ataque autoinmune mal dirigido, el fármaco de elección suele ser la prednisona, un corticosteroide sintético que se toma usualmente de forma oral. Este medicamento actúa como supresor del sistema inmune, lo cual permite al número de plaquetas restaurarse. Aunque es muy eficaz, pone en riesgo al paciente de sufrir infecciones.
Por último, si la causa es la esplenomegalia, se puede recurrir a una esplenectomía o extirpación (total o parcial) del bazo. Esta operación evitará que se produzca una acumulación anormal de plaquetas en el bazo, pero de nuevo, esto predispone al paciente a sufrir infecciones graves a largo plazo.
Resumen
Como has podido ver, la trombocitopenia es una entidad clínica compleja de abordar, pues además de tratar la falta de plaquetas en sangre, es necesario abordar la causa subyacente. Si por ejemplo se debe a la toma de un medicamento, la solución es fácil: parar el tratamiento y tomar otra ruta. Por otro lado, si la causa es falta de células madre o esplenomegalia, la cosa se complica bastante.
De todas formas, cuanto antes se detecte la condición, antes se podrá abordar y se evitarán problemas graves a largo plazo. Si te has visto reflejado/a en la sección de síntomas, no dudes en acudir al médico con presteza. La trombocitopenia se puede tratar, siempre y cuando el paciente se ponga en manos de un profesional.
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